Un tenso cara a cara sostuvieron Ernesto Lejderman y el general (r) Juan Emilio Cheyre
causa. "Lo que quiero es que (los culpables) tengan una condena acorde", aseveró el argentino en programa de TVN.
"Estoy aquí por dos personas, Bernardo y María, mi padre y mi madre: por su memoria y la justicia, que todavía no la hay", precisó anoche Ernesto Lejderman, hijo de un matrimonio argentino asesinado por militares en 1973, durante un encuentro en el programa El Informante, de TVN, con el excomandante en jefe del Ejército Juan Emilio Cheyre.
El general (r), quien ese año era teniente en el Regimiento Arica de La Serena y ayudante del coronel (r) Ariosto Lapostol, tuvo un rol en la entrega de Lejderman, entonces un bebé de dos años, a un convento en La Serena.
emplazamiento
Lejderman, quien hoy reside en Argentina, rememoró los años en los que no se hicieron esfuerzos por aclarar la verdad sobre los homicidios de sus padres, cometidos por una patrulla militar al interior del Valle del Elqui.
"¿Por qué tantos años de silencio?", se preguntó, durante la emisión del programa "El Informante" de TVN. "La sociedad chilena está pidiendo una respuesta, y no solo yo", añadió.
Lejderman insistió en que no es guiado por un ánimo de revancha en torno al caso. "No le deseo a nadie lo que mis padres vivieron", enfatizó.
El hombre de 40 años describió a sus padres como "jóvenes que veían que el camino al socialismo por la vía pacífica era interesante, y vinieron a Chile a vivir ese proceso". Sobre sus muertes, consideró que todavía no se ha hecho la necesaria justicia.
"Me da mucha bronca: a los militares que tienen participación real en estos hechos lo que quiero es que tengan una condena acorde a lo que fueron estos crímenes. En el caso de mis padres les dieron cinco años, y por arte de magia les aplicaron la media prescripción", señaló, agregando que "en Chile los militares siguen teniendo muchísimo poder".
"A 40 años esto no se ha resuelto, y no se ha resuelto porque no ha habido justicia", enfatizó.
"Invito a Cheyre a que rompa los pactos del silencio" en las instituciones castrenses para que se conozca toda la verdad, instó.
"cerrar heridas"
Por su parte, el general (r) Cheyre, actual presidente del Consejo del Servicio Electoral, insistió en la necesidad de "no olvidar" lo ocurrido a partir de 1973. "Es tiempo de cerrar heridas, y para cerrlarlas no se puede olvidar: se tiene que recordar y profundizar en la verdad", insistió, "para que cosas como ésas no ocurran más".
El ex militar reiteró que "nunca dudó" de la versión que entregaron los integrantes de la patrulla del Ejército en cuanto a que los padres de Lejderman se habrían suicidado con dinamita, dato que fue descartado por el proceso judicial que comprobó el homicidio de la pareja.
"Si hubiese sabido algo más en torno al caso de Ernesto, lo habría dicho", aseveró.
Agregó que durante su período como comandante en jefe del Ejército no había "omitido nada" en cuanto a la responsabilidad insititucional en violaciones a los derechos humanos.
"Yo no soy ningún genocida", declaró el exalto oficial, añadiendo además que " no estoy aquí porque lo demande la sociedad".
Jefe del Ejército defiende a Cheyre
El Ejército salió ayer en defensa de su excomandante en jefe Juan Emilio Cheyre, en medio de duras críticas de organismos de derechos humanos por su actual papel como presidente del consejo directivo del Servicio Electoral y su rol en la entrega de un menor de edad a un convento, luego de la muerte de sus padres en 1973, a manos de la represión militar. "Él en su gestión de mando realizó incansables esfuerzos por la reconciliación", afirmó el actual comandante en jefe del Ejército, Juan Miguel Fuente-Alba.