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Un astronauta de la nasa aterrizó en Valparaíso

Ciencia. En 1995, Albert Sacco pasó 16 días en el espacio y relató su viaje en la PUCV.
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"Viven en un país muy, muy hermoso, de una extraña belleza", dijo el ex tripulante del Transbordador Columbia, Albert Sacco, al mostrar las fotografías de Chile que sacó desde la nave en 1995, visión de la que rescató lo variado del paisaje que habitamos y que pudo disfrutar durante 16 días cuando daba la vuelta al mundo cada 90 minutos gracias a su empleo en la NASA. Es "impresionante de ver millones de estrellas y entre ellas la tuya, la Tierra".

La conmovedora imagen de la Cordillera de Los Andes rodeada por pequeñas nubes a la altura la Región de Valparaíso dejó sin palabras a los más de cuatrocientos estudiantes desde séptimo básico a cuarto medio, quienes oyeron al ingeniero químico y decano de la Texas Tech University en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, casa de estudios que ungió a Albert Sacco como Doctor Scientiae et Honoris Causa por su aporte a la ciencia, plasmado en 192 publicaciones referentes al carbono y al diseño de materiales para usos espaciales.

"Ustedes no saben la felicidad que se siente al atravesar el arcoiris de la atmósfera", señaló el astronauta al mostrar una foto del 20 de octubre de 1995, cuando, desde el Kennedy Space Center, despegó la décima octava misión del Columbia, donde la tripulación debió "crear materiales que acá en la Tierra no crecen. Trabajamos también con la proteína del Sida para contribuir al desarrollo de medicamentos", señaló el profesor Sacco, además de mostrar las primeras pantallas táctiles que fueron probadas en el espacio y que hoy llevamos en los bolsillos.

Asimismo, el viajero espacial exhibió una toma del imponente océano Pacífico, "donde realmente está el 75% del agua del planeta", y cuya puesta de Sol ilumina a los enamorados de la Tierra a lo largo de 260 kilómetros. "Cada día podíamos ver casi una hora de atardecer desde la nave", recordó con un dejo de nostalgia el ingeniero químico delante de sus fotografías como las de Google Earth pero con mucho mejor definición.

Junto a ello, sonriente, Albert Sacco mostró en la PUCV cómo se comía en el espacio donde, por la ausencia de la Fuerza de Gravedad, los flanes son capaces de flotar y el agua hay que tomarla desde envases como los del suero porque de lo contrario también levita, así como los "afros" que lucían sus compañeras de nave. "Eran malos días para el cabello largo", se rió el doctor Honoris Causa.

- ¿Y cuál es tu lugar favorito?

- Son dos: Boston, porque ahí nací; y Texas, porque es donde vivo y la ciudad donde estudié ingeniería. Amo esos sitios.

CARLOS Lloró: "La educación nos convierte en enanos intelectuales"

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En abril comenzarán los talleres de poesía y narrativa fantástica de la Editorial Universidad de Valparaíso, los que serán dictados por los escritores Rafael Rubio y Carlos Lloró, respectivamente.

El poeta es doctor en Literatura de la Pontificia Universidad Católica de Chile, hijo y nieto de los vates Armando y Alberto Rubio. Entre sus libros cuenta Arbolando (1998) y Mala siembra (2013), junto a la antología poética de Raúl Zurita ¿Qué es el paraíso?, lanzada el año pasado.

En tanto, el área de narrativa fantástica estará a cargo de Carlos Lloró, escritor y músico cubano, autor de Kounboum (2010), libro por el que fue entrevistado por Cristián Warnken en Una belleza nueva.

- Profesor Lloró, ¿cómo se relacionan lo fantástico y lo real en nuestro día a día en la capital porteña?

- Lo fantástico y lo real en Valparaíso conviven como el protón y el electrón al interior del átomo. Opuestos y complementarios. Como no tuvo una fundación oficial, Valparaíso es una ciudad hecha de imaginación pura y, como todo fenómeno de esta naturaleza, puede desaparecer sin dejar huellas.

Valparaíso es como una película proyectada desde el otro lado del Universo.

- ¿Y qué podrán aprender sus talleristas?

- (Que) en nuestra propia vida cotidiana podemos crear mundos distantes e infinitos, mundos maravillosos, solamente desplazando en forma mínima la atención desde lo temporal hasta lo intemporal, desde lo personal hasta lo impersonal. Somos demiurgos de imaginación desbordada y capacidad de creación infinita, pero la educación nos convierte en esclavos de los condicionamientos sociales y en enanos intelectuales.