Valparaíso reclamado
Solo hacen falta un poco de ingenio, una pizca de buena voluntad y unas gotas menos de codicia.
El lanzamiento del libro editado por Pablo Andueza y Pablo Aravena que contiene la minuta entregada a los inspectores de la Unesco que visitaron el sector costero donde se pretende alzar el proyecto Puerto Barón -un mall y un edificio de departamentos- reunió en el Centro de Extensión del Consejo de la Cultura y las Artes a varios representantes de la pesca artesanal, de los sindicatos portuarios, de los gremios ligados al mar, de las juntas de vecinos, de los colegios profesionales y de la Universidad de Valparaíso, corporación, esta última, altamente interesada en la conservación del invaluable patrimonio cultural de la ciudad.
Y no podría ser de otro modo si por su naturaleza de universidad del Estado está llamada en virtud de su doble título estatal y educacional a cumplir los deberes que la Constitución le impone al Estado de proteger e incrementar el patrimonio cultural de la nación. La Carta Fundamental, al asegurar el derecho a la educación, describe como su objeto el pleno desarrollo de la persona en todas las etapas de su vida e, incluso más allá de los órganos estatales, compromete a la comunidad entera en su desarrollo y perfeccionamiento. Para la Constitución, que en este punto está en lo correcto, la educación y la cultura integran una unidad de la que depende la prosperidad material y espiritual de las personas, de las comunidades y de la sociedad completa.
Los ciudadanos de Valparaíso, víctimas hace tanto tiempo de la propaganda comercial, cuentan con un libro gratuito, pequeño y contundente que, con el nombre de "Valparaíso reclamado", aporta las razones por las que la edificación de las moles mercantiles en el borde costero, en vez de procurar los beneficios anunciados, solo dañará -y de forma irreparable- la actividad portuaria y el patrimonio cultural del viejo puerto tan dolido.
Es cierto que la aridez de las razones se muestra a veces débil frente al reto de la publicidad bien pagada, pero si de este lanzamiento editorial finalmente rebrotara el espíritu republicano que no excluye el dinamismo de la libre empresa, quizás quienes ahora, mal educados, abusan de la libre empresa para quebrantar el espíritu republicano, despertarían al fin de su obstinación y descubrirían que para construir centros comerciales tierra sobra en Valparaíso. Solo hacen falta un poco de ingenio, una pizca de buena voluntad y unas gotas menos de codicia.
Queda poco tiempo para impedir el desastre.
Ricardo Salas Venegas
Profesor Escuela de Derecho Universidad de Valparaíso