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Por qué vamos a Marte, la aventura humana

Msc. Ing. Pedro Serrano Rodríguez Director Unidad de Arquitectura Extrema UTFSM Probablemente iremos a Marte retornando de nuevo a la Luna, con estaciones orbitales, bases en la superficie lunar, estaciones orbitales en Marte y bases automáticas en la superficie marciana.
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Marte está bastante lejos, se mueve rápido, viaja a 87.000 kilómetros por hora. Por lo que ahora sabemos de él, es muy peligroso y por lo que no sabemos, tiene aún muchos misterios. Alimentados por la prudencia, muchas y muchos terrícolas dirán: "Mejor no vamos, guardemos nuestra tecnología y esfuerzos para otra cosa, mira que en la Tierra hay muchos problemas", o "mejor toquémoslo de lejitos con robots".

Pero no me cabe la menor duda que antes del 2050, tal vez el 2035, la humanidad, hombres y mujeres, pisarán presencialmente el planeta Rojo. Más allá de la sobrepoblación, los recursos, el cambio climático o la codicia, iremos.

Cuando el veneciano Marco Polo, nacido 1254, partió hacia el oriente, algunas nociones tenía del oriente remoto por viajes de su padre y su tío. El viaje era peligroso, la distancia enorme. Al otro lado, Kublai Kan, el último emperador de los mongoles, le mostró a él y a Europa que el oriente era otro planeta y en muchas cosas culturalmente más avanzado que Europa.

Uno se pregunta qué seguridades tenía Cristóbal Colón, aparte de viejos mapas y algunos mitos sin confirmar, para salir a buscar camino a las indias en 1492. En un mundo donde para muchos la Tierra era aún plana, Galileo aún no nacía (1564) y el sol giraba sobre una Tierra quieta, Giordano Bruno tampoco nacía y menos aún era quemado vivo cerca del Vaticano por decir cosas peores, pero hoy verdaderas respecto del sol y las estrellas. Con toda esa ignorancia de la edad de las tinieblas, Colón partió hacia lo desconocido y llegó a otro planeta extraño, precisamente no al soñado.

En 1914, el británico Ernest Shackleton publicó este famoso anuncio en la prensa: "Se buscan hombres para un viaje peligroso. Sueldo bajo. Frío extremo. Largos meses de completa oscuridad. Peligro constante. No se asegura retorno con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito". Cientos se presentaron, hicieron cola y Ernest Shakleton seleccionó sólo a 28, todos lo suficientemente locos, aptos para constituir equipo, fuertes y decididos. Incluido un polizón, en 1914 el "Endurance", navío preparado para la expedición, partió a un fallido viaje al Polo Sur.

Ir al Polo Sur era un desafío, no había allí riquezas, ciudades o imperios perdidos, nadie sabía lo que allí había ni cómo era. Pero fueron, lo pasaron pésimo y fueron rescatados con vida por el piloto Pardo. Ningún arrepentido. Sólo el 14 de diciembre de 1914, con la expedición de Roald Amundsen, la humanidad llega al Polo Sur. En el camino muere Robert Scott.

Bueno, por eso iremos al planeta Marte. En nuestra especie, esa actitud vernácula humana, que es como propia de esta antigua familia, nos hace siempre explorar e ir más allá a lo desconocido. Con esa disposición, aventuremos aquí que ya debiese ser genética, la humanidad sapiens-sapiens tardó 250.000 años en transitar de a pie, siempre explorando, desde África hasta América del Sur, específicamente al sur del sur, o sea, Chile, hace unos 15.000 años.

Marte es el planeta rocoso más cercano. Ya la humanidad ha enviado con éxito más 14 satélites que orbitan Marte, desde la Unión Soviética, hoy Rusia, hasta Estados Unidos, Gran Bretaña, Europa y en 2018 la India.

Probablemente iremos a Marte retornando de nuevo a la Luna, con estaciones orbitales, bases en la superficie lunar, estaciones orbitales en Marte y bases automáticas en la superficie marciana. Tenemos mucho más tecnología que en 1969, también hemos enviado, con distintos grados de éxito, unas 20 sondas a la superficie, algunas de las cuales han enviado fotografías cercanas increíbles y otras han descubierto agua congelada en grandes cantidades.

Tecnología para ir tenemos y la hemos probado. Para volver no hemos probado nada aún; robots tenemos cada vez mejores, capacidad humana hay demás. Tenemos las ganas, el llamado de la aventura humana persiste y estoy seguro que de que vamos, vamos y esto incluye un enorme esfuerzo de ciencia y tecnología que Chile puede aportar.