Uso respetuoso del entorno público
Bienvenidas son las atracciones veraniegas, sin embargo éstas deben considerar su impacto sobre los espacios públicos.
El entorno público está constituido por vías de comunicación, plazas, paseos, espacios diversos y el medio ambiente en general a cuyo uso tiene derecho toda la sociedad. Un uso armónico de ese entorno supone que las actividades que allí se realizan sean respetuosas de las personas, de sus actividades, de su vida diaria.
Lo anterior en relación a lo ocurrido el sábado pasado, cuando una atractiva competencia pública significó un caos de tránsito que afectó a gran cantidad de personas.
Esta actividad -una original competencia de "carros voladores"- se efectuó en Caleta Portales, contigua a la avenida España, fundamental vía de comunicación del Gran Valparaíso. La concentración de público y vehículos colapsó la ruta por largo rato, causando molestos retrasos a una hora de intensa circulación.
Antes de su realización había reservas en cuanto a los efectos colaterales del espectáculo y se dispuso una dotación policial. Pero el hecho fundamental es la vulnerabilidad de la avenida ante cualquiera congestión. Además, las rutas alternativas, también saturadas ese día, son complejas y requieren conocimiento de quienes las usan.
Bienvenidas sin duda son estas atracciones veraniegas, especialmente cuando son sana expresión de creatividad. Sin embargo, deben ser respetuosas del entorno, de las personas, en su impacto sobre los espacios públicos. Ello implica que se debió elegir otro lugar o bien que se debió aplicar una acabada planificación para evitar el problema de tránsito que se temía.
Lo ocurrido el sábado no es un caso puntual. Hay otras actividades de atracción masiva que causan alteraciones que bien pueden ser evitadas. Así, es ya frecuente la contaminación acústica originada en algunos espectáculos, daño al medio ambiente, a las personas, que puede ser conjurado con sistemas de aislación que existen. Además, en estos casos concretos, los controles son escasos y las sanciones mínimas.
Los encuentros masivos, la diversión, las atracciones para visitantes y residentes son propios y necesarios de la temporada de verano y de vacaciones, pero es posible siempre compatibilizarlos con el respeto al entorno público que en el fondo es el respeto a las personas y a sus actividades.