Sanatorio Marítimo crea taller para jóvenes con multidéficit
proyecto. Se trata de que algunos pacientes que dejan de ser subsidiados a los 27 años puedan financiar parte de sus gastos con productos de repostería.
RRita Suazo tiene 30 años y vive en el Sanatorio Marítimo "San Juan de Dios" de Viña del Mar, desde 1999, cuando fue derivada desde su hogar en Padre Las Casas, IX Región, por haber sido vulnerada en sus derechos, patrón que se repite entre los 52 niños con daño neurológico profundo que residen y se rehabilitan en el lugar.
Primero arribó al recinto emplazado en San Martín con 15 Norte, pleno centro de la Ciudad Jardín y ahora se encuentra en las nuevas dependencias, ubicadas en el Tercer Sector de Gómez Carreño.
En este nuevo y moderno edificio, Rita perdió casi todo contacto con personas externas al Sanatorio, ya que debido al cambio de ubicación del recinto muchas personas dejaron de visitar a los niños y realizar donaciones. "Como si el Sanatorio Marítimo hubiera desaparecido del mapa", dice Pamela Ossandón, subdirectora del Área Médica del establecimiento.
EDAD LÍMITE
Al igual que los 52 niños y jóvenes que viven y se rehabilitan en el lugar, Rita tiene parálisis cerebral, daño neurológico severo y profundo, pero actualmente se encuentra en una condición especial.
Sobrepasó los 26 años, que es el límite de expectativa de vida para este tipo de pacientes de alta complejidad. Por lo tanto, ha dejado de percibir el apoyo y subsidio que hasta entonces recibía de parte del Estado, a través del Servicio Nacional de Menores, y los ministerios de Salud y Educación, entre otros organismos.
El Sanatorio debió asumir este nuevo escenario, lo que implica entregar atención permanente a estos pacientes, con profesionales especializados, infraestructura adecuada y moderna, tecnología y elementos especiales para neuro estimularlos en sus terapias. Con ello se ha logrado que estos jóvenes puedan seguir viviendo en buenas condiciones e interactuando con su entorno.
Pero también deriva en un problema de gravedad para la institución, enfrentada al hecho de que no existían recursos para mantenerlos una vez que cumplían 27 años.
REPOSTERÍA
En este contexto la institución creó para estos jóvenes con multidéficit el Taller Protegido, dependiente del área de Terapia Ocupacional, que tiene por objetivo aplicar los conocimientos que adquirieron en una actividad que les permita una mayor integración, y que también involucra sus pares y asistentes.
El rubro elegido fue la manipulación de alimentos, donde ocho jóvenes ya tienen la posibilidad de vender los productos que elaboran en dependencias especialmente habilitadas para ello. Sus pie de limón y tortas ya se están haciendo conocidos por la comunidad de Gómez Carreño.
Estas actividades les permitirían generar en algún momento sus propios ingresos, que les ayuden a solventar sus gastos.
Pamela Ossandón señala que "la idea es que estos productos se vendan para su auto sustentación. Es una actividad sin fines de lucro, que tiene por objetivo seguir desarrollando sus capacidades".