Riesgos en la ejecución de un proyecto
proceso. Toda iniciativa enfrenta riesgos, los cuales deben ser administrados siguiendo seis etapas consecutivas.
Un proyecto es un emprendimiento con metas de plazo, presupuesto y resultado deseado. Algunos ejemplos son: la construcción de un conjunto habitacional, la apertura de una nueva sucursal de ventas, la producción de un recital de música, etc.
La ejecución de todo proyecto reconoce un hito de inicio y otro de término, entre los cuales se desarrolla un conjunto de actividades, las que poseen diferentes riesgos. El hito de inicio es "colocar la primera piedra", mientras que el de término es "cortar la cinta"; tras lo cual el proyecto entra en operación, activando el plan de marketing y ventas.
Administrar la ejecución de un proyecto exige especial atención en la gestión de plazos, costos y riesgos, en consistencia con los propósitos estratégicos del mismo. Los directivos a cargo de la ejecución saben aquello y se esmeran con rigurosidad en cumplir las metas de plazo y presupuesto; sin embargo, suelen no hacer el mismo esfuerzo en la gestión de riesgos, asumiendo que éstos no son eliminables.
Según encuestas realizadas por Standish Group, solamente el 17% de los proyectos se llevan a cabo en forma exitosa, el 50% requiere cambios en los objetivos iniciales y el restante 33% es cancelado sin que se cumplan los objetivos. La causa principal de fracaso radica en errores en la administración de los riesgos. Luego, la administración de riesgos en la ejecución de proyectos es una labor sensible para el éxito empresarial: omitir uno de sus pasos o darlo incorrectamente, implica el fracaso del plan del proyecto.
Etapas
Las etapas de la administración de riesgos son las siguientes:
1) Planificación: decide cómo se planifica la administración del riesgo en las distintas actividades del proyecto. El riesgo difiere si una actividad es realizada por el propietario (riesgo "pastelero a tus pasteles") o por el contratista (riesgo "al ojo del amo engorda el caballo").
2) Identificación: se hace una lista de los riesgos para cada actividad del proyecto, en función de cada stakeholder o grupo de interés con quien se interactúa (clientes, proveedores, distribuidores, prestamistas, trabajadores, gobierno, sociedad, etcétera). Acá se emplean técnicas de entrevistas a expertos y tormentas de ideas.
3) Análisis cualitativo: se evalúa el impacto económico y la probabilidad de los riesgos identificados, sin magnitudes numéricas, priorizándolos según su potencial efecto sobre el proyecto y ordenándolos dentro de una matriz de probabilidad-impacto. Así, a los riesgos identificados se los define en categorías cualitativas, por ejemplo: riesgo alto, riesgo medio, riesgo bajo.
4) Análisis cuantitativo: mediante métodos estadísticos, de simulación y de análisis decisional, se estima cuál es la probabilidad de ocurrencia de cada evento. Además, se define la magnitud o valor esperado económico de un riesgo, al multiplicar su probabilidad por su impacto económico.
5) Planeamiento de la respuesta: se determinan las acciones para mejorar las oportunidades y reducir los efectos nocivos sobre los objetivos. Las respuestas habituales son: a) transferir el riesgo a un tercero, a través de contratar una póliza de seguro, en cuyo caso es útil conocer la magnitud del riesgo, pues ésta sería el "valor justo" a pagar por la póliza de seguro, aunque ello finalmente dependerá si la jefatura de ejecución del proyecto es adversa o propensa al riesgo; b) evadir el riesgo, lo cual no significa cancelar el proyecto, sino examinar otros caminos para cumplir los propósitos del proyecto. Por ejemplo, si una tecnología requiere un nivel de conocimientos superiores al que poseen los empleados, el riesgo se evade usando otra tecnología ya conocida por los trabajadores; c) medidas de mitigación para paliar las consecuencias negativas de las causales de riesgo hasta límites aceptables. Por ejemplo, se capacitaría a los empleados para que adquieran las habilidades necesarias para operar con la tecnología inicialmente prevista.
6) Control y monitoreo: supervisa la evolución de los riesgos mientras se ejecuta el proyecto, brindando información relevante y actualizada para la toma de decisiones, reconociendo si los planes de respuesta se implementan correctamente, analizando también su efectividad, o en su defecto, la necesidad de diseñar nuevas respuestas para atender los riesgos. En los ejemplos anteriores, hay que testear el riesgo residual por el no pago de la compañía de seguros; así también verificar el resultado de la tecnología seleccionada para los trabajadores o de la capacitación.
En síntesis, aunque los riesgos no son eliminables, sí se administran. No permita que los riesgos se adueñen de su proyecto y anticípese a ellos mediante una buena planificación, clasificación adecuada, respuestas eficaces y un control sistemático.