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Niños como agentes activos en seguridad vial

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La educación juega un rol fundamental en la transformación de las condiciones de vida y los cambios culturales de las sociedades. En este sentido, la formación desde la más temprana edad es la más eficaz en la misión de cambiar hábitos y conductas orientadas a mejorar el comportamiento y el estilo de vida de las futuras generaciones.

A esto apunta el manual "Transitemos Seguros", una completa guía de actividades para el aprendizaje de la seguridad de tránsito, elaborada por los Ministerios de Transportes y Telecomunicaciones- a través de CONASET- y el de Educación, orientada a los docentes de primer ciclo de enseñanza básica, en el desarrollo de sus clases de seguridad vial.

A esto también apuntamos a través de las charlas de educación vial para niños que hemos comenzado a impartir en diferentes comunas de la Región de Valparaíso, en las que buscamos desarrollar en ellos el conocimiento sobre su entorno más cercano y sobre cómo desenvolverse en él respetando las normas de seguridad y convivencia.

Esta tarea se hace más fácil y dinámica dado que se realiza en su espacio cotidiano y a través del juego, una de las actividades más familiares para los niños y a través de la cual se les hace muy sencillo aprender.

Como CONASET estamos periódicamente impulsando campañas de concientización orientadas principalmente a conductores, entre ellas, cinturón de seguridad, Tolerancia Cero al Exceso de Velocidad, Tolerancia Cero al Alcohol, entre otras. Y si bien estas iniciativas han demostrado tener buenos resultados, se trata de estrategias comunicacionales destinadas a cambiar hábitos ya muy arraigados.

Para nosotros los niños son los principales agentes preventivos en materias de seguridad del tránsito. Esto porque desde la etapa más temprana, sembramos en ellos la semilla del respeto por la vida con el propósito de producir cambios en la cultura cívica respecto a su comportamiento en los espacios públicos.

Asimismo, los menores son nuestros aliados estratégicos en el llamado a los adultos a ser usuarios responsables de las vías porque cuando los niños aprenden algo y les hace sentido, lo adoptan como parte de su forma de vida y son estrictos al transmitir el mensaje, no sólo a sus pares sino a los mayores, de quienes esperan conductas ejemplares.

Es fundamental consolidar los esfuerzos y motivaciones conjuntas de los padres, las comunidades educativas y los mismos niños para lograr generar una cultura vial prudente desde la infancia y que con el tiempo se fortalezca y se transforme en hábitos duraderos que se transmitirán generación tras generación.

Gloria Basualto

Seremi de Transportes y Telecomunicaciones