El Decano dio el golpe de autoridad en casa y se quedó en la cima al golear a Cobreloa
FÚTBOL. Wanderers aprovechó el nerviosismo del cuadro loíno y aplastó con solidez a un rival directo por el ascenso.
Un golpe de autoridad y un final de fiesta. Ambas frases servirían perfectamente para describir lo que más de 15 mil hinchas de Santiago Wanderers vivieron ayer en el estadio Elías Figueroa Brander, cuando el juez Angelo Hermosilla daba el pitazo final de la categórica goleada 5-1 ante Cobreloa.
Un encuentro en el que los equipos no reflejaron la exigua diferencia en la tabla entre uno y otro al momento de iniciar el compromiso y un marcador que, en parte, sirvió para vengar el igual de arrollador 4-1 que los loínos endosaron a los caturros en la primera rueda.
Pero, como ha sido una tónica en el campeonato de la Primera B, el comienzo no fue fácil para los dirigidos por Miguel Ramírez. Especialmente porque, a pesar de controlar el balón, descuidaron una defensa que terminó cometiendo un penal a los 4'. El atacante Ignacio Jara no dudó y puso un sorprendente 0-1 para Cobreloa antes de que varios llegaran al coloso de Avenida Carvallo.
Sin embargo, el Decano mostró un gran poder de recuperación, ya que en el reinicio inmediato, un centro rasante por derecha encontró en el otro extremo del área a un Bernardo Cerezo que marcó el 1-1.
El oriundo de Taltal, que demostró gran solidez ofensiva por el costado izquierdo, estaba en una tarde de gracia. A los 31', y luego de un córner pivoteado por Ezequiel Luna, el propio Cerezo cabeceó frontal para poner un 2-1 que hizo levantarse al reducto playanchino.
Pero la faena goleadora no terminaría ahí en el primer lapso, ya que la escuadra porteña continuó torpedeando a un cortado elenco naranja.
A los 34', Gustavo Lanaro tuvo una ocasión fallida por quedar sin ángulo tras rebasar a su marcador y al arquero Claudio González. No obstante, el trasandino encontró su revancha a los 41', cuando le ganó el cabezazo a Esteban Flores y decretó un 3-1 que al margen de la alegría, estaba en los cálculos de pocos.
Emociones encontradas
Con la ventaja conseguida, la tranquilidad de la escuadra porteña en el segundo tiempo contrastó con la desesperación de un cuadro dirigido por Víctor Rivero que no conseguía conectarse con frecuencia y que tomó la opción de friccionar el partido.
La muestra de ello, fue una infantil agresión del recién ingresado Felipe Báez sobre Marco Medel, que provocó la expulsión inmediata del nortino por parte del árbitro, cuando sólo llevaba siete minutos en cancha.
Ese descontrol fue aprovechado por los caturros, que comenzaron a rotar mejor el balón y pensar más los balones detenidos.
De ese proceso de elaboración en el medioterreno, que complicó de más a un Cobreloa que parecía fuera del encuentro, llegaría el córner que a los 67' encontró al volante Francisco Alarcón elevándose más que todos en el área visitante, y puso el 4-1 que dio rienda suelta a la fiesta en el estadio.
El tanto del volante, lejos de tranquilizar las cosas, fue un catalizador para que Wanderers buscara activamente la guinda de la torta. Y la encontraron a los 80', cuando una jugada por el sector derecho de Adrián Cuadra terminó en un centro que conectó el argentino Lionel Altamirano, que con una palomita puso el quinto y último tanto en el marcador, aunque pudieron ser más, con una ocasión fallida tras un lujo de Matías Marín.
Con la goleada, la escuadra porteña disfruta de una semana más en la cima del torneo de la Primera B, y buscará seguir en pos del ascenso directo cuando enfrente a Rangers, en el estadio Fiscal de Talca, este sábado a las 16:00 horas.