Brindar asistencia multidisciplinaria, técnica y económica a personas que deseen crear o transformar su idea o iniciativa en un emprendimiento autosustentable y rentable, es la misión de la Incubadora Social PUCV.
Un ejemplo de ello es Cecilia Calderón, madre de cuatro hijos, de 21, 19, 11 y 9 años, con quienes vive en el campamento Manuel Bustos, en Villa Independencia, Viña del Mar.
Hasta el año 2010 se dedicaba a las tareas de madre y dueña de casa, pero la muerte de su marido la obligó a buscar una forma de generar dinero para sostener a su familia.
Tras participar de un taller de confección textil organizado por la Fundación Techo que trabaja junto a los dirigentes y los pobladores de dicho campamento desde hace años. "Me fue muy bien, pues me di cuenta de que tenía bastante habilidad para elaborar ropa y accesorios. Incluso, la profesora del taller me pidió que hiciera algunas cosas para ella".
Fue así como en 2011, Cecilia Calderón inició su propio emprendimiento, CreaTelar (ubicable por Facebook), consistente en la confección de productos principalmente a base de lanas naturales y fieltro: ponchos, chalecos, bufandas, aros, guantes y accesorios para el hogar, de hermosos diseños y atractivos colores.
Un proyecto para el que contó con capacitación y un microcrédito de cien mil pesos durante el 2012, en el marco del programa de emprendimiento social de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, y que necesita seguir haciendo crecer, produciendo más, posicionando su marca y aumentando las ventas, sobre todo porque en la actualidad sus ingresos alcanzan los 150 mil pesos mensuales.
MULTIDISCIPLINARIO
La Incubadora Social PUCV nace de la ejecución del proyecto "Un Techo más alto: hacia la sustentabilidad", del programa de emprendimiento social del plantel y Techo, que potencia y dinamiza el entorno emprendedor, que la Católica de Valparaíso ha llevado a cabo junto a la Fundación Techo y con apoyo de Corfo.
El rector PUCV Claudio Elórtegui expresó que tanto dicho proyecto como la incubadora "son un vivo testimonio de nuestro compromiso por contribuir a una sociedad más justa e igualitaria", y que lo hecho desde el 2012 "va claramente en esa dirección".
Según detalló, en su primer año de operación, "el programa de emprendimiento social permitió capacitar a 31 personas en planes y modelos de negocios básicos, financiar la compra de materiales y maquinarias con capitales semilla de la Universidad y, en los casos de mayor éxito, regularizar sus emprendimientos ante el Servicio de Impuestos Internos. En un 90%, estos emprendedores son mujeres, muchas de ellas pobladoras de asentamientos precarios que anhelan su propio negocio".