"En Europa son más restrictivos con el grafiti"
Desde los 14 años de edad que el grafitero porteño Inti Castro maravilla con su talento en los muros urbanos no solo del país, sino de todo el mundo. Con un spray en la mano es capaz de crear imágenes notables como el mural que acaba de terminar en la Estación Bellas Artes del Metro de Santiago.
Este artista nació hace tres décadas en Valparaíso, pero lleva varios años ya radicado en Francia.
Por eso su visión respecto de los rayados y grafitis plasmados en los edificios de la capital regional, tan criticados por las autoridades locales, es importante.
- ¿Cómo diferenciar a un verdadero muralista, a un grafitero, de un joven que solo ensucia los muros?
- Creo que es difícil identificar el límite porque hay personas que desarrollan el grafiti, el muralismo, y también el rayado de paredes al mismo tiempo. Es como si intentáramos calificar lo que es muralismo y lo que es el grafiti… En estos casos tampoco existen los límites porque nosotros somos parte de un fenómeno que está en un proceso de producción y no nos preguntamos qué nombre llevan las cosas. Solo nos enfocamos al proceso de producción.
- ¿Qué explora un grafitero?
- Estamos, como en toda cosa nueva, explorando en todos los planos posibles. Entonces definirlo con nombre no es lo que corresponde en este momento.
algo negativo
algo negativo
- ¿Entonces partiste rayando muros?
- Lógico, y sé que es una dimensión criticada desde el punto de vista de la conservación del espacio público, porque nos pertenece a todos. Pero nosotros también rescatamos que exista algo positivo allí (en el grafiti), porque es una forma de explorar el espacio urbano. Obviamente, uno después crece y se da cuenta que puede ser muy negativo para la sociedad; uno toma conciencia por las demás personas, pero a nosotros (los rayados) nos sirve para explorar.
- ¿En Europa son más severos a la hora de sancionar a un grafitero?
- Son más restrictivos. Incluso hay policías antigrafitis… Pero eso genera una cosa opuesta, pues cuando tú presionas, recibes la presión opuesta y con la misma fuerza. Las autoridades comienzan a limitar el rayado, y al mismo tiempo limitan los murales porque todo lo engloban en una sola cosa. Qué ocurre: que el grafiti se vuelve más hardcore; el grafiti se vuelve más rápido e invasivo. Entonces, al final el efecto es contrario.