Daño en Santuario de la Naturaleza
A la lesión ecológica se suma la amenaza para viviendas, colegios y actividades industriales.
Un intenso siniestro forestal nuevamente ha causado grave daño ecológico, afectando a un importante Santuario de la Naturaleza situado en los cerros del sector sur de Viña del Mar.
El siniestro, producido el miércoles pasado, consumió el 35 por ciento del área protegida de 328 hectáreas del sector de El Salto, afectando en especial a 500 ejemplares de palmas chilenas de gran valor dentro de la flora nacional, dado que se trata de especies de zona tropicales o calurosas que difícilmente subsisten en esta latitud del continente. Son, además, de gran antigüedad.
Al daño ecológico se debe sumar la amenaza que el siniestro significó para viviendas, colegios y actividades industriales. En otras oportunidades se han sumado graves daños humanos, hasta con pérdidas de vidas, y materiales, en especial viviendas.
La experiencia de las autoridades forestales y policiales indica que claramente este tipo de siniestro tiene su origen en la intervención humana, que puede ir desde el descuido hasta la intencionalidad. Las pruebas por lo general existen, pero es muy difícil llegar a los autores o a los responsables involuntarios de estos hechos, con lo cual la posibilidad de sanción se diluye.
Frente a esta realidad cabe una permanente atención a esos sectores, tanto con vigilancia como con acciones de limpieza que permitan erradicar materiales que faciliten la extensión del fuego inicial. Es importante, además, insistir en una constante pedagogía social, en la responsabilidad colectiva que existe en la prevención de estos recurrentes siniestros que afectan el entorno, bienes preciados como la vivienda y la calidad de vida en particular de toda la población, más allá de los límites de los lugares donde estos hechos se producen. No se debe olvidar tampoco la creciente desertificación que acompaña a la desaparición de las especies vegetales.
En lo particular la tarea del momento es considerar la recuperación de los ejemplares dañados, lo cual significa trabajo especializado y costos que es necesario asumir dado que se trata de valores naturales que imperativamente se deben preservar.