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Las ciudades

Cuando leo la prensa nacional y la local como ustedes, me doy cuenta que las ciudades tienen los mismos problemas. Grafitis, perros vagos, ambulantes, delincuencia, etc. En Santiago la cosa es peor, pues hay más ciudadanía. Por lo mismo, ¿cuándo llegará el día que un Gobierno entienda que cuando se preocupe de las ciudades y sus problemas estará resolviendo los problemas de Chile?

Por años viví en Antofagasta donde a pesar de haber recursos siguen estos mismos problemas. Por eso me vine a la Quinta Región, porque lo que hoy prefiero es la calidad humana de la gente y en Valparaíso la ciudadanía es más amable y caritativa.

Georgina Valenzuela Gazzolo

Nuevo periodo

De acuerdo con lo que dispone la Constitución Política de nuestro país, Michelle Bachelet Jeria está iniciando un nuevo periodo presidencial, bajo los mejores auspicios, y todos los chilenos, como corresponde, formulando votos porque la nueva Mandataria alcance pleno éxito en su gestión.

Sin embargo, en lo que muchos abrigamos ciertas aprensiones es en lo político, pues atendiendo a las reiteradas declaraciones de numerosos personeros del bloque triunfante, se advierte que hay quienes postulan cambiarle el rostro a nuestro Chile, permitiendo, entre otras alternativas, que la nueva Constitución que programan contemple la reelección del Presidente de la República en forma indefinida, como ya lo han hecho grupos gobernantes de la misma tendencia de varias naciones de nuestra América. Si Chile entrara en ese mismo juego, creemos, pero ojalá nos equivoquemos rotundamente, que es muy posible que en un par de años esté transformado en lo que hoy es Venezuela o en lo que nos convertimos los chilenos hace cuarenta años: enconados enemigos beligerantes, a un costo que todos conocemos.

Washington Sandoval Gessler

Proyectos

No hay día en que no haya discusión y peleas por proyectos que se hacen en la zona. En las dunas de Concón, en proyectos en Algarrobo, en el borde costero de Viña con el Sanatorio Marítimo y en Valparaíso con un mall. ¿Qué quieren? ¿Playas sucias, terrenos botados, ciudades añosas? Lo que advierto son esos grupos radicales de izquierda que todo lo que hacen es criticar para sobrevivir y la mayoría que queremos progreso somos muy silenciosos.

A veces lo entiendo, porque el nivel de agresividad de esta gente es impresionante. Sin embargo, estamos dejando que ellos ganen con sus banderas de lucha que no tienen destino más que la crítica, pero no la solución real para el progreso que sí la están dando quienes quieren invertir en la zona.

Cristina Jara Guerrero

Párroco de Quilpué

Estupefacción y pena es la sensación que embarga a muchos ante la decisión del obispo de Valparaíso, monseñor Gonzalo Duarte, de remover al Rvdo. Padre monseñor Jaime Da Fonseca como párroco de Quilpué.

Tal decisión se entendería si el mencionado párroco estuviera anciano y enfermo, imposibilitado de seguir gobernando su parroquia, pero ninguno de los dos casos es el del padre Da Fonseca. También lo entenderíamos si su desempeño como párroco fuese deficiente, pero, y como el Evangelio dice que "por sus frutos los conoceréis", allí están, a la vista de todos, sus obras de buen pastor, pues a él se deben, en gran medida, el policlínico con profesionales que laboran gratuitamente, la casa de ejercicios espirituales, las capillas nuevas, la remodelación de la casa parroquial, la reconstrucción de la iglesia en los dos últimos terremotos; y los frutos espirituales: las misas llenas de fieles que acuden todos los domingos; los grupos de oración; la pastoral juvenil; las procesiones en Semana Santa y en honor a la Virgen; la celebración del mes de María; el Rosario de la Aurora; la adoración del Santísimo; y podría seguir con un largo etcétera. A ello se une la empatía del párroco con los distintos círculos civiles: cuerpos de bomberos, clubes de huasos, Municipalidad, entre otros.

¿Qué sentido tiene desarticular la marcha de una parroquia cuando esta camina bien? Se aduce la salud de su madre enferma, pero claramente ella no se puede encontrar en mejor cuidado que en la casa parroquial de Quilpué junto a su hijo, donde reside desde el terremoto, y con necesidad de enfermera día y noche puesto que tiene 97 años. Sin duda no estará mejor en Quillota.

Por todo lo anterior, no nos cabe más que estar estupefactos y tristes ante la decisión tan sorprendente del señor obispo de quitarle el cuidado de la parroquia de Quilpué de la que ha sido fiel y buen pastor durante 31 años. No queda más que confiar y rezar para que nuestro obispo reconsidere esta lamentable decisión. Mientras tanto ello sucede, la feligresía de Quilpué se encuentra en un estado muy cercano al de un verdadero luto.

Paola Corti Badía