El consumo compulsivo de sustancias químicas
Adicción. Cerca de un 20 por ciento de las personas que se exponen a una droga y la consumen cumplen con los criterios de adicción.
Ni el riesgo de padecer un cáncer, ni generar un daño crónico al hígado o padecer una disfunción eréctil, son disuasivos capaces de detener una conducta autodestructiva, que deviene del consumo compulsivo de una persona adicta. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido la adicción como una de las enfermedades más graves que puede padecer un ser humano, y la ha definido como "una poderosa fuerza destructiva que ataca al ser humano y a su familia".
El origen de la adicción es multifactorial, involucra factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales o ambientales. Lo que empieza como una experimentación agradable de las sustancias psicoactivas, con el tiempo da paso una enfermedad progresiva, que termina siendo una pesadilla, un verdadero infierno para el adicto, quien termina consumiendo de forma compulsiva a pesar de los efectos adversos que este consumo produce.
La sustancia química puede ser de origen natural o sintético, y al ser consumida ejerce un efecto directo sobre el sistema nervioso central, ocasionando cambios específicos en sus funciones. El cerebro sufre un daño a largo plazo, que afecta la conducta. En algunos casos estos daños son irreversibles.
Se habla de dependencia cuando el consumidor cuando cumple al menos tres de cuatro requisitos: utiliza la sustancia con fines recreacionales, no terapéuticos; la sustancia provoca cambios sobre las funciones normales del cerebro; el consumidor cae en la reincidencia y genera síndrome de abstinencia al dejar de consumirla.
Tipos
Las sustancias que pueden generar dependencia física o psicológica son: el alcohol (destilados, fermentados); los alucinógenos (LSD, fenciclidina, mescalina, psilocibina, ácidos); psicodepresores (benzodiazepinas, barbitúricos); psicoestimulantes (cocaína, anfetamina, tabaco, cafeína, nicotina); opiáceos (opio, heroína, morfina, codeína); cannabinoides (marihuana, hachis), y volátiles (disolventes, lacas, pinturas, pegamentos).
De acuerdo a los últimos estudios realizados en el país, el porcentaje de chilenos que consume marihuana subió de 4,6 por ciento en 2010 a 7,1 por ciento en 2012, un incremento considerado estadísticamente significativo según el Estudio Nacional de Drogas 2012 realizado por Senda.
El cerebro funciona mal
Tal como lo define el experto en adicciones, químico farmacéutico y doctor en Farmacología Ramón Sotomayor, investigador del Instituto de Fisiología de la Universidad de Valparaíso, la adicción provoca un daño en el cerebro que lo hace funcionar mal. "La persona adicta a pesar de estar enferma, por ejemplo con daño hepático, de todas maneras no deja de consumir alcohol. La misma conducta tiene un adicto a la nicotina, que con cáncer a los pulmones continúa fumando. A esa conducta la llamamos consumo compulsivo", explica.
Son varios los factores que determinan una adicción, agrega el doctor Sotomayor. Uno de ellos es el tipo de droga. "Cuando hablamos de drogas duras o blandas, principalmente estamos hablando del potencial adictivo que tienen en el cerebro. La heroína al primer consumo produce dependencia psicológica, que puede llevar a la adicción. La nicotina, por su parte, también es altamente adictiva, junto al alcohol, en especial en jóvenes".
En el caso de la heroína, puntualiza el doctor Ramón Sotomayor, "es muy potente y dura poco en el cuerpo; por esta razón las personas la consumen en forma reiterada, algunas hasta cuatro veces en el día. La metanfetamina es otra droga que genera alta dependencia y los daños que causa son a largo plazo; su desintoxicación se puede observar recién a los 24 meses de abstinencia, y el paciente tiene varias recaídas en el proceso".
Patrón social
Los adictos cambian todos los recompensantes naturales y sociales por el placer que les da la droga. Esto explica el cambio en su patrón de comportamiento social, dado que el consumo de la droga les provoca una sensación mucho más satisfactoria que la que podrían experimentar sin ella. Los recompensantes naturales o sociales que se producen en una persona no adicta son por ejemplo el recibir un sueldo a fin de mes por el trabajo realizado, disfrutar de una comida deliciosa o tener sexo con la persona amada. En el adicto estos recompensantes naturales no producen los niveles normales de placer, por lo tanto cambian la fuente de placer por la droga. Por esta razón se aíslan de sus seres queridos, tienen quiebres sentimentales o pierden la motivación por el trabajo, entre otras consecuencias. "En otras palabras, la droga le genera una mayor actividad cerebral que un recompensante o una fuente natural. Esto evidencia que estas personas tienen cambiado el "switch" en el cerebro", señala Sotomayor.
Esta comprobado que la adicción es una enfermedad crónica y de largo plazo. Producto del daño se observan cambios físicos en el sistema nervioso central. Si bien por su plasticidad el cerebro se regenera, lamentablemente nunca llega a ser el de antes ni alcanza un nivel de una persona no adicta.
Recomendaciones
El doctor Sotomayor aconseja a los padres retardar el acceso a las drogas, tanto legales como ilícitas, lo más posible. "Traten que sus hijos no prueben las drogas como el alcohol y nicotina antes de los 18 años, porque está científicamente comprobado que previo a esa edad el cerebro está inmaduro y aún en formación. Si los chicos comienzan a consumir las drogas precozmente tienen una mayor probabilidad de ser adictos. Hay estudios que demuestran que si una persona comenzó a consumir a los trece años la probabilidad de desarrollar una adicción es muy alta. En cambio si lo hace después de los 20 años, esa misma probabilidad baja abruptamente".
"El porcentaje de chilenos que consume marihuana subió de 4,6 por ciento en 2010 a 7,1 por ciento en 2012, un incremento considerado estadísticamente significativo según el Estudio Nacional de Drogas 2012 realizado por Senda".