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Puerto, patrimonio y futuro

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Se suele entender la "cultura" como un espacio simbólico, desprendido de nuestro espacio natural y que nos resulta familiar a todos quienes lo habitamos, porque está conformado por los conocimientos, actividades y obras, construidos y guardados en común por los porteños (de puerto) de ayer y de hoy para los porteños de mañana.

En la cultura existe obviamente un Patrimonio (del vocablo "padres", al igual que "patria") tangible y otro intangible. Sin embargo, vemos que hoy se centra la atención únicamente en los inmuebles y paisajes, importantes y que nos deben enorgullecer por su singularidad, pero se olvida la fuerza configuradora del patrimonio intangible. Se olvida con frecuencia con él su principal componente: la actividad portuaria que dio origen a la ciudad, la define y es la más fuerte tensión que la sostiene y le abre el futuro.

Quizá por este olvido del patrimonio intangible, de otros además de la actividad portuaria, se tiende a mirar el patrimonio como un museo y no como lo que es: una plataforma de lanzamiento y una guía para el progreso.

Quizá por ese olvido no se aprecia en toda su importancia que el puerto es de las pocas entidades que mira el largo plazo y sale a su encuentro. Ahí está su Plan Maestro de Desarrollo y ahí también, la ZEAL, la obra más imaginativa, innovadora y tecnológica que ha conocido en mucho tiempo la ciudad y que le permitió retirar cerca de 500.000 camiones por año de sus calles céntricas y multiplicar sus posibilidades máximas de atención de cargamentos marítimos, haciendo posible conservar su condición de puerto principal.

Ahí está la inversión privada de US$ 700 millones que comenzó a concretarse, la más importante en la historia de la ciudad después del molo de abrigo. También está el esfuerzo de armonizar el desarrollo necesario del puerto con el derecho de los habitantes de tener un paseo marítimo abierto al público, de calidad y seguro, que satisfaga el recuerdo y el anhelo que le despierta a los porteños y porteñas poder contemplar el borde costero desde el anfiteatro magnífico de sus cerros.

Lo que está escrito es una reflexión que nace de mis largos años en la actividad portuaria ante tanta opinión disparada sin suficiente información y prudencia que se ha vertido durante los últimos meses.

Sergio Núñez Ramírez

Abogado, vicepresidente Puerto Valparaíso