"Pondré la casa cervecera en un barrio residencial e histórico, pero sin invadirlo"
Allan Lara es arquitecto y trabaja de manera independiente como restaurador patrimonial. Además, combina su gusto por la arquitectura con su gusto por la cerveza. Es el dueño del restaurante "Vinilo", que es donde se dio vida a la cerveza artesanal "Cerro Alegre".
Esta bebida alcohólica porteña nació en 2006 cuando Allan Lara, por casualidad, conoció a un inglés que sabía producirla. Aprendió y luego dividió su tiempo entre la cebada y la arquitectura. Ahora, va a confluir estos dos gustos instalando una casa cervecera en la calle Santa Agustina, en el Cerro Larraín, en un negocio antiguo que está abandonado, por lo que echará mano a sus conocimientos arquitectónicos para restaurarlo.
-¿Cómo comienza su historia con la cerveza?
-Comienza en 2006 cuando un amigo que venía de Inglaterra me enseñó a hacer cerveza y me dijo que pusiéramos un negocio, como yo "prendo con agua", como se dice, le dije que sí. Después nos dimos cuenta que el fuerte era la venta en el local (Vinilo) y eso hemos hecho hasta ahora. Luego yo aprendí a hacer la cerveza, lo estudié y empecé a producirla. Todas mis llegadas a todas las cosas que hago son casualidades, no busco nada, encuentro nomás.
-¿Piensa aumentar la distribución y producción de su cerveza?
-Vamos a hacer un nuevo formato de cerveza tirada, que es la misma cerveza, pero va a estar en barriles. Tiene que ver con el crecimiento, vamos a producir 2.000 litros mensuales pero tampoco me interesa llegar a más y más lugares. La cerveza Kross, por ejemplo, decía que era la cerveza independiente hasta que la compró la CCU y murió su independencia. Yo lo único que busco es hacer cerveza para mi local. Que tenga su propio estilo.
-¿Tiene alguna característica que la hace especial?
Sí, es una cerveza sin filtrar y no tiene ningún aditivo ni gas artificial. Además tengo una, la Blonde Ale, que tiene trigo, y eso no se ve mucho por acá, pero mucha gente la busca. También tengo ediciones especiales que son, por ejemplo, maceradas en cilantro, o en cáscaras de naranja, que también le da un toque distinto.
-El lugar donde va a instalar la casa cervecera no es un lugar comercial, es más bien residencial y parte del sector de protección histórica ¿Por qué allí?
-Es por eso mismo. No me da miedo poner allí la casa cervecera, porque cuando llegamos acá hace 15 años (Cerro Alegre) no había casi nada. Quiero darle vida a ese lugar donde la vamos a instalar. Además estará abierta para que la gente de ese barrio de Valparaíso donde solo hay comercios como minimarket, pueda tener una alternativa de ir a buscar las cervezas artesanales, para un partido, etc.
-¿Cómo nació la idea de arrendar ese lugar?
-Caminando por Valparaíso. La restauración de lugares también me interesa mucho. Quería reabrir la planta porque ahora está desarmada, trabajamos con el stock que tenemos guardado que no es poco. Pero la idea de la restauración me daba vueltas porque, por ejemplo, Vinilo era una carnincería antes de que llegáramos acá, y lo dejamos tal como estaba pero adecuado para un café restaurante.
-¿Se necesitan muchos permisos por tratarse de un lugar de protección histórica?
-Sí, pero la idea es aprovechar la oportunidad del lugar, es un local comercial antiguo abandonado y tengo que empezar a conseguir los permisos. Además esto se hace en un programa de restauración; pondré la casa cervecera en un lugar residencial e histórico, pero sin invadirlo, es para poder producir en el barrio un ambiente. Eso está dado por el plan regulador porque es una zona de protección histórica.