"Hay que ser escépticos y dudar de todo, eso hace difícil el discernimiento. ¿Cómo sé yo qué es real y qué no?"
"Si este mail llega, abramos una botella de champaña", fueron las primeras palabras que se transmitieron en el año 1985 vía correo electrónico. José Miguel Piquer era parte del equipo que envió el mensaje desde el Departamento de Ciencias de la Computación de la Universidad de Chile, hasta el Departamento de Ingeniería Informática de la Universidad de Santiago. "En esa época yo era aún estudiante, las redes no existían, los computadores eran independientes unos de otros, usábamos un disquete como forma de intercambiar archivos, así es que eso de conectar un computador de forma directa con otro a distancia y poder mandarse mails fue muy motivante, ya que era algo novedoso. Hicimos un primer experimento y fue bien bonito porque funcionó a la primera".
Doctor en Computación de la Ecole Polytechnique de París y director de Servicios de Tecnologías de la Información y Comunicaciones de la Universidad de Chile, Piquer fue el responsable, además, de inscribir el dominio .CL en 1987 y de la primera conexión a Internet en 1992.
Junto a la abogada y Fundadora del Instituto Chileno de Derecho y Tecnologías, Lorena Donoso, y la doctora en computación e Investigadora Asociada del Instituto Milenio de Fundamentos de los Datos, Bárbara Poblete, dialogarán en el Festival Puerto de Ideas acerca del impacto de la masificación de las redes sociales: ¿Debemos regular estas redes para evitar su mal uso? ¿Habría que censurar sus contenidos? ¿Cómo mantener la libertad de expresión al mismo tiempo que cuidamos la verdad? La cita es el sábado 10 de noviembre, en el Teatro Condell de Valparaíso, cuya entrada tiene un valor de $ 2 mil.
- Cuando hicieron el primer envío de un mail en Chile, ¿pensaron que el crecimiento de Internet quedaría vinculado a la academia?
- Así es. Era una red universitaria, para nosotros era como un laboratorio de experimentación, así es que para mí siempre ha resultado impresionante que hoy Internet sea una palabra de uso común.
Piensa que el año 85 mandamos el primer mail, luego, recién el 2000 un Presidente dijo "Internet" en su discurso del 21 de mayo, es decir, era una palabra que ya se podía usar en política, y hoy en día ya es de uso de casi toda la ciudadanía. El golpe masivo en la sociedad fue a comienzos de siglo y ha tenido un impacto importante.
Quizás no hemos tenido tiempo para darnos cuenta, pero la diferencia, por ejemplo, de lo que significa ir a buscar información a la biblioteca comparado con ir a buscarla en Google no tiene ni una comparación, es un universo totalmente distinto. El hecho que puedas hacer investigación de punta en Chile o en Sudáfrica es algo notable que nos ha afectado a todos en nuestra vida cotidiana. La cultura ha cambiado y la sociedad ha cambiado.
Pero también es cierto que lo más importante está por venir, estamos al borde de una revolución que es mucho más profunda y fundamental que lo que solemos creer, parecido al invento de la agricultura en la humanidad, cosas que cambiarán radicalmente la forma en que la sociedad va a seguir siendo a futuro. Estamos recién al comienzo de este cambio.
- ¿Y qué características tendría esa revolución?
- Me es difícil predecir cuál va a ser esa revolución y cómo vamos a vivir en 20 años más, pero sí estoy convencido que así será. Si piensas, hace 20 años nuestras vidas eran más o menos parecidas a como son hoy, tanto no han cambiado, a pesar de que el acceso a la información y las tecnologías son muy distintas. Tengo la impresión de que en 20 años más no vamos a estar viviendo de la misma forma.
Algunos ejemplos son los vehículos autónomos: si logramos que se manejen solos en un mundo donde el tráfico será autónomo, se eliminarán los accidentes y toda la problemática de transporte. Imagina cómo eso cambiaría nuestras vidas. El hecho ya de tener un auto propio no tendría tanto sentido, sería más como un Uber autónomo.
¿Qué pasaría con los buses, con los taxis, los estacionamientos, la industria automotriz entera? Quizás necesitemos un 30% de los vehículos que hoy tenemos, porque un porcentaje está estacionado sin hacer nada. Si tenemos vehículos útiles quizás vamos a reducir una industria completa. Ese tipo de revoluciones están en el corazón de lo que hacemos cotidianamente.
Otro ejemplo es la educación: si vamos a tener nuestras clases grabadas y online, con acceso a ese material y tomar exámenes a distancia y clases, la verdad es que la necesidad del campus universitario y salas de clases empieza a achicarse.
- Otro espacio que ha modificado el avance en Internet es la oficina. Usted has dicho que es cuestionable tener una hoy en día si se trabaja teledirigidamente y la oficina va con nosotros a todos lados. Sin embargo, estas nuevas formas nos copan otros ámbitos de la vida…
- Exacto y eso tiene una relación muy fuerte con las redes sociales, otro espacio que nos copa mucho la vida. En el fondo, tu conectividad al mundo laboral y social está siempre contigo. Veinte años atrás tú tenías tus espacios muy demarcados, la oficina era donde ibas a trabajar y ahí no había acceso a la familia, amigos ni redes sociales. En el día trabajabas y en la noche dormías. Era una forma de vida con tiempos fragmentados.
Hoy, al tener el celular en la punta de los dedos siempre podemos estar hablando con alguien o estar trabajando, o estar en la playa trabajando y todo esto al mismo tiempo. La administración del tiempo se ha vuelto algo muy dramático, porque es una batalla constante. La atención entre el trabajo y la carrera versus la familia y los amigos siempre ha sido difícil de controlar y hoy en día se vuelve insoportable, porque la compartimentalización que teníamos antes ya no existe.
Entonces, nosotros tenemos que forzarlo, reservar ese espacio, nosotros mismos tenemos que administrar a nuestros jefes, amigos y a nosotros mismos porque somos quienes queremos mantener esas relaciones y contactos, y en algún momento tenemos que dormir.
- Además, hay herramientas que han generado códigos de límites difusos, como WhatsApp, que nos tiene 24/7 conectados...
- Creo que es algo que tenemos que aprender a manejar, tanto los jefes como los empleados, pero también nosotros mismos. Si quieres administrar esto, tienes que forzarlo. Crees que puedes estar atendiendo a todos al mismo tiempo, en todo momento, pero eso no es sano. No es viable cuando la escala ya es gigante y te puede matar si no le pones límites.
- ¿El sueño de los creadores de Internet de tener un plataforma libre, abierta, se ha desdibujado con el uso masivo de las redes sociales?
- Como tú dices, hay una especie de sorpresa. Por una parte, la apertura de Internet ha generado gran flujo de información, que la esperábamos, pero, por otro lado, tienes demasiada. Eso genera ansiedad y dudas.
Los seres humanos necesitamos tener información para tomar decisiones, pero cuando es en exceso genera contradicciones, nos da angustia. No nos gustan las contradicciones porque el cerebro intenta tomar decisiones rápidas y fáciles. Por eso que las novelas de buenos y malos son exitosas, porque se nos hace más fácil odiar a nuestros héroes y amar a nuestros enemigos.
En el exceso de información nos pasa un poco lo mismo. Eso lo esperábamos de algún modo y es uno de los problemas de las redes sociales. Pero tenemos otro fenómeno preocupante: cómo los poderes fácticos aprovechan esta capacidad y confusión de las redes sociales para contaminar la discusión.
Esta capacidad de mentir y defender posiciones falsas, aprovechando el ruido que se genera y generando interlocutores falsos que no son personas, es espantosa. Es algo que no se esperaba y no tenemos soluciones reales hoy día salvo la recomendación del escepticismo y tener cuidado con los sesgos.
Somos un motor de la desinformación, esto ocurría antes, pero las redes sociales lo potencian a escalas nunca antes vistas. Hay que ser escépticos y dudar de todo. Eso hace difícil el discernimiento. ¿Cómo sé yo qué es real y qué no?
- Entonces, esta utopía de terminar con el control de los medios de comunicación gracias a esta plataforma abierta, de alguna manera terminó jugando en contra…
- Se volvió en un enemigo, un monstruo incontrolable. Y lo peor es la sensación de que el poder está descubriendo cómo controlarlo en vez de censurar, contaminan y te hacen creer cosas que son falsas.
- Si la red daba protección a la libertad de expresión, ¿es partidario de la censura de contenidos, de regular las redes por su mal uso?
- Hay una parte de Internet que de todos modos hay que regular, pero tiene que ver con la infraestructura. Considero que Internet, como tal, es una estructura crítica para un país como el nuestro, por ejemplo, en caso de alguna situación de crisis. Tiene que hacer una revolución que fuerce a que la infraestructura sea tolerante a fallas. Estoy convencido de que tiene que haberla. Hay que crearla y mantenerla. Por otro lado, está el contenido, y ahí tengo mis dudas, porque cualquier cosa se puede prestar para abuso de poder y entraríamos en el modelo chino que puede ser muy contradictorio, porque ayuda al modelo de turno. Se podría tratar de legislar, que sean delitos penados, por ejemplo, difundir falsedades a sabiendas, como lo que se dio con lo de la intervención rusa en las elecciones norteamericanas, o crear personalidades falsas en las redes sociales para implantar opiniones creadas por programas que se hacen pasar por personas. Ese tipo de cosas deberían ser crímenes y no sólo para las plataformas de redes sociales, sino para cualquier medio que lo haga. Son delitos graves por la potencia que tiene Internet hoy.
- ¿Hubiera imaginado todas estas implicancias cuando hacían el experimento del envío del mail?
- Para nada. Nunca pensé que lo que hacíamos sería algo masivo. Jamás pensé que cada persona tendría su usuario de red social. Un poco más tarde, cuando vimos los efectos, siempre sentimos que era poderoso y que podía haber un mal uso, pero no vimos venir algo tan aterrador como usar la democracia para destruir la democracia. Usar los mecanismos democráticos y libres para destruir esa libertad. Es aterrador que puedas usar la libertad de expresión y fortalezas que tiene la red social para destruir esa confianza, es un tema que a mí me pone muy nervioso.
"Estamos al borde de una revolución que es mucho más profunda y fundamental que lo que solemos creer (...) cosas que cambiarán radicalmente la forma en que la sociedad va a seguir" "La apertura de Internet ha generado un gran flujo de información, que la esperábamos, pero, por otro lado, tienes demasiada. Eso genera ansiedad y dudas""
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Preferiría no vivir bajo las reglas de alguien que cree que la dictadura militar es una buena cosa"
roger Waters, músico, criticó en Brasil al candidato Jair Bolsonaro