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Basay: los pecados de Colo Colo que vuelven a repetirse en Wanderers

FÚTBOL. El director técnico del Decano es protagonista de las mismas situaciones que ya le costaron la salida en su paso por el Cacique.
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Ivo Basay y Santiago Wanderers vuelven a vivir un momento complicado. Con apenas una victoria en el campeonato de Apertura, lejos de los éxitos deportivos en cancha, sumidos en la parte baja de la tabla de posiciones y con una nula relación con los hinchas, en todo Valparaíso y especialmente en calle Independencia vuelven a sentirse aires de tormenta.

Lamentablemente para los dirigentes de la sociedad anónima que administra al Decano, Basay no ha logrado consolidar un proyecto que tras más de un año de trabajo está claramente más cerca del fracaso que del éxito, incluso concediendo en el análisis que se logró el objetivo urgente de escapar del descenso el año pasado.

Las deudas futbolísticas del estilo de trabajo del exdelantero son importantes, pero quizás lo más grave y llamativo, es que son bastante similares a las que desembocaron en su despido de Colo Colo antes de arribar al Puerto: la inexistencia de un equipo estable, la mala elección de refuerzos, su estilo soberbio y el pésimo manejo de las "situaciones de crisis", a lo que en el caso del Decano se suma la ausencia de buenos resultados en cancha durante los últimos meses.

SIN ONCE TITULAR

Tanto en el torneo de Transición del primer semestre como en el actual torneo de Apertura, Ivo Basay no ha dado con una formación titular estable en Santiago Wanderers. Arrancó con una línea de cuatro zagueros, la que por las lesiones de algunos jugadores y el mal rendimiento de Juan Abarca como lateral derivó en una zaga de tres hombres, que algo mejor se ha observado en el trayecto de la competencia. Mauricio Prieto, Ezequiel Luna y el mismo Abarca conforman la última línea, aunque en varios partidos se ha variado para volver al tradicional esquema con cuatro hombres en el fondo.

En el medio, el argentino Leandro Torres entra y sale, al igual que la, a esta altura, poco entendible rotación entre Jefferson Castillo y Boris Sagredo, panorama que se repite en el ataque, en donde, si no fuera por las suspensiones o lesiones de Gastón Cellerino, nadie apostaría porque el argentino es o no la primera pieza por sobre Matías Donoso.

MALOS REFUERZOS

Pese a las duras críticas que los hinchas lanzan contra los dirigentes de Santiago Wanderers (especialmente sobre su gerente Ignacio Eguiguren) cuando se habla de la conformación de los planteles, lo cierto es que tanto en el Transición como en el Apertura pasado, los nombres de todos los refuerzos que se han sumado al Decano han pasado exclusivamente por la recomendación o la aprobación de Ivo Basay.

A comienzos de año, los jugadores argentinos Leandro Torres y Nicolás López Macri arribaron al Puerto por petición del DT, así como también solicitó la renovación de Rodrigo Toloza y Boris Sandoval por una temporada más, mientras que para esta segunda parte del año, Basay trajo a Juan Abarca, Boris Sagredo y Gastón Cellerino: de todos ellos, ninguno ha convencido totalmente, aunque vale reconocer que en su momento también pidió la venida de Ezequiel Luna, Matías Donoso y la continuidad de Mauricio Prieto, quienes sí han logrado responder a su condición de refuerzos. De hecho, los dos defensas nombrados son titulares indiscutidos, no así Donoso, que si bien ha respondido con goles, ha debido alternar con Gastón Cellerino en las formaciones titulares.

ESTILO SOBERBIO

Ivo Basay es un técnico seguro de sí mismo y eso nadie lo puede negar, el problema es que en varios momentos confunde ello con la soberbia de creer saberlo todo y que no necesita darle explicaciones a nadie. Posee una explosiva forma de ser que, según él mismo confidencia, le impide hablar tras los partidos "para evitar decir algo muy en caliente", lo que le ha conducido a serios cuestionamientos por parte de la hinchada, e incluso provocó que los dirigentes le "recomendaran" tomar la palabra luego de los compromisos como una forma de obtener una mayor cercanía con los aficionados.

Una forma de ser que también le ha traído problemas al interior del vestuario. Vale decir que son varios los profesionales que han tenido inconvenientes con el entrenador, al punto de haberse producido, por ejemplo, una completa renovación respecto de los encargados del cuerpo médico e incluso eliminado lo referente a la labor sicológica a que eran sometidos los futbolistas del primer equipo.

MAL MANEJO DE LA CRISIS

Representó el quiebre definitivo entre Ivo Basay y los hinchas de Santiago Wanderers. El grave error cometido ante O"Higgins al alinear a seis extranjeros en la cancha del estadio "Nicolás Chahuán" de La Calera fue manejado de la peor forma tras el duelo. El exdelantero pareció superado por la situación, a lo que se sumaron una serie de señales erradas desde sus más cercanos.

Y es que más allá que los regentes de la sociedad anónima le solicitaran silencio ante los micrófonos en una primera instancia, lo acontecido luego en el complejo deportivo de Mantagua tras un entrenamiento, en donde el DT se enfrascó en una discusión personal con uno de los barristas que llegaron al lugar, garabatos incluidos, demostró que su poca paciencia le pasa la cuenta en los momentos más inapropiados.

Un asunto preocupante en la sede de calle Independencia, especialmente porque los barristas junto con aumentar la presión hacia el cuerpo técnico, también lo hacen sobre la mesa que dirige Jorge Lafrentz, la que finalmente es la que debe poner la cara ante ellos en los estadios.

El momento actual de Santiago Wanderers y de Ivo Basay es complicado, sin embargo, en el fútbol las penas se pasan con triunfos y seguramente una victoria ante Unión La Calera y especialmente ante Everton en el próximo Clásico Porteño lograrán en algo evitar que nuevamente calle Independencia sea sometida a una tormenta de proporciones.