Florencia Araya, la pequeña heredera de una larga tradición
TENIS. Nieta e hija de tenistas destacados, la viñamarina fue seleccionada para representar a Chile en el Sudamericano para menores de 12 años que se jugará en Paraguay.
Revisando los antecedentes de su familia, era imposible que Florencia Araya no se dedicara al tenis. Su abuelo Eduardo Zuleta jugó Copa Davis por Ecuador, su abuela Margarita Bender compitió en el Abierto de Francia y Wimbledon, y su mamá Marlene Zuleta fue seleccionada nacional en Fed Cup. Así, no es de extrañar que tomara la raqueta cuando apenas podía sostenerla y comenzara a jugar en un frontón.
Eso fue a los tres años de edad. Hoy tiene 11 y terminará esta temporada como número tres de Chile en la categoría menores de 12 años. Y más importante que eso, fue seleccionada para representar a nuestro país en el Campeonato Sudamericano de la categoría que se disputará en Paraguay a comienzos del próximo mes.
Esta viñamarina, alumna de sexto básico del colegio Alemán de Valparaíso, tiene las cosas claras. Sabe que debe mejorar su servicio, por ejemplo, y controlar la rabia cuando las cosas no le salen. Porque su carácter competitivo asoma a cada instante, según cuenta su entrenador Ángel Torres. "No le gusta perder", dice, mientras ella asiente.
Además del gusto por competir, en su carácter aflora también el amor por el deporte. Si no está jugando tenis, está practicando fútbol o simplemente corriendo de un lado a otro. De ahí que no tenga problemas para someterse a la exigente preparación física de la academia Viña Tenis Total.
"Es lo que más me gusta. Yo juego desde los cuatro años. Mi abuela jugó Wimbledon y Roland Garros y desde chica me llevaba al club. Ahí agarré la raqueta y empecé a jugar con el frontón. Me gustaba pegarle fuerte", cuenta.
POCA COMPETENCIA
"Flo" terminará este 2013 como número tres de Chile, ubicación que se respalda en gran parte en sus buenas actuaciones en los torneos más importantes. "Como están las cosas en el Circuito Nacional de Menores a veces es difícil lograr que se motiven en los campeonatos más chicos", dice su coach, apuntando a una realidad muy dura: en nuestro país muchas veces los torneos parten en semifinales debido a la baja cantidad de inscritos.
"La presión es fuerte porque no alcanzan a tomar ritmo. A ella le costó sacar su mejor tenis este año, pero lo bueno es que respondió en los torneos grandes", analiza Torres. Florencia agrega que "ahora paso de categoría a 14 años y es mejor porque hay más niñas. En la de ahora somos muy pocas las que jugamos".
Con eso en mente, la idea es comenzar pronto a jugar torneos internacionales. Una primera aproximación será el Sudamericano de Paraguay, aunque en el mediano plazo se apuntará a competir en la gira Cosat que recorre gran parte del subcontinente.
Respecto al Sudamericano, la pequeña tenista señala que "estoy feliz porque era la meta que tenía para este año. Es primera vez que voy a jugar en el extranjero. ¿Nerviosa? No, es bacán que me hayan nominado porque quiero demostrarle al país que yo también estoy acá y que puedo ser una buena jugadora para Chile".
Su entrenador acota que "es buen momento para jugar afuera, aunque veremos cómo le va. Es que a esta edad son muy menuditas, entonces prefiero que se haga más fuerte, que se desarrolle bien antes de salir a competir".
OBJETIVOS CLAROS
Si Florencia Araya tiene claro lo que debe hacer para mejorar su juego, también tiene claro qué quiere para el futuro: espera dedicarse profesionalmente al tenis y llegar a estar entre las mejores del mundo.
"Me gustaría ser tenista profesional y estar entre las cinco mejores del mundo", avisa la chica, fanática de Rafael Nadal.
Ángel Torres, quien alcanzó a jugar profesionalmente antes de optar por un prematuro retiro (ver recuadro), prefiere no proyectarse a tan largo plazo, pero reconoce que su jugadora va bien encaminada. "Tiene un timing con la pelota muy bueno porque viene jugando desde los cuatro años. Es muy inteligente y tiene una personalidad muy competitiva. En cuanto a golpes es muy completa, además que es una deportista innata y está todo el día jugando fútbol, saltando, corriendo. Su estado físico y su movilidad son buenos para ser una niña de 11 años", asegura.
Y aunque la propia deportista dice que "tengo que mejorar mi saque para no cometer tantas doble faltas", su entrenador dice que "no tiene tantas falencias, pero ya debemos empezar a mostrar un juego más táctico. Está acostumbrada a ganar con puntos cortos, pero tiene que aprender que no siempre se puede y que no se puede frustrar cuando las cosas no le salen".
Entre el colegio y las canchas
Como toda niña de su edad, Florencia Araya debe asistir y cumplir con las exigencias escolares. "Lo bueno es que salgo todos los días a las 13:45 horas de clases, me voy al tenis y después llego a estudiar a la casa", cuenta sobre su rutina la tenista, una de las pocas niñas de la región que está compitiendo en el circuito nacional. Tiene permiso para faltar al colegio cada vez que debe viajar a un torneo, pero luego debe ponerse al día con las pruebas. "Muestro un justificativo para faltar... lo único que me complica es cuando se me juntan muchas pruebas y no me da el tiempo para estudiar. Ahí tengo que salir del paso con lo que he aprendido en clases no más".
Florencia Araya
Tenista viñamarina
Pupilo del "Pulga" está de regreso
Ángel Torres fue uno de los primeros becados por Horacio de la Peña cuando el argentino se instaló en Chile prometiendo revolucionar la formación de tenistas. Siendo casi adolescente se fue a vivir a Santiago, donde hizo la transición de junior a profesional. Ingresó al circuito, los resultados no llegaron y en poco tiempo se retiró. De inmediato comenzó a trabajar con el "Pulga", hasta que este 2013 decidió volver a Viña para iniciar su propio camino. "Quizás me retiré muy rápido. Los tenistas tenemos dos periodos de maduración, uno como a los 15 y 16 años y otro cuando entras al profesionalismo. Yo no esperé el segundo y otros sí lo hicieron. Ahora veo que jugadores a los que yo les ganaba fácil están 300 o 400 del mundo", señala. Lentamente está armando un grupo de trabajo. Primero arrendó canchas en el club El Refugio y ahora se desempeña en el Estadio Español. "Trabajo con mi hermano como preparador físico y de a poco hemos ido sumando alumnos", cuenta.