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El riesgo de contagio de ETS aumenta en verano

Cuidado. Algunas conductas asociadas a la época de vacaciones aumentan las posibilidades de un embarazo no deseado o de contraer una enfermedad de transmisión sexual.
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La llegada del verano suelen ser sinónimo, sobre todo para muchos jóvenes, de un mayor número de encuentros sexuales con parejas esporádicas y desconocidas. La mayor luminosidad -que estimula la producción de serotonina al nivel de la glándula pineal, provocando una sensación de bienestar y aumentando la líbido-, la disminución del estrés durante las vacaciones, e incluso el calor, que provoca una mayor secreción de sudor y, con ello, de feromonas que aumentan la atracción física, forma parte de factores que tienen un efecto positivo sobre el deseo sexual.

Pero una vida sexual más activa no debe ser sinónimo de imprudencia. La menor eficacia de las píldoras anticonceptivas -debido a episodios de diarrea que son más frecuentes en el verano-, olvidarse de tomar la píldora a causa del cambio de rutinas, del relajo propio del descanso o de la diferencia horaria, y por supuesto la posibilidad de mantener relaciones sexuales no protegidas por un preservativo, son elementos que aumentan las posibilidades de un embarazo no deseado o de contraer una enfermedad de transmisión sexual.

Protección y cuidado

"Hay cinco enfermedades que han sido clasificadas a nivel mundial como de transmisión sexual: la sífilis, la gonorrea, el chancroide, el linfogranuloma venéreo y el granuloma inguinal. Sin embargo, hay muchas otras se transmiten por esta misma vía, incluyendo el herpes genital, la hepatitis, el molluscum contagiosum, el piojo púbico, la sarna, el virus papiloma humano (HPV) y la infección por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), que produce el SIDA", explica Claudia Gutiérrez, matrona especialista en ginecología y académica de la Escuela de Obstetricia y Puericultura de la Universidad de Valparaíso. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más de un millón de personas se infectan diariamente: cerca del 60% de estas infecciones ocurren entre menores de 25 años y alrededor de un tercio corresponden a jóvenes menores de 20 años. En Chile, la ITS más común es el virus papiloma humano, que corresponde al 30 por ciento de los casos, seguido por la sífilis, con el 17 por ciento de los casos, y la gonorrea, con el 12,5 por ciento. El VPH es el responsable de producir enfermedades como el condiloma acuminado (o verrugas genitales) y el cáncer cérvicouterino, que produce cerca del 13 por ciento de las muertes de mujeres cada año en nuestro país.

Grupos de riesgo

"Todas las personas sexualmente activas se encuentran en riesgo de adquirir una enfermedad o infección de transmisión sexual. Sin embargo, hay situaciones, hábitos y costumbres que incrementan ese riesgo en cierta población. Entre los 14 y 19 años, las infecciones de transmisión sexual ocurren con más frecuencia en mujeres que en hombres en una proporción casi de dos a uno, pero esto se iguala hacia los 20 años. Este grupo corresponde a una población sexualmente activa pero que a la vez es la que menos información tiene sobre la transmisión de estas enfermedades, por lo que no ven el riesgo y la importancia de usar medidas que impidan su contagio. Además se relaciona con los comportamientos sexuales de riesgo, como no usar condón o usarlo de manera incorrecta", señala la especialista.

Riesgo permanente

Gutiérrez añade que esta población tiene mayor susceptibilidad de contagio de infecciones que luego repercutirán en su desarrollo reproductivo y de fertilidad, debido que el epitelio de la las mucosas del aparato reproductivo -tanto femenino como masculino- está inmaduro, es decir, en constantes cambios producidos por las hormonas que los microorganismos aprovechan para producir daño en esa zona. "Las niñas que inician la actividad coital antes de los 14 años presentan dos veces más incidencia de ETS que las que comenzaron su actividad coital con más de 17 años. Cuando existe un mayor número de parejas sexuales, mayor es el riesgo de adquirir una ETS, sobre todo cuando existen más de seis compañeros sexuales en el último año. La adolescencia es un periodo de la vida en el que son frecuentes la experimentación sexual y la actividad sexual no planificada, ya que se trata de una fuente de placer y confirmatorio de su libertad. En la relación, el sexo se percibe como algo espontáneo y romántico, excluyendo el planteamiento de las medidas de prevención frente a ETS y embarazo", afirma.

Diagnóstico precoz

Otro de los problemas frecuentes relacionados con las enfermedades de transmisión sexual, especialmente en los jóvenes, es la falta de un tratamiento oportuno. El diagnóstico precoz es clave para combatir tanto el desarrollo de la enfermedad como para evitar secuelas y nuevas transmisiones. Cualquier persona que haya tenido una relación sexual no protegida tiene riesgo de estar infectado, incluso si tiene pareja única en la actualidad: una persona puede haberse infectado incluso hace más de 10 años. "Cada vez que se diagnostica una ETS se tiene que tratar de armar la cadena de contagio y es obligación del profesional de salud decirle a la usuaria y/o usuario que debe comentarle a cada uno de sus contactos sexuales la enfermedad que está padeciendo, de modo tal que ellos se traten. Si bien cada infección tiene su tratamiento específico, en todas ellas se debe abordar a la pareja en conjunto", advierte la profesora Gutiérrez.

Síntomas de las principales ETS

Los síntomas de las Enfermedades de Transmisión sexual son parecidos pero debe atenderse cada una de forma específica, por su origen y consecuencias. Entre los más comunes están: Lesiones de la piel (úlceras, llagas, granos o verrugas, sobre todo alrededor o en genitales, boca y ano). Flujos vaginales o por el pene (con secreciones blanco-amarillentas o verdosas, de olor desagradable). Dolor abdominal (en las mujeres) o en la parte baja del abdomen (en ambos sexos). Dolor o molestias durante la relación sexual. Dolor y ardor al orinar. Fiebre y malestar general. En ocasiones, infecciones respiratorias, gastrointestinales o de la piel.

"Una vida sexual más activa en verano no debe ser sinónimo de imprudencia. Los jóvenes son los que menos información tienen sobre la transmisión de estas enfermedades y no ven el riesgo y la importancia de usar medidas que impidan su contagio".

Claudia Gutiérrez,

académica UV.