Desafíos medioambientales
Arrojar al mar los relaves mineros es una actividad que generará riesgos intolerables para el entorno marino.
La protección del medio ambiente es hoy una de las prioridades que la ciudadanía tiene en alta consideración, comprobando un patrón común: a medida que los países crecen y se desarrollan, la preocupación por el medio ambiente se va instalando como una variable que debe incluirse en el diseño y planificación de toda política pública. Lo que está en juego no es solo la vida, sino la calidad de vida que queremos.
Me ha parecido pertinente señalar algunas de las prioridades que deberían abordarse en el próximo periodo parlamentario, lo que se traducirá abrir la discusión legislativa, técnica y ciudadana en materias donde todavía queda mucho por hacer.
Una de las tareas pendientes es la aprobación de la ley que creará el Servicio de Biodiversidad y Áreas Silvestres Protegidas para mejorar la gestión de nuestros parques nacionales y de áreas silvestres bajo protección.
Otra área importante es la que dice relación con la Evaluación Ambiental Estratégica (EAE), ya que el reglamento que regula este importante instrumento de gestión ambiental no contempló la elaboración y modificación de los planes reguladores urbanos.
Existen otros temas que ciertamente ameritan una discusión abierta y transparente frente a la ciudadanía. Uno de ellos es el creciente interés que la industria minera demuestra por comenzar a depositar sus relaves mineros en el mar. Arrojar al mar los relaves mineros -desechos casi siempre tóxicos que resultan de los procesos propios de la minería- es una actividad que generará riesgos intolerables para el entorno marino. Es necesario que los ministerios del Medio Ambiente, Minería y Economía abran la discusión pública sobre la materia y así se permita conocer los avances en esta materia de interés nacional.
Actualmente los relaves mineros se vierten sobre la superficie terrestre; si bien esto acarrea externalidades negativas, su disposición en el mar generará riesgos mayores, de grave daño en el ambiente marino.
Considero que permitir esta práctica no parece prudente ni tolerable en nuestro país. En cualquier caso, sus consecuencias deben ser conocidas y discutidas con todos los actores relevantes. Reconociendo que la minería es una actividad muy importante para Chile, no es posible pretender crecimiento económico a costa de sacrificar nuestro patrimonio ambiental, y menos de un recurso que pertenece a todos los chilenos, como es nuestro mar.
Osvaldo Urrutia S.
Diputado electo Viña del Mar y Concón