Chile ha optado por un modelo de desarrollo hacia afuera, basado en la promoción de exportaciones. Por ello, es importante conocer y relacionar los diferentes parámetros que manifiestan el comportamiento del comercio exterior, centrándonos en el lado real de los flujos internacionales. Es decir, interesa focalizarnos en los temas relacionados con la oferta y demanda de bienes y servicios de nuestro país y el resto del mundo como también en el pago a los factores productivos relacionados con la inversión extranjera directa, la migración y la colocación de personal en otros países.
La balanza de pagos es el registro de todas las actividades del país con el resto del mundo. El organismo encargado de contabilizar dichas transacciones en nuestro país es el Banco Central. La cuenta corriente, a grandes rasgos, es una sección de dicha balanza donde se incluyen las exportaciones e importaciones de bienes y servicios, así como los pagos al trabajo y dividendos propios de la inversión extranjera directa.
Adicionalmente, se incluye una cuenta para registrar las transacciones que no tienen contraparte, es decir, cuya ejecución no deriva ningún compromiso, llamadas transferencias corrientes, como son las que recibe el gobierno, las donaciones y las remesas, entre otras. El saldo de esta cuenta se relaciona principalmente con el saldo de la cuenta financiera; dependiendo de si es un superávit o un déficit, nos dice que estamos ahorrando en el primer caso y prestando al extranjero, en el segundo caso implica que estamos pidiendo prestado.
Cuenta corriente
Un déficit en cuenta corriente no es malo por sí mismo, todo depende de la razón por la que se requiere financiamiento externo. El componente más importante de la cuenta corriente es el comercio de servicios. Se puede observar en el gráfico que a contar del tercer trimestre de 2011 las exportaciones comenzaron a declinar mientras las importaciones crecieron, teniendo déficit en la balanza comercial (exportaciones menos importaciones) hacia fines de 2012 y en el tercer trimestre del presente año. Si uno analiza el comportamiento de las importaciones por tipo de bienes, se observa que el comportamiento de fines de 2011 y el de 2012 está acompañado por un aumento creciente de las importaciones de bienes de capital, es decir, aumento de la capacidad de generar producto. Sin embargo, en 2013 el aumento de la importación de bienes de consumo es mayor que el de capital, siendo esta una señal de alerta, que hay que seguir monitoreando para determinar su tendencia y magnitud.
Consecuentemente, la tendencia al déficit se explica por la situación económica de los mercados de destino. La exportación a China es inducida por la demanda final de mercados como EE.UU. y la UE, la apreciación del peso en términos reales, lo que hace a nuestras exportaciones relativamente más caras y la caída de los términos de intercambio, que nos hace una economía relativamente más pobre.
Revertir esta situación requeriría de volvernos más eficientes, recortando costos y ser capaces de aumentar el valor de nuestras exportaciones a través de la diversificación, innovación y un uso adecuado de la red de tratados de libre comercio que tiene el país.
Perspectivas
Las tendencias tampoco son promisorias, ya que las cifras de comercio muestran que los sectores más dinámicos a futuro serán el de maquinaria y bienes de capital, que Asia es el área en la cual se espera mayor crecimiento, pero a pesar de ello, se prevé que disminuya la participación en comercio de países intensivos en recursos naturales. Chile, por tanto, se encuentra especializándose en forma creciente en sus recursos naturales, con energía que se encarece y sobre la cual no existen propuestas claras, con consumidores crecientemente interesados en el medio ambiente y en indicadores como la huella de carbono y del agua. Consecuentemente, los desafíos de nuestra estrategia exportadora se acrecientan, requiriéndose repensar las políticas relacionadas con su desarrollo.