"Esta generación dorada tiene que renovarse y qué mejor que con una final panamericana"
Recientemente, tras superar en dos partidos a Colombia por el repechaje, la selección chilena de balonmano timbró por quinta vez consecutiva sus pasajes a unos Juegos Panamericanos.
Pero por potente que podría parecer el logro, en el plantel asumen que era lo mínimo que podían conseguir considerando que en los panamericanos de Toronto 2015 lograron la medalla de bronce y que el combinado cafetalero es un rival de menor jerarquía, que está empezando recién un proceso.
Autocrítico, el pivot Javier Frelijj deja de manifiesto el sentir de la Roja: "Todos nos fuimos un poco cabizbajos porque queríamos demostrar más. Jugábamos en casa y quizá la ansiedad jugó un poco en contra, pero en el primer partido no anduvimos muy finos en la definición y en el segundo un poco mejor, aunque al final de cuentas dejó más incertidumbre. Dejamos claro que estamos un paso arriba sobre Colombia, pero de ahí a confirmar nuestra calidad de juego que nos llevó a ser 16 del mundo no anduvimos muy bien".
En parte, el porteño cree que pesó la falta de cohesión en el equipo dado que la mitad de sus integrantes provienen del balonmano europeo y no hubo mucho tiempo de preparación. Sin embargo, asume que en Lima 2019 será diferente. "Ahora viene la pelea que nos corresponde, que es ir por una medalla en los panamericanos", avisa.
- ¿Se piensa en algo más que un bronce panamericano?
- Sí, el mínimo de nosotros es repetir el bronce, pero aspiramos a por primera vez llegar a una final panamericana. Queremos cambiar un poco el color de la medalla porque llevamos dos torneos con la misma y un par de compañeros ya están en el tope de la edad, pensando en el retiro y terminando un ciclo, por ende, esta generación dorada del balonmano también tiene que empezar a renovarse y qué mejor que irse con una final panamericana en Lima. Ese es nuestro tope, clasificar a Tokio 2020 sería algo mágico, pero sabemos lo difícil que es con los rivales que tenemos, aunque cada vez se empareja más la balanza y tenemos claro que si hacemos un partido correcto, ya sea contra Brasil, Argentina o Cuba, cualquier cosa puede pasar y podemos ganar la medalla de oro.
- ¿Cómo va a ser la preparación para este campeonato?
- A nivel personal tengo el panamericano de clubes con Luterano en un mes más, nos vamos a Brasil a jugar como campeones de Chile. Y la preparación consiste en seguir entrenando dos o tres veces a la semana, tengo planes específicos de musculación y aeróbico, además de los trabajos técnico y tácticos en Santiago. Pero el plantel completo se junta en junio y hacemos la preparación en Santiago un mes completo y ya con eso no habría problemas porque estando todos juntos la historia cambia un poco. Es mucho mejor, hay mucha más sincronía y el juego se hace más fácil, la comunicación sube mucho y uno se siente mucho más cómodo jugando con los compañeros.
- ¿Cómo ha sido este proceso de ir reemplazando, o despidiendo de cierta forma, a Marco Oneto, el mejor jugador en la historia del balonmano chileno?
- Él es el mejor jugador en la historia de Chile, nadie tiene su palmarés ni su trayectoria, y es muy recontra difícil que alguien la llegue a tener en el corto o mediano plazo. De reemplazarlo, no creo que se pueda, pero yo me siento parte del recambio, pese a que ya estoy pasado un poco en la edad (28 años). Desde el 2012 que estoy en la selección, así que llevo harto trajín. Pero igual es difícil, Marco es un jugador que aparte de su calidad te aporta jerarquía y te ayuda a la hora de la toma de decisiones en los últimos minutos, que es lo más difícil. Es un jugador al que le puedes pasar la papa caliente y sabes que lo va a resolver. Ahí es donde tienen que salir los otros jugadores, los menos experimentados, para tomar la batuta, no queda otra, de empezar a acostumbrarse a estar en la cancha en momentos difíciles y asumir las responsabilidades que se las pasábamos a estos jugadores, ya sea a Marco o Emil (Feuchtmann), que también está en su último proceso. Ya nos pasó cuando renunciaron los jugadores, y llegamos a los Odesur seis jugadores sin ningún tipo de experiencia, salvo jugando en casa, y agarramos el fierro caliente y le dimos para adelante. Hay que estar preparado para cuando llegue ese momento.
- ¿Se ve factible el regreso de Oneto a la selección?
- Es su decisión. Marco pasa por problemas personales, pero a mí me encantaría que estuviera. Sería la ginda de la torta para una carrera ilustre y ojalá se hagan todos los esfuerzos posibles, pero va más allá de un esfuerzo personal y familiar. Lo de Marco también pasa por un tema de salud, tiene problemas a la rodilla que se tiene que tratar día a día. Uno puede dejar la vida en la cancha, pero hay más vida después de eso y tras el retiro tiene que tener una condición de salud normal. Depende de él y cómo sigan sus problemas.
- De todas formas, a diferencia de los procesos que vivieron muchos de ustedes, hoy las selecciones junior y juvenil trabajan en condiciones mucho mejores y también lo han ido demostrando clasificando a mundiales.
- Yo soy del mundial junior del 2011, que fue el primero. De ahí en adelante nunca más faltaron a un mundial. Las condiciones de trabajo que tienen son mucho mejores, para nosotros las canchas eran limitadas, los viajes eran paupérrimos y la preparación era mala, ellos ya lo tienen todo y solo queda competir. Pero igual les da un bajón porque como ya lo tienen todo, algunos empiezan a creerse un poco más de lo que corresponde y sueltan esa pachorra y garra que nos caracterizó desde chicos por tener que lucharlas todas. La adversidad que enfrentas para poder competir hace que te encante lo que haces, pero ellos al final como lo tienen todo se duermen un poco en los laureles.
- Y usted, ¿mantiene alguna deuda pendiente por ir a jugar al extranjero?
- Todos los años recibo dos o tres ofertas para irme afuera, pero hay una mezcla de temor, de pensar que no tengo las condiciones para hacerlo. Y lo otro es que también quiero cumplirle un sueño a mi mamá, que es terminar la carrera, pero cada vez me queda menos (es egresado de tecnología médica en la Universidad de Valparaíso) y quién sabe si el próximo año me voy porque la tengo que cumplir sí o sí, por mí y por la gente que me ha rodeado y me ha ayudado en esa situación porque ha querido que me vaya a hacer carrera afuera. Si hubiera tenido un psicólogo deportivo o algo así estaría jugando afuera hace años. Mis compañeros dejaron todo tirado por irse, quizá nunca tuve las agallas para vivir una vida distinta a la estructurada normalmente; es dejar todo tirado por algo que te apasiona y es súper difícil. La vida de algunos es muy sacrificada y se valora mucho el esfuerzo que hacen día a día por sacar adelante lo que los apasiona, mientras uno acá igual hace esfuerzos por seguir entrenando, pero también está con la tranquilidad de vivir con los padres y hacer una vida más tradicional.
"Clasificar a Tokio sería algo mágico, pero sabemos lo difícil que es con los rivales que tenemos, aunque cada vez se empareja más la balanza". "Todos los años recibo dos o tres ofertas para irme afuera, pero hay una mezcla de temor, de pensar que no tengo las condiciones para hacerlo".
36-26 fue el triunfo de Chile en el primer partido ante Colombia, luego gaó por un expresivo 40-23.
5 veces seguidas lleva la selección chilena de balonmano clasificando a los juegos Panamericanos.
3° fue el puesto que alcanzó Chile en balomano en el último Panamericano, realizado en Toronto el 2015.
5 jugadores de la región integran la selección: Javier Freliji, Diego Reyes, Felipe Barrientos y los Salinas