Desaceleración ya es una realidad
Es un hecho cierto que la desaceleración ya está instalada en el país y en la región. Informes como aquel que señala que el Indice Mensual de Actividad Económica (Imacec), alcanzó en diciembre solo a un 2,6 por ciento, el más bajo desde julio de 2001, avalan lo afirmado.
Con este índice del último mes del año 2013, el Imacec del cuarto trimestre llegó solo a un 2,7%, considerando que en el primer trimestre había sido de un 4,7%; en el segundo, de 4%; y en el tercero, de 4,7%.
De acuerdo a lo que opinan los expertos en esta materia, son varios los factores que explican la evidente desaceleración económica. Se observa, por una parte, un dinamismo menor en el consumo interno y en la inversión, junto a lo cual existe un impulso externo más débil, comparativamente, en economías emergentes y una situación de mayor debilidad también en China, lo cual nos afecta.
Así las cosas, mientras la economía de Chile efectivamente creció en 2013, lo hizo en un ritmo menor al proyectado, llegando a un 4 %, mientras se había hablado de una meta del 4,5 %. Mirado en un lapso mayor, el crecimiento registrado en el período 2010-2013 arrojó un exitoso promedio de 5,3%, la segunda cifra más alta desde el periodo del ex Presidente Patricio Aylwin, que anotó un promedio de 7,3%.
Respecto de lo que viene, el tema se ve delicado, según opinan los expertos. Para el mes de enero de este año se espera que el crecimiento haya sido el más bajo de los últimos años en ese mes, proyectándose un crecimiento leve, pero sostenido, que en el primer trimestre -según se indica, agregándole febrero y marzo- podría ubicarse bajo el 3,5 por ciento, pero que en el último trimestre del año podría acercarse a un 5 por ciento, lo que dependerá directamente del comportamiento que tengan, especialmente, la minería el comercio y las exportaciones.
En este escenario hay que mencionar tres aspectos fundamentales. El primero es que el crecimiento debe mantener su prioridad en la agenda gubernamental. El segundo, hay que profundizar la puesta en marcha de iniciativas que aumenten la competitividad y el tercero, tener mucho cuidado con que la reforma tributaria que se llevará a efecto no desincentive la inversión.