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El distendido ambiente que imperó en el cambio de mando presidencial

trastienda. Una ceremonia cargada de emotividad que no estuvo ajena a anécdotas y situaciones curiosas.
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Largas e intensas conversaciones de pasillo entre nuevos ministros y parlamentarios de oposición y gobierno, saludos a los amigos y familiares que se encontraban en las graderías, abrazos, retrasos, fallas protocolares, transparencias, muchos vestidos rojos y blancos. Todo esto forma parte del "backtage" que tiene todo cambio de mando .

Ya en la previa a la ceremonia protocolar se pudo observar al ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, conversar profusamente con Mario Kreutzberger "Don Francisco" o al presidente de la Cámara, Aldo Cornejo remarcar con énfasis alguna situación al timonel de la DC, Ignacio Walker. También los ejercicios descontracturantes que realizó la alcaldesa de Santiago, Carolina Tohá, durante la ceremonia.

Llamó mucho la atención que al finalizar la ceremonia el expresidente se fuera manejando su propio auto remarcando que ya era "un ciudadano más".

pequeña cumbre

Como la investidura estuvo detenida algunos minutos mientras se retiraba Piñera y sus ministros, los presidentes Dilma Rousseff, Enrique Peña Nieto y Juan Manuel Santos conversaban animadamente en una suerte de "minicumbre". Al tiempo se sumó Cristina Fernández y Rafael Correa. Es más, antes de que se pidiera que tomaran asiento, el presidente mexicano Peña Nieto decidió presentarle su esposa a José Mujica, quien llegó sin corbata y usando unos lentes oscuros que solo se sacó cuando fue investida Bachelet.

factor VENEZUELA

Tal como se preveía hubo algunas manifestaciones a favor y en contra de Venezuela. Hay que recordar que el Presidente de ese país, Nicolás Maduro, no asistió al cambio de mando.

En las afueras un grupo de las juventudes comunistas gritó consignas a favor de Maduro ("Maduro Maduro al yanqui dale duro") y de una salida al mar para Bolivia. Sus gritos se mezclaban con los de jóvenes de la UDI que se apostaron allí para despedir a Piñera.

Además, en medio de la ceremonia, un manifestante gritó desde las tribunas "Venezuela libre, no sean cómplices del asesino de Maduro", el que fue sacado del lugar por personal de Carabineros. A eso se suma el que diputados de la UDI decidieran usar chapitas que decían "SOS Venezuela".

el café de cristina

Otro impasse lo protagonizó la Presidenta Cristina Fernández. Cuando llegó hasta la cafetería del Senado a tomarse un café con el actual embajador de Argentina en Chile, Ginés González, su equipo de seguridad terminó exigiendo el cierre del lugar y el retiro de la prensa para no afectar la privacidad de la Mandataria.

En tanto, antes del acto en el Congreso, los ministros de Bachelet sorprendieron llegando al Palacio Presidencial de Cerro Castillo en un bus de turismo de fabricación china. Los presidentes llegaron al Cerro Castillo con dispares medidas de seguridad. El gobernante de Ecuador, Rafael Correa, fue el único que pidió a sus escoltas bajar una cuadra antes de su auto para poder caminar y saludar a la gente que ahí esperaba.

Más tarde, la llegada de la comitiva de EE.UU. llamó la atención por la cantidad de vehículos traídos especialmente desde el país del norte.

También llamaron la atención los pequeños nietos de Bachelet -hijos de Sebastián Dávalos- quienes llegaron vestidos con impecables ternos grises -pero portando juguetes para entretenerse- acompañados por su padre y sus tías Francisca y Sofía.

Look ceremonial

De blanco llegaron Cristina Fernández, Marta Larraechea y Lily Pérez. De rojo la diputada Maya Fernández y Javiera Blanco y de negro destacaron Ximena Rincón y Carmen Ibáñez. Polémico el vestido celeste y transparente de Pepa Hoffman. Bachelet lució un traje azul que la hacía ver más delgada y una elegante Isabel Allende de burdeo. Gabriel Boric rompió el protocolo con una chaqueta estilo "Mis años verde olivo" y Giorgio Jackson un terno vintage tipo "Beatle".

En Cerro Castillo cuentan cómo viven compartiendo con vecinos presidentes

EXPERIENCIAS. Dicen que Piñera se veía mucho más que Bachelet.
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Pese a que ayer les obligaron quitar sus autos de la calle por la que se accede al Palacio Presidencial de Cerro Castillo, los vecinos no se quejan. Les enorgullese compartir barrio con los presidentes.

Jaime Chaparro vive hace 40 años al lado del inmueble de estilo neomedieval y asegura que "los presidentes son todos iguales. Caminan por el cerro y saludan a los vecinos".

Sin embargo, todos concuerdan con que, en su primer periodo, Michelle Bachelet utilizó el palacio mucho menos que Sebastián Piñera. "Se veía casi todos los fines de semana porque iba mucho a misa a la iglesia", comentó Chaparro y agregó que las medidas de seguridad no han sido invasivas, "excepto en la época de la dictadura. Hasta marcaban las alcantarillas y había un policía en cada poste", añadió.

Para Antonia Sanz, el revuelo de ayer "es solo una vez cada cuatro años y si vivimos aquí aceptamos todo esto. Es lo más entretenido que hay. (...) Cuando vino Bill Clinton estábamos todas las vecinas encantadas con él".

Ella y otras mujeres del barrio escribieron a la esposa de Piñera, Cecilia Morel, y así lograron que "nos permita a las vecinas del cerro hacer gimnasia en las instalaciones del palacio y vamos los lunes, miércoles y viernes", contó. Ahora esperan que Bachelet no les quite el privilegio. "Ojalá la Michelle siga en la misma onda de la vida sana", comentó.