Un drama sicológico con tintes siniestros. Eso es "Magic Magic", una cinta estrenada en Sundance, Cannes y ahora en Chile, en el festival Internacional de Cine de Valdivia. Fue dirigida por el chileno Sebastián Silva, filmada en el Lago Ranco y en La Unión, y protagonizada por dos de los jóvenes de la nueva generación de actores de Hollywood: Michael Cera y Juno Temple.
Debido al rodaje y producción de esta película, el actor estadounidense Michael Cera permaneció tres meses en Santiago y en el sur de Chile. Durante ese tiempo, este ícono de la comedia adolescente de Hollywood ("Superbad" y "Juno") aprendió el idioma y compartió con la familia de Silva como si fuera uno más del clan.
Su presencia revolucionó las redes sociales con fotos de él en situaciones cotidianas. Era como un mapa de su recorrido diario puesto en Twitter y Facebook. Fue así como Cera se convirtió en un tipo que también puede tomarse un helado en la calle mientras mira una vitrina, como todos los mortales.
Michael Cera ha sido encasillado en un solo tipo de personaje. Por lo mismo se hace difícil diferenciar al actor de sus interpretaciones o establecer sus capacidades actorales debido a la falta de versatilidad. Porque podríamos decir que sí, sí es capaz de interpretar muy bien al adolescente nerd, incomprendido y de buen corazón. En ese estilo es creíble y querible. Es un buen "niño bueno/perdedor", ese antihéroe que tanto le gusta representar al cine gringo en todas las películas para adolescentes. Aquel personaje que se enfrenta al "grupo popular" del colegio y vence. Esa era su carta de presentación. Pero nunca había estado del lado contrario. Nunca había sido el tipo desagradable o siniestro.
Estuvo un tiempo alejado del cine hasta que el director chileno Sebastián Silva le propuso salirse del molde. Dejar ese nicho de comodidad del héroe juvenil que lo había llevado al éxito. Fue así que se pasó al bando de los villanos.
Tanto en "Magic Magic" como en "Cristal Fairy" (la otra película filmada con Silva en Chile), Cera toma un personaje que incomoda, el desagradable y desfachatado, lejos del carismático acostumbrado. Y la crítica ha alabado este cambio.
La magia del terror
Para "Magic Magic", Sebastián Silva se inspiró en la historia real de un grupo de jóvenes que viajaron a Río de Janeiro. Ahí una de las chicas del grupo empezó a comportarse de manera muy extraña, sin que ninguno de sus compañeros de viaje pudiera explicar qué estaba sucediendo. Llegaron a pensar que estaba poseída por una especie de ritual de magia negra. Finalmente, la verdad era que estaba sufriendo un ataque de esquizofrenia paranoica.
En la película es Alice (Juno Temple) , una joven de California, la que llega a Santiago a visitar a su prima Sarah (Emily Browning). Ella está estudiando y deciden juntas ir a pasar unos días en una isla del sur, en una cabaña donde no llega señal alguna. El resto del grupo lo integran el novio de Sarah, Agustín (Agustín Silva), Brink (Cera) otro estadounidense que vive en Chile y Bárbara (Catalina Sandino Moreno). Todo se altera cuando Sarah debe volver a Santiago y deja sola a Alice con sus amigos.
Lentamente , Alice empezará a quebrarse psicológicamente. No puede dormir, y a esto se suma la angustia de permanecer en un lugar desconocido con la inquietante y perturbadora compañía de Brink, quien pone la nota siniestra. Los otros personajes, en cambio, se encuentran tan absortos en sus problemas que ignoran la crisis de Alice. Ella se irá desarmando mentalmente, gota a gota.
La intención de Silva es que el espectador nunca tenga claro quién es el villano. ¿A quién debemos temerle? ¿A la chica rara o al malo de la película? ¿Esto es algo paranormal o esquizofrenia? Lo que consigue Silva es sembrar la duda para descolocar al espectador. Todo un coqueteo con el terror adolescente clásico, tipo "Evil Dead" con el cine independiente más contemporáneo. Sin duda Cera, gracias a Silva, ya no es el chico bueno de antes.