Secciones

La historia del hombre que venció al régimen del "apartheid" y reconcilió a todo un país

perfil. Mandela estuvo 27 años en prisión por oponerse al sistema segregacionista de la nación africana. Cuando obtuvo la libertad se convirtió en Presidente y luchó por la paz entre negros y blancos.
E-mail Compartir

Pocos hombres han cambiado el rumbo de la Historia como lo hizo Nelson Mandela, un luchador incansable que, pese a pasar 27 años en la cárcel, logró derrotar al régimen racista del "apartheid", uno de los más despiadados del siglo XX.

El deceso del carismático expresidente sudafricano causó una enorme consternación no sólo en su país, donde es un héroe nacional, sino en el resto del mundo, donde se convirtió en un símbolo de la esperanza y del triunfo del espíritu humano.

Su largo y tortuoso camino hacia la libertad de Sudáfrica empezó en la aldea de Mvezo (al este del país), donde Rolihlahla Mandela (el nombre de Nelson se lo dio más tarde una maestra) nació el 18 de julio de 1918.

Tras una disputa de su padre, un líder tribal, con las autoridades, el pequeño Mandela se trasladó a la vecina localidad de Qunu, donde pasó su infancia cuidando ganado.

Madiba, nombre de su clan y por el que se le conoce cariñosamente en Sudáfrica, estudió en varios colegios destinados a la elite negra, donde comprendió la injusta inferioridad que sufría la mayoría negra frente a la minoría blanca del país.

Sus estudios se interrumpieron en 1940, por respaldar una protesta estudiantil en la Universidad de Fort Hare, que le confrontó a una posible expulsión del centro, seguido de la decisión de su tutor de casarle con una chica de la que no estaba enamorado.

Momento clave

Mandela tomó entonces la decisión que cambió su vida: fugarse a Johannesburgo. Allí empezó trabajando de guardia en una mina y entró en contacto con el Congreso Nacional Africano (CNA), partido por el que padeció casi treinta años de cautiverio.

Madiba cofundó las Juventudes del CNA en 1944, cuando se casó con su primera mujer, Evelyn Ntoko Mase, que le dio cuatro hijos.

En 1952, Mandela abrió con su correligionario Oliver Tambo el primer bufete de abogados negros de Sudáfrica, a la vez que se inició en las primeras protestas contra el "apartheid", régimen de segregación racial instaurado por la minoría blanca en 1949.

Cinco años después encajó un revés familiar cuando fracasó su primer matrimonio, aunque poco después conoció a Nomzamo Winnie Madikizela, con quien se casó en 1958 y tuvo dos hijas.

Cada vez más entregado a la lucha antirracista, en 1956 fue acusado de alta traición por un supuesto intento de golpe de Estado. Si bien fue declarado inocente, el proceso desembocó en la ilegalización del CNA en 1960.

Ese mismo año ocurrió la matanza de la ciudad de Shaperville, donde murieron 69 manifestantes negros por disparos de la Policía. A partir de ahí, Mandela actuó desde la clandestinidad y, pese a abrazar la idea de resistencia pacífica del Mahatma Gandhi, radicalizó su postura, creó el brazo armado del CNA y viajó por África con el fin de recibir entrenamiento y captar fondos.

En 1962, fue detenido y condenado a cinco años de cárcel por abandonar ilegalmente el país e incitar a la huelga.

El preso 46664

El preso 46664

Semanas después, las autoridades desmantelaron el centro de operaciones del CNA y comenzó el Juicio de Rivonia, en el que le condenaron a cadena perpetua por sabotaje en 1964.

En el juicio, el brillante orador que fue Mandela pronunció desde el banquillo de los acusados uno de sus discursos más célebres: "He luchado contra la dominación blanca y contra la dominación negra. He albergado el ideal de una sociedad libre y democrática en la que todas las personas convivan en armonía e igualdad de oportunidades".

"Es un ideal -concluyó- que espero alcanzar en vida. Pero, si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto morir".

Mandela fue conducido en un vuelo secreto a la cárcel de la isla de Robben Island, donde se convirtió en el famoso "preso 46664" y donde pasó 18 años, hasta su traslado a otra prisión en 1982. La creciente presión de la comunidad internacional, que endureció las sanciones contra el régimen del "apartheid", ablandó al Gobierno sudafricano, que ofreció la libertad varias veces a Mandela, aunque éste la rechazó repetidamente porque siempre era condicional.

El Presidente

El Presidente

El 11 de febrero de 1990, un Mandela trajeado, sonriente y con el puño en alto salió a pie de la cárcel, días después de que el presidente sudafricano, Frederik de Klerk, legalizara el CNA.

En 1993, Mandela y De Klerk fueron galardonados con el Premio Nobel de la Paz por facilitar el final pacífico del "apartheid" y la reconciliación del país.

Ya en 1994, Madiba hizo historia al ser elegido presidente en las primeras elecciones multirraciales de Sudáfrica.

Tras un lustro en el Gobierno, el primer presidente negro de Sudáfrica dejó el cargo en 1999 y se retiró de la vida política. Un año antes, Mandela se casó con Graça Machel, viuda del presidente mozambiqueño Samora Machel, tras divorciarse de Winnie.

Aunque el exmandatario dejó la política, siguió en la vida pública como mediador internacional y promotor de causas solidarias de su Fundación y el Fondo de la Lucha contra el Sida, pero su salud se resentía y en 2001 le diagnosticaron cáncer de próstata.

En 2004, Mandela anunció su retirada definitiva de la vida pública. "No me llamen -advirtió a la prensa-, ya les llamo yo". Madiba apareció en público por última vez en la clausura del Mundial de Fútbol de Sudáfrica de 2010.

Su popularidad estuvo siempre acompañada de un acoso mediático que duró hasta sus últimos días de vida, con legiones de periodistas acampados, ante el hospital de Pretoria en el que estuvo internado el expresidente y ante su casa, para dar la noticia de su muerte.

"Cuando salí de la cárcel, me di cuenta de que lo que más deseaba no era la libertad, sino volver a mi vida corriente: ir a trabajar a mi oficina, salir a comprar pasta de dientes a la farmacia, visitar a mis amigos", llegó a confesar Mandela en su autobiografía.

Fue, sin embargo, un sueño que nunca llegó a cumplir.

"Un hombre que le priva a otro hombre de su libertad es un prisionero del odio, está encerrado tras los barrotes del prejuicio y de la estrechez de miras"

(Durante su reclusión)

"Aprendí que el coraje no es la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre el mismo. El hombre valiente no es aquel que no siente temor, sino el que conquista ese miedo"

(Sobre sus experiencias)

"Nunca, nunca y nunca más este bello país volverá a experimentar la opresión de uno sobre el otro y sufrirá la indignidad de ser la mofeta del mundo"

(Al asumir como

Presidente, en 1994)

"Si quieres hacer la paz con tu enemigo, tienes que trabajar con tu enemigo. Y entonces se convierte en tu compañero"

(Sobre cómo negociar

con los adversarios).

"En mi país primero vamos a prisión y después nos convertimos en Presidente"

(Al recordar las complejas

circunstancias en que se dio su vida en Sudáfrica)