Futuro de Viña se juega en 16,5 hectáreas
Más estructuras de cemento y con alta densidad para aprovechar mejor el suelo como negocio, significaría el golpe final y letal a la ciudad.
Viña ha ido perdiendo sus grandes ventajas diferenciadoras que la hacían un lugar atractivo y agradable para visitar y vivir. La capital turística de Chile se mantiene hoy solo y gracias a su cercanía a Santiago y Mendoza. ¿Qué valioso y distinto podemos ofrecer hoy a los turistas de larga distancia y que los motive a venir al fin del mundo?
La ciudad necesita con urgencia una fuerte revitalización, obras que estén a la altura de una ciudad que alguna vez quiso ser el gran balneario urbano del Pacífico Sur. Nuestra última esperanza y el último aire posible de volver a darle vuelo a la ciudad, como lo hizo antaño el Casino, los hoteles Miramar y O"Higgins y el Festival de Viña, está en las 16,5 hectáreas de las expetroleras.
Lo que allí se haga marcará el destino definitivo de Viña. Si simplemente se aplica el plano regulador y se prolonga el hacinamiento urbano de 15 Norte, o se transforma en la continuación del espacio entre 8 y 15 Norte por San Martín, que fuera de edificios, poco o nada le aporta a la ciudad. Viña no tendrá un mejor destino. Más estructuras de cemento y con alta densidad para aprovechar mejor el suelo como negocio significaría el golpe final y letal a la ciudad.
Muy por el contrario, si allí se construye un espacio público de magnitud nacional e internacional que sea un nuevo y gran ícono para la ciudad, que se integre al borde costero y conviva con necesaria infraestructura urbana como centros de eventos, hoteles y espacios habitacionales, es muy posible que estemos dándole un nuevo aire y proyección a Viña.
En este espacio estamos jugando nuestro futuro, por lo que se hace necesario que la comunidad toda tome conciencia de su importancia y significación. En este sentido, tenemos el deber de participar más activamente en las decisiones que se tomen sobre el mismo y no dejar que allí opere solo el libre mercado.
Sería quizás un tremendo ejercicio invitar a la ciudadanía a que haga propuestas de lo que podría ser el nuevo gran ícono de la ciudad. Un gran concurso de ideas que permita repensar el futuro de la ciudad y con ello involucrar a los habitantes con el destino de este espacio, considerado por todos como el "gran filete de Viña del Mar".