"La certeza que tienen que tener los habitantes de la ciudad es que el día 28 de agosto se realizará la votación del Pladeco"
Jorge Sharp
Alcalde de Valparaíso
"Tienen gente incapaz a cargo de las finanzas"
Robert Knop
Concejal (UDI) de Quilpué, critica gestión de la Corporación Municipal (CMQ)
Benedicto XVI, con la venia del Papa Francisco, publicó en abril pasado un documento sobre los abusos sexuales en la Iglesia, cuya amplitud y gravedad "han desconcertado a sacerdotes y laicos y ha hecho que muchos cuestionen la misma fe de la Iglesia". Por su importancia creemos necesario mencionar al menos algunos aspectos relacionados con el contexto y sus efectos en la vida sacerdotal. El camino de solución que se propone es aprender a amar y vivir por Dios y bajo Él.
Según el Papa emérito, la causa próxima de esta situación habría que buscarla en la crisis moral sin precedentes que se vivió entre 1960 y 1980, aun no superada, donde se impulsó una libertad sexual total no sujeta a ninguna norma; estas teorías fueron acogidas por muchos países europeos. En Alemania se dispuso introducir formalmente "a niños y jóvenes en la naturaleza de la sexualidad"; incluso, "la ministra de Sanidad hizo preparar una película en la que todo lo que antes no se permitía enseñar públicamente, incluidas las relaciones sexuales, se mostraba ahora con propósito ilustrativo". Ese fue un periodo muy complejo para las vocaciones sacerdotales.
A eso se suma que el Concilio Vaticano II dejó de fundamentar la teología moral en la ley natural, para centrarse primero en la Biblia y, después, en los meros fines de la acción humana. Aunque la frase "el fin justifica los medios" nunca fue confirmada de manera tan cruda, "tal modo de pensar se convirtió en determinante"; el bien y el mal debían interpretarse según el momento y las circunstancias. Juan Pablo II reaccionó con la encíclica Veritatis splendor (1993), donde establecía que los absolutos morales -los mandamientos negativos del decálogo- eran siempre intrínsecamente malos, lo que debía defenderse incluso con el martirio. Esta encíclica fue cuestionada por muchos teólogos, que cuestionaron la infalibilidad del Papa en los asuntos morales. En ciertos círculos se impuso la hipótesis de que la Iglesia no tenía derecho a promover una moral, puesto que no existía una naturaleza propiamente cristiana.
La disolución de la autoridad moral de la Iglesia afectó a la vida sacerdotal. En varios seminarios "se establecieron grupos homosexuales que actuaban más o menos abiertamente", al amparo de una interpretación garantista del derecho canónico. Además, post Vaticano II varió el criterio para la selección y designación de los obispos, primando sobre todo la "conciliaridad", usualmente entendida como una actitud crítica hacia la tradición y una apertura radical hacia el mundo. "Mis libros -dice Benedicto XVI- fueron escondidos, como si fueran mala literatura, y se leyeron sólo bajo el escritorio".
Este es parte del dramático contexto con que el Papa emérito intenta explicar el porqué de la actual crisis de la Iglesia. Obviamente, esto en ningún caso significa "justificar" ni cargar a otros los pecados propios, como intentan interpretarlo quienes han leído este documento desde la ideología. Es simplemente el agudo y descarnado análisis de un gran teólogo.
En el cerro Cordillera se construye un gran edificio educacional, un magnífico local para dos escuelas: una de hombres y otra de mujeres. Consulta perfectamente las necesidades de esos planteles y las del populoso barrio en que va establecerse. Sus salones son espaciosos, decentes y bien ventilados. Se entregará en septiembre.
Hoy fue hallado fallecido en su dormitorio, en su hogar, en Santiago, el gran educador, escritor, académico y distinguido hombre público, Valentín Letelier (67 años). En principio, los restos mortales fueron llevados a su biblioteca, donde se hizo una capilla ardiente, y después se le trasladó al Salón de Honor de la Universidad de Chile.
El viejo casco del vapor "Almendro", en cuyas cubiertas se vivieron historias de esfuerzo, de amor y de guerra, se hundió ayer para siempre en el borde costero de Valparaíso, frente a la Universidad Federico Santa María. Con más de 38 años a cuestas, la nave sucumbió a corta distancia del fondeadero en que estaba desde 1961.
El comercio minorista es el primer peldaño de la escala económica y por eso las dificultades que enfrenta deben acometerse para evitar males mayores. Así, la continuidad en el decaimiento del comercio minorista de la Región de Valparaíso a través de 10 meses, cifras de la Cámara Nacional de Comercio, reflejan un problema más amplio que debe ser analizado.
En primer término, se debe asumir como una realidad que la situación económica nacional es adversa. Sin embargo, eso no puede ser motivo para rendirse y no seguir adelante en una lucha que tiene muchos frentes.
Uno de esos es el desempleo, que en la región promedia un 8% de la fuerza de trabajo y que en algunas provincias alcanza a los dos dígitos. Pero junto al desempleo subsiste el temor justificado de perder la ocupación quienes la tienen, temor basado en hechos reales, como el cierre de industrias y locales comerciales de diverso rubro. Ese ánimo se refleja en el pesimismo reinante. La gerenta general de la Cámara Regional de Comercio, Marcela Pastenes, advierte que "el índice de confianza de los consumidores ha vuelto a ubicarse dentro del rango pesimista y a su menor nivel en dos años, que son 40,7 puntos".
Ello lleva a reducir gasto y evitar endeudarse, lo que, por ejemplo, se refleja en la baja del 9% en créditos hipotecarios pese a menores tasas de interés. Esta cifra macro y de alcance nacional tiene proyección local, pues es expresión de menor interés en compras de viviendas, afectando a la construcción, rubro importante en la Región.
Dejando de lado los temores, en concreto la baja, que en abril llegó a -7,9%, se manifiesta especialmente en rubros como vestuario y calzado, necesidades mayoritariamente satisfechas, especialmente por importaciones, dando preferencia los consumidores al gasto en rubros ineludibles como alimentación o medicamentos.
La actividad turística regional también se ha visto afectada por la baja determinada por la conocida y prolongada caída del turismo argentino de compras, realidad que debe mantenerse.
Otro aspecto de creciente impacto en el comercio minorista son las ventas por internet, que representan entre el 6% y 8% de las operaciones del retail, tendencia en aumento. En el caso del turismo, golpean también las plataformas que ofrecen ventajosos alojamientos informales. Reaccionando ante toda esta realidad, la Cámara de Comercio de Viña del Mar anuncia una próxima plataforma de ofertas digitales, reacción oportuna que indica una ruta por la que es urgente avanzar.
Con las notas rojas a la vista no cabe desaliento, sino que reacciones innovadoras mirando al futuro y exigiendo de la autoridad avances en la lucha contra los males eternos que enfrentan los minoristas, como son los ambulantes y la delincuencia.