La ciencia de la percepción
El genetista y neurobiólogo Charles Zuker nació en Chile, estudió en el MIT y finalmente se radicó en EE.UU. En la charla que preparó para el Puerto de Ideas experimentará en vivo con una cantante, un chef y un pintor.
Tenía 19 años y terminaba de estudiar Biología en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) cuando decidió partir a las ligas mayores: Estados Unidos. Allá terminó doctorándose en el famoso Massachussetts Institute of Technology (MIT) y radicándose hasta nuestros días, donde ahora es miembro del Howard Hughes Medical Institute y profesor en los departamentos de Bioquímica y Biofísica, y de Neurociencia de la U. de Columbia (Nueva York).
Charles Zuker es un chileno que cumplió el sueño americano y lo hizo especializándose en un área tan misteriosa como apasionante: los sentidos. Miembro de la National Academy of Sciences de Estados Unidos, ha sido galardonado, entre otros, con el premio en neurociencias Alfred P. Sloan, el Alcon Award, el Cogan Award por su investigación en visión, el W. Alden Spencer Award de la U. de Columbia y el International Flavors and Fragances Award, por su investigación en el gusto.
Un currículum impresionante, y que lo convierte en uno de los invitados estelares para la presente versión del Festival Puerto de Ideas, donde realizará dos charlas. La primera de ellas está centrada en su área de especialización y se denomina "Dilucidando los misterios de nuestro cerebro".
El gran órgano
Desde su oficina en Nueva York -previo a recalar en Valparaíso- Zuker comenta que esta presentación será en inglés y hablará del trabajo de investigación que hace con su equipo en Estados Unidos: cómo el cerebro transforma la información detectada previamente por nuestros sentidos y la convierte en percepciones. "He escuchado eso de que usamos solo el 10% de nuestra capacidad cerebral, pero lo cierto es que es imposible de cuantificar. Puede ser más, puede ser menos. Es una pregunta aún sin respuesta. Nuestro cerebro es capaz de codificar conceptos tan abstractos como la fe o el amor. Y cómo lo hace, es todavía un misterio", afirma.
Lo que está un poco más avanzado es el entendimiento de procesos más básicos, como la detección de experiencias sensoriales a través de los sentidos. Desde esta perspectiva, y como especialista en gusto, dice que junto a sus colegas han llegado a conclusiones asombrosas tras sus indagaciones.
"En el cerebro los distintos sabores están ordenados en distintos sectores. Hemos hecho distintos experimentos con ratones y hemos descubierto que si, por ejemplo, estimulamos el área del sabor dulce, aunque estés tomando agua o no estés ingiriendo nada incluso, vas a estar convencido de que comiste o tomaste algo dulce. Y al revés, si se reprime esa parte, puedes alimentarte de kilos de azúcar y solo sentirás un sabor amargo", ejemplifica.
"La idea de esta conferencia es conducir a la gente por un viaje a través de los sentidos, pero desde un ángulo bastante científico. Yo espero que el público pueda apreciar qué significa hacer investigación, que nos permite encontrar y descubrir estos enigmas de la mente", explica.
sentidos y neuronas
Su segunda intervención, "La sinfonía de los sentidos", será más lúdica y contará con la participación de la cantante Pascuala Ilabaca, el chef Rodolfo Guzmán y el pintor José Basso. En este caso, Charles Zuker, desde la neurociencia traducirá al lenguaje neuronal las visiones de mundo de músicos, artistas y chefs chilenos.
"Nuestra representación de la realidad está en la mente. Como dice Morfeo en "Matrix", si lo que sentimos, tocamos u olemos es concreto, entonces la realidad no es nada más que impulsos eléctricos cerebrales. El mundo está hecho de cosas concretas, pero nuestra mente está conformada por neuronas. Una consecuencia de esto es que nuestra percepción del - mundo solo está en nuestras mentes y la percepción de uno es distinta a la del otro", sostiene Zuker.
Precisamente como una forma de ilustrarlo, estarán los invitados a su charla, quienes "lo que hacen, en definitiva, es jugar con nuestros sentidos. La pregunta es cómo podemos traducir estas experiencias sensoriales al lenguaje del cerebro. El plan es ser una especie de moderador, hacerles consultas a ellos y dilucidar qué ocurre en la mente del espectador o consumidor mientras vive esta experiencia sensorial. La idea es tomar conciencia, porque uno sabe que una pintura o una canción puede conmoverte, pero la idea es graficar cómo pasa y cómo ellos han aprendido a manejar estímulos sensoriales que nos provocan algo de manera muy específica. Queremos que el público participe, entonces todo será como un juego, haremos experimentos que creo que serán bastante entretenidos". Dice que no conoce personalmente a ninguno de los tres, pero ha empezado a tener contacto por skype o correo electrónico. Y añade que a Guzmán lo ubica por su restaurante, Boragó. "Está entre mis tres favoritos, no en Chile, sino en el mundo", confiesa.
Para ambas actividades, las entradas están totalmente agotadas desde hace un par de semanas. "Es muy satisfactorio. Creo que es absolutamente rescatable que la ciencia salga del laboratorio y empiece a ser un tema que le concierne no solo a los científicos propiamente tal, sino al público en general", opina.
MIRADA HACIA CHILE
Sin duda, Charles Zuker es dueño de una trayectoria brillante, que empezó a cimentar en sus años universitarios en Valparaíso, donde pasó 3 años. "Fue una etapa muy bonita y gratificante. Además del grupo humano con el que compartí, rescato la libertad que me dieron mis profesores en la PUCV. Jamás me cortaron las alas, me dieron la opción de experimentar con mi creatividad, siempre guiándome, por supuesto, pero jamás reprimiendo esa parte", rememora, no ocultando su entusiasmo por volver al Puerto.
Consultado sobre cómo percibe el campo científico en Chile, asegura que solo tiene palabras de reconocimiento a sus pares nacionales, los que tienen nada que envidiarles a los estadounidenses. "El problema que yo he detectado, por conversaciones y lo que observo, es que hay un tema con los plazos para obtener fondos. Ni siquiera es un tema de recursos, porque los laboratorios en Norteamérica reciben recursos similares, pero la diferencia es que se trabaja con plazos de cinco años. No uno como en Chile", clarifica.
"Si haces una investigación que dura solo un año, porque tienes que rendir cuenta para volver a obtener fondos, tu creatividad como científico se coarta, porque estás actuando en función de una meta demasiado cortoplacista. Si te dan cinco años, en el peor de los casos vas a perder tiempo y trabajo, pero esos recursos invertidos sirven para ganar experiencia y prepararte para la siguiente oportunidad. Eso en Chile no se visualiza de la misma manera, el sistema está mal enfocado a mi juicio", finaliza.
"Es absolutamente rescatable que la ciencia salga del laboratorio y empiece a ser un tema que le concierne no solo a los científicos propiamente tal, sino al público en general".