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Ante una decisiva jornada electoral

Esta elección es particularmente trascendente y no exenta de algunas complejidades.La multiplicidad de decisiones es lo que añade cierta complejidad al proceso y de ahí la necesidad que se den a los electores las máximas facilidades e información para que el ejercicio del derecho a sufragio sea expedito, tranquilo y transparente.
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Se ha entrado en la etapa final del proceso destinado a la realización de una nueva y decisiva jornada electoral. Los jefes de las fuerzas armadas han tomado el control de los recintos de votación y han dispuesto diversas medidas para facilitar el comicio y mantener el necesario orden público en este importante ejercicio democrático.

Ya han sido habilitados los locales correspondientes y para hoy se esperan las jornadas de capacitación para los integrantes de las mesas receptoras de sufragio.

Esta jornada electoral es particularmente trascendente y no exenta de complejidad. Tienen los ciudadanos derecho a sufragar por Presidente de la República, senadores, cuando así corresponda territorialmente, diputados en todo el país y, por primera vez, consejeros regionales.

Esta multiplicidad de decisiones es lo que añade cierta complejidad al proceso y de ahí la necesidad que se den a los electores las máximas facilidades e información para que el ejercicio del derecho a sufragio sea expedito, tranquilo y transparente.

En este sentido el Servicio Electoral ha tomado todas las medidas del caso, en especial la información a los ciudadanos.

Ubicados ya los votantes en el recinto que les corresponda, básica es su identificación, para lo cual son válidos sólo dos documentos: cédula de identidad o pasaporte.

En lo personal es fundamental el autocuidado, ya que son posibles algunas esperas para emitir los votos. La vestimenta adecuada, la bebida oportuna son detalles que pueden ayudar a aliviar la espera, en especial cuando se trata de personas de la tercera edad o afectadas por enfermedades o limitaciones. Es importante, además, la mantención de un eficiente servicio de transporte público contribuyendo así al traslado de los votantes hasta sus puntos de sufragio.

Finalmente, hay que tener presente que el éxito de la decisiva jornada electoral de mañana no solo es responsabilidad de la autoridad militar que cautela el orden en los locales o del Servicio Electoral, que ha puesto en marcha toda su organización. Es también responsabilidad de cada ciudadano, que debe asumir el proceso como propio, contribuyendo al cumplimiento de las disposiciones vigentes, evitando confrontaciones y afrontando aquellos problemas derivados de la nueva realidad de un electorado masivo y de una elección con múltiples alternativas.

Qué se decide

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En estos días el país se apresta a tomar decisiones fundamentales, en un contexto social y político diferente a todas las elecciones presidenciales anteriores. En algunos aspectos políticos, la de este domingo puede parecerse a la que precedió a don Eduardo Frei Montalva en 1964, pero las coordenadas históricas y económicas de ese momento eran sustancialmente distintas. Dicha comparación además de nostálgica introduce un sentido dramático que no es del caso. Sin embargo, nadie podría desconocer que esta vez el país tiene la necesidad, y a la vez la oportunidad con mejores posibilidades que hace 50 años, de introducir rectificaciones sustantivas y exitosas en su orden social y económico.

Debido a las restricciones institucionales, de los resultados en sí mismos no se seguirán grandes sorpresas institucionales, que no es lo mismo que su significado social y político. Lo relevante, por lo mismo, será el sentido y las consecuencias que le atribuyan unos y otros a la determinación ciudadana que se deje ver ese día. En esta interpretación hay un par de errores probables que se deben evitar por el bien del país. Uno, de carácter sociológico, es creer que el país sólo está pasando por las tensiones de una modernización tardía que el transcurso del tiempo y alguna que otra medida terminarán superando. El segundo, de carácter político, no estar dispuestos a flexibilizar posiciones porque se tiene ventajas constitucionales autogeneradas, pues los conflictos sociales suelen desbordar las formas jurídicas cuando éstas sólo responden al significado o subjetividad de una de las partes.

Pero después de estas elecciones habrá, en todo caso, una condición política nueva que será la consecuencia de una decisión cívica que es conveniente saber leer a partir del mérito social y cultural que tenga la votación. La emergencia de movimientos sociales está asociada más a procesos económicos o cambios culturales que a porcentajes de representación electoral y esto hace una diferencia cualitativa de cara al tiempo futuro.

De esa condición nueva, que no es equivalente al quórum parlamentario que obtengan las diversas propuestas, dependerá cuánto se pueda avanzar para restablecer los equilibrios perdidos en favor de una representatividad política más democrática y de los derechos sociales a la educación y la salud que el Estado debe garantizar a todos.