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¿Por qué gritan los chilenos? Carlos peña

El abogado y Doctor en Filosofía intentará explicar las razones por la que estamos disconformes, lo que nos lleva a una variedad de manifestaciones sociales.
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Basta prender la televisión, escuchar la radio, leer los diarios, o interactuar en las redes sociales para darse cuenta que los chilenos estamos disconformes. Semana a semana se dan a conocer noticias de trabajadores en huelga o paros de funcionarios públicos por mejorar los sueldos; marchas de universitarios y secundarios por la calidad de la educación; o protestas por el daño ecológico que vive alguna zona, entre otras muchas manifestaciones.

Paradójicamente, esto se produce en un momento en que las condiciones materiales del país están mejor que hace 20 años: la expectativa de escolaridad es hoy de 15,6 años, apenas una fracción por debajo de los países de la OECD; la educación superior se acerca al 50% de cobertura, y la mayor parte de la matrícula se compone de hijos de quienes nunca accedieron a este nivel educacional. Por otra parte, la vivienda propia es una realidad para más del 75% de los chilenos; y el consumo borra los signos externos del estatus.

Entonces, ¿qué pasa en Chile?

De largo aliento

Esta pregunta es la que desde hace un tiempo se vienen haciendo el abogado y Doctor en Filosofía Carlos Peña, y que de alguna manera intentará contestar hoy en la conferencia que ofrecerá en el marco del Festival Puerto de Ideas. Desde su perspectiva, en solo dos décadas "los chilenos han experimentado en el curso de su vida cambios que antes se alcanzaban en dos o tres generaciones".

En este sentido, considera que "el desasosiego que se ha manifestado en los últimos tres años se explique por los profundos cambios culturales y subjetivos que resultan de esos cambios materiales. En particular, un incremento de las expectativas y el deseo que las ideas que legitiman a la modernización capitalista -la igualdad de oportunidades y la meritocracia- efectivamente se cumplan".

-¿Se puede identificar un punto de quiebre para que llegásemos a este momento?

-Este es un proceso lento que se anticipó en un famoso informe del PNUD del año 1998: "Las paradojas de la modernización", se le denominó. En un primer momento se manifestó como temor a que el bienestar cayera en cualquier momento como un castillo de naipes; hoy se manifiesta como un reclamo para que las expectativas y los ideales del capitalismo -meritocracia entre ellos y competencia justa- se realicen.

-Esto, ¿podría deberse a la falta de referentes sociales, políticos, religiosos u otros?

-Es probable que uno de los factores sea la falta de vínculos sociales o de significados colectivos. Una de las principales fuentes de sentido que es la religión, también muestra signos de estarse transformando.

-¿Eso quiere decir que creemos menos?

-No, Chile no es menos religioso que antes. Pero la religiosidad se ha transformado, hoy es más electiva e individual.

-Pasando a otro tema, actualmente existen nueve candidatos a la presidencia, ¿es un síntoma de lo que nos sucede como sociedad?

-Probablemente este hecho inédito en la historia política de Chile sea una muestra de esa contradicción. Es como si todos los sectores se esforzaran por interpretarla y hacer suyo el malestar que subyace en ella: desde quienes ven en él un quiebre definitivo de la modernización hasta los que ven en él un simple deseo de reforma.

-Y los encapuchados que aparecen en algunas manifestaciones sociales, ¿también sería por lo mismo?

-Respecto a este tema me parece que es posible decir que los movimientos sociales parecen ser una cuestión, ante todo, generacional.

-¿En qué sentido?

-En que la mayor parte se trata de grupos incorporados al sistema educativo, más autónomos que sus padres, que, llenos de expectativas, experimentan hoy una gran frustración que la literatura sociológica ha descrito largamente. En fin, los encapuchados (es decir, personas que amparadas en el anonimato de la masa actúan con violencia) son habituales en cualquier fenómeno de masas, pero especialmente en procesos sociales que desatan, como digo, las expectativas sin lograr satisfacerlas del todo.

-¿Este es un tema que se da solo en Chile?

-En realidad se puede observar en varias partes fenómenos similares. Y en el caso de la región puede citarse a Brasil. Allá y acá parece haber una rebelión capitalista o pequeño burguesa, por decirlo así, dentro del capitalismo. No una rebelión proletaria, campesina o indígena, sino una protesta de las capas medias, las recientemente ilustradas, empleados, profesores, cuyas expectativas se acrecientan muy rápido y le piden al sistema que se ponga a la altura.

Interés social

Carlos Peña es rector de la Universidad Diego Portales, y además profesor de la Universidad de Chile. Entre sus publicaciones se encuentra "El concepto de cohesión social" (2010); y los tres textos que trabajó con Joaquín Brunner: "La reforma al sistema escolar" (2009), "La reforma de la educación superior" (2010), y "Lo público y lo privado en la educación superior" (2011).

Y si bien ha incursionado en otras áreas con libros como "Zurita por Zurita" (2012) y "Parra: el hombre indigente", siempre ha estado más vinculado al área de la reflexión sociológica.

Su nombre, además, se convirtió en uno de los favoritos de esta versión del Festival Puerto de Ideas, pues agotó rápidamente las entradas para la charla .

-¿Qué le parece participar en Puerto de Ideas?

-Estoy muy contento de hacerlo. Me parece que uno de los deberes de quienes trabajamos en las universidades, consiste en animar la discusión pública, atizar el fuego de la deliberación colectiva.

-Por otra parte, los boletos a su conferencia ya están totalmente vendidos. ¿Qué le parece el interés que despierta el tema?

-Es una muestra de que en las sociedades existe una pulsión que a veces olvidamos: las sociedades anhelan comprenderse a sí mismas, reflexionar acerca de lo que les ocurre para, finalmente, ser capaz de seguir conduciéndose a sí mismas sin perder el control.

"Las sociedades anhelan comprenderse a sí mismas, reflexionar acerca de lo que lo que les ocurre para, finalmente, ser capaz de seguir conduciéndose".

Carlos Peña

Abogado