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Año lluvioso tras intensa sequía

En la zona central del país se podrían registrar -en conformidad a los pronósticos meteorológicos- lluvias durante 15 días cada mes.El hecho de que este año vaya a |ser lluvioso nos obliga a abordar también el tema desde otro ángulo: ¿estamos preparados para un año de tales características climáticas?
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La noticia se ha difundido y comentado profusamente en las últimas horas: luego de cinco años de intensa sequía, la Dirección Meteorológica de Chile pronosticó que este invierno será lluvioso. En tal sentido, de producirse el fenómeno de "El Niño", como se piensa que sucederá, se lo podría comparar con 1997, año en que cayeron más de 600 milímetros de agua en solo ocho semanas en la Región Metropolitana.

De acuerdo a lo señalado por los expertos, la razón de dicho fenómeno es el aumento a nivel subacuático del calor en el mar, algo característico del fenómeno anteriormente citado. En la zona central del país se podrían registrar -en conformidad a los pronósticos- lluvias durante 15 días en un mismo mes.

El pronóstico obviamente es espléndido, máxime si se tiene en cuenta que el año 2013 se convirtió en uno de los años más secos desde 1866, según se señaló oportunamente. Entre otros efectos positivos, amén de lo que se refiere al abastecimiento adecuado de agua para toda la población y a la reactivación que podría significar para la agricultura, no hay que perder de vista que si se produce mayor generación de energía en base hídrica, podría con ello haber una importante reducción de costos en la industria, fenómeno que reviste particular importancia para la minería, y en especial para la del cobre, en momentos en que se está enfrentando una fuerte caída en el precio internacional del metal rojo. Todo esto debería significar mayor producción, a menor costo y con más empleo.

Sin embargo, el hecho de que este año vaya a ser lluvioso nos obliga a abordar también el tema desde otro ángulo: ¿estamos preparados para un año de tales características climáticas? Esta sola pregunta nos interpela y nos obliga a poner de inmediato manos a la obra en todo aquello que sea necesario. Recordemos, a modo de ejemplo, solo lo que pasa en las quebradas de Valparaíso y Viña del Mar cuando éstas no están limpias, sino atiborradas de malezas y convertidas, no pocas veces, en verdaderos vertederos de basura. En este sentido, a nivel individual, colectivo, municipal y regional deben intensificarse ya los trabajos que los pronósticos ameritan.

En suma, el año lluvioso es una muy buena noticia, pero también un potente desafío.

Nadie sabe para quién trabaja

El Gobierno no es de los partidos políticos, sino por sobre todo de la población activa y comprometida.
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Michelle Bachelet salió elegida por 3.470.055 votos. De estos, solo el 14%, es decir, 487.626, corresponde a militantes de los partidos de la Nueva Mayoría, el 86% restante corresponde a independientes.

Muchos de estos independientes que le dieron la victoria a la nueva Presidenta trabajaron incansablemente en la campaña y en la elaboración de su programa de gobierno, como también, en el caso de nuestra región, en la generación de un programa regional entregado al actual intendente.

El tema es que son los partidos políticos los que se "apropian" del triunfo y se reparten los cargos en una lucha interna por cuotas de poder, mientras la ciudadanía y esta gran masa de independientes observan perplejos.

Ahora, ni siquiera eso. No son necesariamente los partidos políticos los que colocan a sus mejores cuadros, sino los diputados y senadores tienen esta prorrogativa. Muchas veces actuando incluso contra la voluntad de sus dirigencias sectoriales o territoriales. Lo complejo es que siempre en esas decisiones se establecen compromisos y lealtades que en algún momento se cobran.

Naturalmente que hay cargos de exclusiva confianza que tienen que ser elegidos por la autoridad respectiva. Sin embargo, no todos los de la administración pública tienen este carácter.

El Gobierno no es de los partidos políticos, sino por sobre todo de la población activa y comprometida con los cambios propuestos por la nueva Mandataria. Frente a la tremenda desconfianza que hay en la política, era imperioso explorar nuevas formas que garantizaran, por sobre todo, la meritocracia por sobre la "pitutocracia". Alguien dirá: "Pero si siempre se ha hecho así". En efecto, siempre ha sido así.

Sin embargo, ahora se esperaba ver desde su inicio que se estaban haciendo las cosas de otra manera. Este gobierno quiere interpretar y participar a toda la comunidad que exige tener un rol más protagónico. Por lo mismo, está obligado a innovar a inventar nuevos caminos que aseguren que la comunidad se sienta más interpretada y valorada por éste. Un gobierno que pone en lugares protagónicos a los mejores que estén comprometidos con su programa no solo gana en una mayor seguridad de éxito, sino que le ofrece lo mejor al país, marcando una clara diferencia al gestar realmente una nueva manera de hacer política.