Sportiva Italiana impuso su jerarquía para coronarse con clase en la liga de Valparaíso
BÁSQUETBOL. Los itálicos vencieron por 109-70 a New Crusaders en el Fortín Prat en la final de la División de Honor de la asociación cestera porteña.
El martes por la noche en el Fortín Prat, Sportiva Italiana dio una muestra más de por qué es el dominador exclusivo y sin contrapeso en la Asociación de Básquetbol de Valparaíso.
En la final del histórico torneo de la División de Honor porteña, los itálicos vencieron por 109-70 a New Crusaders para alzar su cuarto título consecutivo, y el sexto desde que el entrenador Gianluca Pozo asumió la banca en 2013. Sólo el 2015 encuentra un vacío en medio del rol hegemónico de Sportiva Italiana.
Desde un inicio que el quinteto de colonia marcó diferencias con el Decano. El primer cuarto fue un categórico 41-17, y al entretiempo el marcador señalaba un 71-24 que no dejaba espacio para dudas.
La enorme diferencia mostrada en el Fortín Prat le permitió al técnico porteño dosificar pensando en el choque de revancha del sábado ante Sergio Ceppi, por las semifinales de la Segunda División de la Liga Nacional, y donde Sportiva Italiana necesita ganar para extender la serie a un tercer juego que se disputaría el domingo.
Pensando en eso es que jugadores clave como Matías Lubiano, Cristóbal Ríos y Gaspar Hernández actuaron menos de diez minutos, suficiente para inclinar la balanza para los itálicos, quienes en una noche inspirada se apoyaron en una gran producción de 21 triples.
"Es como una obligación ganar el torneo y ahora podemos enfocarnos sólo en lo que más nos importa: el partido del sábado. Lo otro muy bueno fue que nadie salió con ninguna molestia. De hecho, los titulares jugaron menos de un cuarto cada uno. Por suerte ninguno se cansó mucho ni tuvo golpes", sostuvo Pozo.
"Lo más importante era recuperar la confianza (tras la derrota con Sergio Ceppi en Arlegui), más allá de ganar una final. Volver a jugar bien, que la pelota corriera y anduviéramos finos anotando de tres puntos", agregó.
La receta del éxito
Seis títulos de siete en disputa, ese es el registro que tiene a Sportiva Italiana como líder indiscutido de los cestos porteños desde 2013. Una de las recetas del quinteto itálico es entrenar a diario, casi sin descanso. Eso al final marca una diferencia enorme, y se suma al hecho de estar constantemente compitiendo a un alto nivel en el ascenso de la LNB.
"Lo que nos hizo crecer como club fue empezar a competir a nivel nacional. Desde que comenzamos a competir a mejor nivel, empezamos a ganar, y estos últimos dos o tres años hemos ganado con harta diferencia las finales. Nuestro equipo es mejor que el de los primeros años, y la diferencia física y de ritmo que tenemos es muy grande", recalcó Pozo.
Y en todo eso el trabajo formativo del club es clave. "Desde hace un montón de años que somos el equipo más joven, por lejos. No es sólo que tengamos un equipo bueno, sino que desde abajo también somos el club que más nutre a su primer plantel, y eso hace que el proyecto se sostenga", confesó el técnico itálico.
Que gran parte de la final con New Crusaders la jugaran cuatro jugadores menores de 20 años es un claro ejemplo de ello. Por eso la hegemonía de Sportiva Italiana en Valparaíso no parece tener amenaza.
El análisis de José Luis "Pipa" Verdejo
Sin desmerecer al rival, José Luis Verdejo confesó que hubo varios elementos en contra de New Crusaders en la final. Entre ellos, "Pipa" detalló que tras el estallido social pudieron entrenar muy poco, y a eso se sumó la ausencia de jugadores importantes. De todas formas, el DT del quinteto del club de Cerro Alegre reconoció que "Sportiva hizo un partido extraordinario, fue un digno campeón. Es mérito de ellos, atacaron muy bien. La derrota fue inobjetable, pero la diferencia pudo ser menor si hubiésemos podido entrenar normalmente".
"Desde hace años que somos el equipo más joven, por lejos. No es sólo que tengamos un equipo bueno".
Gianluca Pozo, DT de Sportiva Italiana
6 títulos de la liga local ha ganado Sportiva Italiana desde 2013. El de 2015 fue el único trofeo que no alzó.