Tras una larga y difícil temporada, en la cual se miró varias veces al macabro espejo del descenso, Everton de Viña del Mar consiguió salvar la categoría tras una muy buena campaña destapada recién en la cuarta fecha de la segunda rueda, en la cual tras perder ante la Universidad Católica, empalmó siete victorias, tres empates y sólo dos derrotas (ante Curicó y Universidad de Chile), lo que coincidió con el cambio de director técnico con la llegada de Javier Torrente en reemplazo de Pablo "Vitamina Sánchez"; sin duda, todo un acierto del novel presidente mexicano, Pedro Cedillo.
Pero si un gran mérito tiene el antes criticado mandamás ruletero, ése fue soportar el vendaval de críticas que recayeron sobre Torrente antes de que el argentino iniciara el despegue y, lo que es un secreto a voces, separar de la toma de decisiones también al director deportivo mexicano, Ignacio Hierro, para muchos uno de los grandes responsables de la feble conformación del plantel que terminó la primera rueda con miserables 9 puntos, es decir, menos del doble de los 20 que consiguió tras el arribo del extécnico de Cobreloa.
Hoy, con la distancia que da el alivio de haberse mantenido en la primera categoría, bien cabe una autocrítica: en resumidas cuentas, definitivamente Everton tenía un equipo para pelear en otras instancias, ya sea por el título o al menos para instalarse en alguna copa internacional, como ya ocurrió a comienzos de este año con una oncena marcadamente inferior.
Para el recuerdo quedará el partido dorado de Everton en Sausalito: ese 4-2 frente a Colo Colo, en el que quizás sea el mejor encuentro de su vida para Patricio Rubio (autor de los 4 goles), aquel jovencito que tanto prometía en su estreno con Barnechea en la B, cuyo oportunismo lo llevó a Unión Española, la U. de Chile y México, con un entrañable paso por la Selección Chilena de Jorge Sampaoli (¿cómo olvidar ese casi gol de chilena en el 2-2 frente al Brasil de Neymar, Ronaldinho y Alexandre Pato en el Mineirao de Belo Horizonte?). Por supuesto, también se mantendrán en la retina el 4-0 frente a Unión La Calera en Quillota, el 3-2 ante Antofagasta y el 3-0 sobre Palestino, estos últimos dos en Sausalito, un reducto llamado a convertirse en el bastión inexpugnable de cualquier equipo que sueñe en grande.
Pero también hay futuro: no menos estimulante que lo anterior es que la sub-19 oro y cielo acostumbre instalarse en las etapas finales de los torneos, como ocurrió esta semana con la oncena dirigida por Jonathan Orellana, por lo que el principal desafío de Torrente -en el caso de renovar, que sería lo más recomendable- es visibilizar a una cantera muy bien trabajada por el director del fútbol joven, Gustavo Dalsasso. Por último, pero no menos importante, no nos olvidemos de Antonio Bloise, quien por mucho que diga que se hizo a un lado y que no va al estadio, sigue sufriendo por Everton y apoyando -con consejos y algo más- a los suyos.