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Exposición sobre inclusión de niños con Síndrome de Down llega a la región

ciudades. Muestra busca abrir la discusión sobre el tema en la sociedad.
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"Ojos que ven, corazón que siente", se llama la exposición fotográfica que aboga por la inclusión social de niños con Síndrome de Down que se presentará en Santiago en enero y que ya alista su llegada a la Quinta Región para la temporada de verano.

La exhibición consiste en 100 retratos realizados por 23 destacados profesionales. Su puesta en escena se basa en una suerte de intervención urbana de gran formato en estructuras que sustentan cada imagen, de una altura de 1,2 metros, y con niños y jóvenes de entre 0 y 18 años.

Se pretende "enviar el mensaje de que el Síndrome de Down no es una enfermedad, que los chicos tienen muchas capacidades y que hay que darles una oportunidad", según explicó Pamela Fernández, una de sus organizadoras.

RECONOCIDOS NOMBRES

Profesionales como Jordi Castell, Fernanda Larraín, Jorge Aceituno, Iván Petrowitsch, Gabriel Schkolnick, Rodrigo Opazo y Pilar Cruz son sólo algunos de los fotógrafos que participarán de la muestra que se iniciará el 11 de enero en la Plaza de Armas, en Santiago. Luego recorrerá otras comunas de la capital y para febrero se espera que arribe al Gran Valparaíso. Fernández comentó que ya iniciaron gestiones con los municipios de Valparaíso y Viña del Mar, a fin de que la exposición cobre visibilidad también entre el público local y quienes visiten la zona durante las vacaciones.

"La idea es que las fotos, cuando estén en la calle, hablen por sí solas y no pasen desapercibidas para la gente. Se trata de abrir el tema,hablar al respecto y darles una oportunidad a los niños", agrega Fernández, quien también es fotógrafa.

Agradeció además la colaboración de la fundación Isabel Aninat Echazarreta en la organización de la actividad.

Recorrido por el país y un libro

Además de su paso por Santiago Centro en enero y su planada llegada a la Quinta Región en febrero, la exposición fotográfica volverá a la capital en marzo (Parque Bicentenario) en Vitacura. En abril se instalará en Las Condes (avenida Isidora Goyenechea) y en mayo en el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM). Luego, la cadena Mall Plaza se hará cargo de las fotografías y las exhibirá en sus distintos locales a lo largo del país. Además, para el próximo año se anuncia el lanzamiento de un libro con testimonios y cartas de familias que tienen el privilegio de contar con integrantes con Síndrome de Down.

Joyero viñamarino conquista Hollywood con sus creaciones

emprendimiento. Anillos diseñados por Claudio Pino, radicado en Canadá, aparecen en "Los juegos del hambre 2"
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Esta semana se estrenó en los cines de todo el mundo la película "Los juegos del hambre. En llamas", la segunda parte de la saga basada en el éxito literario de la novelista estadounidense Suzanne Collins. Según cifras de la taquilla norteamericana, la recaudación de US$ 160 millones que logró en su primer fin de semana de exhibición la ubica en el cuarto lugar de las cintas con mayor éxito de la historia.

Este dato da cuenta del impacto que ha empezado a causar el filme en las audiencias. Lo particular es que un viñamarino es parte de este éxito de la manera más insospechada.

Hace 25 años, y tras la separación de sus padres, Claudio Pino dejó Viña del Mar y Chile para unirse a su madre en una nueva experiencia de vida en Canadá. Cruzó todo el continente y se instaló en Montreal, cargado de sueños y con expectativas de dedicarse a la joyería artística.

RELACIÓN CON EL CINE

Tras haber desarrollado una exitosa carrera que lo llevó a exponer en destacadas galerías y bienales en París, Pekín, Tailandia, Hong Kong y Nueva York, entre otros puntos, Pino hoy disfruta de la satisfacción de que dos obras suyas son portadas por uno de los personajes de la película dirigida por Francis Lawrence. Se trata de Caesar Flickerman, interpretado por el afamado actor Stanley Tucci.

El artista chileno reconoce haber nacido en Rancagua, aunque se declara "viñamarino 100%" ya que vivió en la Ciudad Jardín durante 17 años. Recuerda que durante la época escolar ganó numerosos reconocimientos gracias a su habilidad para la pintura.

"Vivía en el sector de Villa Dulce y estudié en la escuela primaria John F. Kennedy y en el liceo Guillermo Rivera. Me acerqué al arte por influencia de mi padre, quien de profesión era gásfiter, pero que como hobby se dedicaba al tallado de réplicas de barcos y aviones en madera", explica.

Pino agrega que al terminar la enseñanza media quiso emprender estudios de Bellas Artes pero el destino le tenía trazado otros planes. Decidió acompañar a su madre a Canadá y aprovechando su gusto por el idioma francés, se inscribió en la escuela de joyería contemporánea St. Henri en Montréal. Desde ahí, todo empezó a tomar vuelo. Se especializó en piezas artísticas contemporáneas y de fabricación individual y exclusiva. Así, forjó una carrera que empezó a cobrar relevancia hasta su reciente llegada a Hollywood.

Pero ¿cómo se presentó esta oportunidad? Pino comenta que el haber participado junto a un colectivo artístico de una muestra en Nueva York le significó obtener reconocimiento, por lo que Trish Summerville, diseñadora de vestuario de la película, se contactó con su agente. Le pidieron que enviara cuatro anillos, de los cuales quedaron finalmente seleccionados dos.

LAS PIEZAS

LAS PIEZAS

Sin duda las influencias futurísticas y de la tendencia steampunk de su trabajo le jugaron a favor para ser elegido. "Uno es un anillo cinético llamado "Interactive Mirror" ("Espejo Interactivo"). Lo llamo así porque tiene movimiento en su estructura, con un espejo que pivotea en todas las direcciones. Está hecho con oro de 14 kilates, plata, cornalina y perla . El otro es el "Vena Amoris" de la colección "Black Velvet" (Terciopelo Negro") el cual, claro, hace juego con el atuendo del personaje y tiene oro, plata y ónix", detalla.

Aunque el precio de estas piezas ronda los US$ 5 mil (2,5 millones), Pino prefirió prestárselas a los responsables de producción de la cinta. Esto, con la idea de no perder los derechos sobre sus obras y poder aprovechar la promoción mediática que, reconoce, ya empezó a producirse en Canadá, a través de numerosas publicaciones especializadas.

Pricescope.com describe a las colecciones del viñamarino como ejemplos de "diseños innovadores, tanto para hombres como para mujeres. Y sus estilos, que van desde la delicada y floral de la fantasía pura, están diseñados para la comodidad del usuario, aunque pueden llegar a nuevas alturas o atravesar el dedo en formas que no se creen posible".

Con la satisfacción de poder leer esta y otras críticas favorables, Claudio Pino rememora a su padre, hoy ya jubilado, cuando acostumbraba a visitar los edificios más reconocidos de Viña del Mar para realizar reparaciones. "Me inspiro en la naturaleza, la ciencia y el urbanismo que logré rescatar del trabajo de mi padre para crear mis obras", afirma y a modo de resumen concluye con que "la pasión y la perseverancia son la llave para alcanzar el éxito".

La formación de

un artista exclusivo

Además de sus estudios en la escuela St. Henri, Claudio Pino obtuvo certificados de L"École de Joaillerie de Montréal y de formación avanzada del corte facetado de piedras preciosas en el Consejo de los Oficios de Arte de Quebec. En 2011, gracias al Consejo Canadiense de las Artes, recibió una Maestría de Joyería en Platino en la prestigiosa Holt Academy en Londres, Inglaterra, y recibió entrenamiento intensivo con el gran maestro experto en platino Jurgen J. Maerz, director de la Cofradia internacional Consulting LLC.