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El Palacio Valle

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En la ladera que enfrenta al norte y dominando visualmente todo el plan de Viña del Mar, se encuentra la vivienda encargada por Juan Valle en 1916, transferida en 1923 a don Patricio Plaza, traspasada en 1935 a don Emilio Domínguez Rielo y, a partir de 1964, sede del Instituto Chileno-Norteamericano de Cultura.

Diseñada por los arquitectos Barison y Schiavon, se emplaza como remate del Paseo Valle, angosto pasaje en cuyos flancos se yerguen viviendas que, a pesar de su alta ocupación predial, poseen los elementos formales: persianas de madera, ventanas de guillotina y cartelas que las distinguen de principios de siglo. Materialmente, se presentan con estucos y molduras de cemento en las fachadas frontales y maderas tingladas en las posteriores, con techumbres que exhiben, en cubiertas y torreones, sus múltiples planos a la vista y lucen el característico alarde de maderas torneadas y caladas, que permite la introducción de la mecánica en la carpintería de aquella época.

En 1985 es adquirida por la UCV para su Instituto de Historia, el año 2000 es nombrada por el Concejo Municipal como edificio de interés y es el ejemplar dominante del sector, con claras influencias de la norteamericana mansión Morse-Libby de 1860, un claro reflejo de las ideas del historicismo en su fase ecléctica, movimiento que se caracteriza por favorecer la yuxtaposición de elementos formales de diversos tiempos y lugares, en este caso, la serie de arcos apuntados en las ventanas mezclados con almenas en la coronación de las torres.

El acceso principal se realiza luego de un recorrido en pendiente de tres tramos, que permite absorber los más de 12 metros de altura entre el nivel de calle y el patio exterior. El primer cambio de dirección conecta con el garaje y la vivienda de servicio, el segundo quiebre comunica con un jardín intermedio, para finalmente llegar al plano principal donde aparece el porche, elevado respecto del nivel de patio y, coincidente con la mayor de las dos torres asimétricas, propuestas como los elementos verticales de la volumetría. Interiormente está marcada por un extenso trabajo de revestimiento de muros y cielos con molduras, texturas y pilastras, por un gran vacío que conecta los dos pisos principales y, como es tradicional en soluciones urbanas de estas dimensiones, el segundo piso se abalcona sobre el vacío por medio de un pasillo perimetral, después de recorrer la larga escalera recta que une ambos pisos.

En la esquina de calle la Alvares está la casa de Guillermo Munich y aunque ya en agosto de 1956 es comprada por Wilibraham Knight como sede de la Iglesia Episcopal Anglicana, la desaparición superficial del trazado del ferrocarril y su pretil de piedra, exponen al estrecho pasaje directamente al centro de la ciudad, acelerando la desaparición de la otra vivienda de la esquina o la modificación de uso del resto de las viviendas.

Gonzalo Abarca Gambaro

Arquitecto, Magíster en Historia y Profesor U. de Valparaíso

Las necesidades de la Asociación de Bomberos

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Sabemos que pesa un déficit sobre esta asociación y que no son pocas las necesidades urgentes que es preciso satisfacer; para lo cual se espera el resultado de las comisiones nombradas para colectar fondos. Parece que algunas han cumplido con su cometido, pero otras no lo han hecho aún, al parecer por falta de tiempo.

Hace tiempo se había dado cuenta a la policía que en la calle Doce de Febrero existía un garito. Ayer en la tarde, guardianes de la 3ª Comisaría allanaron dicho garito, capturando a veinte individuos y al propietario del recinto, que se encontraban en una pieza en los precisos momentos en que se entregaban al juego.

WASHINGTON, 25 (AP).- La paz de la eternidad envolvió hoy una sepultura de Arlington al Presidente Kennedy, cuyos afanes por lograr una paz duradera en el peligroso mundo actual fueron truncados por la bala de un asesino. Millones de norteamericanos presenciaron cuando los restos mortales eran descendidos a la tumba.

"Tacos", la amenaza presente

La congestión de nuestras vías y de nuestros medios de transporte ya no es solo una amenaza futura, es una realidad diaria.Lo fundamental es consignar, como un factor determinante en futuras e impostergables planificaciones urbanas, el tránsito con todas sus variables.
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Buena parte de la pauta noticiosa de la mañana de ayer en los canales de televisión que desde Santiago transmiten a todo el país estuvo centrada en las congestiones de tránsito que agobiaban a los capitalinos al inicio de la jornada semanal. Movilización colectiva de superficie y subterránea y vehículos particulares sufrían los efectos de la gran demanda del público y de diversos problemas en algunas vías, situaciones que acentuaban congestiones que ya son parte de la rutina de la gran ciudad.

¿Y cómo estamos nosotros? De ninguna manera podemos caer en la autocomplacencia de quien mira un problema ajeno.

La congestión de nuestras vías y de nuestros medios de transporte ya no es solo una amenaza futura, es una realidad presente.

Tramos de la avenida España, de Marina, de Uno Norte y del Troncal Urbano deben absorber el creciente flujo de vehículos de todo tipo. Situaciones como derrumbes, manifestaciones violentistas o colisiones sin importancia generan en minutos agobiantes congestiones.

Se han hecho esfuerzo en señalización coordinada y en mejoramiento del transporte público, especialmente con el servicio del Metro Regional, pero todo parece ser insuficiente.

La congestión de tránsito no es únicamente tema de la temporada de verano, está todo el año en el centro mismo de nuestras ciudades. El tejido urbano de la población Vergara, por ejemplo, con calles estrechas, expropiaciones pendientes y edificaciones que con sus accesos y salidas aportan factores que alteran los flujos, se ha convertido en un gigantesco nudo de tránsito que ahoga movimientos hacia el sector costero y también hacia el interior de la Región. Cerros como Concepción y Alegre, con sus desarrollos turísticos, indudablemente bienvenidos, también sufren los efectos de la congestión. Los estacionamientos son capítulo aparte.

¿Cómo abordar toda esta compleja realidad? Son necesarios las inversiones, la señalización, el mejoramiento del transporte público y una dinámica coordinación permanente para afrontar las contingencias, todo ello junto a la responsabilidad individual. Las autoridades, la comunidad en general, sus organizaciones y las personas en particular, deben asumir un rol activo ante un problema en el cual ya no somos meros espectadores, sino que actores, protagonistas y responsables. Pero lo fundamental es consignar, como un factor determinante en futuras e impostergables planificaciones urbanas, el tema del tránsito con todas sus variables.