Este 20 de diciembre de 2013, la Universidad Técnica Federico Santa María (UTFSM) está de aniversario. Cumple oficialmente 81 años desde que inició sus actividades en 1932. Es un instante solemne para quienes hemos tenido el privilegio de ser parte de sus aulas como profesores y/o estudiantes, pero es también un momento emblemático para el sistema universitario nacional: una fundación privada sin fines de lucro iniciaba actividades en la ciudad de Valparaíso por mandato testamentario en el ámbito de la educación técnica.
No cabe duda que todo este proyecto se adelantó a su tiempo: provoca el desarrollo personal y la movilidad social de quienes se educan en ella. Obedeciendo a los mandatos testamentarios del benefactor, forja uno de los conceptos más humanos y señeros en el lenguaje de su época: "Es el deber de las clases pudientes contribuir al desarrollo del proletariado".
Lo hace en los hechos, legando a su muerte su propia fortuna, en uno de los testimonios de filantropía más grandes del que se tenga memoria en la historia de Chile hasta hoy, acción que ahorra todo comentario respecto de la rectitud de sus propósitos y que persigue el objetivo de poner "al alcance del desvalido meritorio llegar al más alto grado del saber humano", cita que junto con conjugar una de las expresiones de mayor contenido en nuestra lengua, define el sentido de misión de toda la institución para todos los tiempos, construye su acerbo y otorga su impronta en el medio educativo nacional.
La sintonía del legado fundacional con el desarrollo de nuestro país genera un liderazgo que transforma y que se manifiesta a través del reconocido saber hacer de sus egresados, hecho que constituye el principal activo de la institución que alguna vez soñara en vida el fundador.
En las complejidades de nuestra propia realidad nacional, en las redefiniciones que vienen en nuestro país, es mi opinión que el fundamento creacional de la UTFSM no puede ser más propicio. La universidad nació en un momento histórico, complejo a nivel mundial y nacional, pues la década del 30 estuvo marcada por conflictos políticos, económicos y sociales. En medio de eso, los albaceas de Santa María consolidaron una institución, que rescatando a los alumnos "desvalidos meritorios", principalmente de las escuelas públicas, les educó sin costo para ellos, sus familias y para el Estado de Chile, eso por lo menos hasta fines de la década del 60. Si como se ha anunciado en el futuro se avista la gratuidad total o de parte importante de los estudiantes chilenos, la UTFSM recobrará un sello que no le fue ajeno.
Pedro Sariego Pastén
Seremi OO.PP.