El incendio de Quebrada Escobares, en Villa Alemana, llevaba hasta ayer 2.300 hectáreas de vegetación consumidas por el fuego desde que se inició el pasado 31 de diciembre. Y si bien ya se alejó de las casas, durante su etapa de mayor complejidad generó mucha angustia en las familias que residen en el sector, quienes vieron cómo las llamas se acercaban a sus viviendas.
De hecho, mencionan que el siniestro llegó a estar a menos de 200 metros de sus terrenos, sumando a ello el denso humo que impedía parcialmente la respiración de los lugareños.
Los habitantes que viven a pocos metros del lugar del incendio relataron los momentos de tensión por los que pasaron al constatar que el fuego se aproximaba a sus inmuebles.
Ponerse a salvo
Elizabeth González, quien vive en una parcela de la calle Bellavista junto a su marido y sus cuatro hijos, precisó que incluso pensó que "se iba a quemar todo (...) Me preocupé de mis hijos más chicos, les junte las cosas básicas como ropa, leche y pañales y los lleve donde mi mamá que vive más abajo. Los más grandes ayudaron junto a mi marido y mi papá a combatir el avance de las llamas".
Mientras efectuaba las labores de evacuación, dos carros de bomberos custodiaron su casa y la de su madre en caso de que las llamas avanzaran nuevamente.
Por su parte, José Gatica, de 88 años, quien vive en Quebrada Escobares hace unos 60 años, expresó que nunca antes el fuego había estado tan cerca de las casas. De hecho, por momentos las llamas estuvieron a unos 600 metros de su casa. Fueron momentos de gran nerviosismo, ya que explicó que rápidamente el incendio se propagó rodeando la quebrada y poniendo en peligro sus animales.
"Solamente cuando se acercaron las llamas, mis animales que andaban sueltos se juntaron en la casa y se quedaron ahí", contó.
Un aspecto que le causa preocupación es que debido al incendio se quemaron las mangueras con las cuales extraen agua de una vertiente para consumir. Por ahora, solo espera que se extingan completamente las llamas para reponerlas.
Un familiar de Gatica, Julio Bacigalue, comentó que el incendio no solo los agobiaba de día, sino también de noche: "Me despertaba a cada rato a ver dónde estaban las llamas".
ayuda entre vecinos
José Díaz, habitante del sector y cuidador de una vivienda que estuvo a muy pocos de metros del siniestro, precisó como pasaron la víspera del nuevo año, día en el que comenzó el fuego: "Fue un Año Nuevo para el olvido, no pudimos celebrar mucho porque estábamos muy preocupados del fuego que crecía muy rápido".
Al igual que el resto de sus vecinos, destacó que un aspecto que favoreció la labor para combatir el fuego fue que "aquí todos nos conocemos, y por eso los vecinos de las casas de más abajo subieron a ayudar a apagar el fuego, algunos con agua y otros haciendo surcos con palas para evitar que siguiera avanzando".
Se refirió también al humo de los días más críticos, señalando que "la respiración era difícil porque el aire tenía partículas astillosas".
Los vecinos del sector manifiestan que en la Quebrada Escobares existe mucha maleza y pasto seco, por lo que a la más mínima chispa se produce fuego. Indican que cada vecino se preocupa de desmalezar alrededor de su casa, pero las parcelas son tan extensas que resulta difícil desmalezarlas completamente.
En cuanto a las posibles causas que generaron el incendio, de forma unánime los vecinos entrevistados por este Diario mencionaron que no vieron nada extraño que pudiera dar cuenta de una situación de riesgo.
El sector de Quebrada Escobares no cuenta en su totalidad con alcantarillado de agua potable, por lo que se ve dificultada la labor de combatir el fuego aledaño a las casas por la no existencia de grifos en sectores alejados. Los vecinos del lugar reciben agua de un camión aljibe, pero esta no es suficiente. Las vertientes de las cuales se puede extraer agua resultan importantes, pero a raíz del incendio las mangueras fueron calcinadas y cortaron el suministro del vital líquido a algunos hogares.