"Ahora definitivamente nos vamos. Tomamos una decisión como familia y resolvimos dejar el cerro La Cruz", dijo en forma categórica María José Puelles, domiciliada en El Vergel N° 750, habitante de una de las casas construidas tras el incendio del 14 de enero del 2008 y que no fue alcanzada por el fuego el sábado último.
"Fue una película de terror". Así recordó la afectada lo vivido el sábado en la tarde, desde que llegó a su domicilio y comenzó a tratar de buscar un lugar seguro.
María José se encontraba en su trabajo en el Hospital cuando recibió un mensaje de su sobrino, que le avisó sobre el incendio. "Estaba lejos, pero había viento. Tuve una corazonada, así es que pedí permiso y me vine a la casa. Cuando llegué las llamas ya estaban encima".
Rápidamente sacaron las cosas de mayor valor, entre ellas el televisor, la ropa y los documentos que dejaron en casa de una vecina, mientras que sus cuñados sacaron los muebles y los dejaron en la casa de una tía. El incendio avanzó sin control quemando la casa de la vecina y de la tía, por lo que finalmente la familia de María José Puelles no perdió la casa, pero sí todos los muebles y elementos de valor.
"Uno queda con un shock emocional. Incluso queremos irnos de aquí lo más pronto posible", confesó, a pesar de los 25 años que lleva residiendo en el sector.
"Todo fue una odisea. Bajar al plan fue muy complicado. Primero nos fuimos al otro cerro; luego tuvimos que pasar a otro y el fuego saltaba de un lado para otro. Llevamos lo mejor que teníamos a la casa de una tía. Pensamos que ahí estabamos seguros. Finalmente el otro cerro también se quemó".
"Nosotros llegamos abajo en el auto, hubo gente que dejó los autos para poder arrancar. Es terrible recordar nuevamente, no tengo ganas de nada, estoy con licencia, estoy mal", recordó.
Consultada si segurán viviendo en El Vergel, María José fue categórica: "Ahora definitivamente nos vamos. Tomamos una decisión como familia y nos vamos. Mi mamá es minusválida y tenerla aquí es arriesgarse".
Respecto de la postura de las autoridades de gobierno de reconstruir en los mismos lugares por el arraigo de las familias, sostuvo que en "el primer incendio sí; hoy, no".
"Tras el primer incendio mi papá tomó la decisión de quedarse, porque estaban sus hermanos y se había criado aquí; ahora no. La decisión es vender esto e irnos. No sé si a otro lugar de Valparaíso, porque ya no queremos nada. Mis tíos no quieren recibir beneficios, porque están tan shockeados con lo sucedido, no quieren nada".
fotos y remedios
Jonathan Rojas, de 20 años, trabajaba ayer sacando escombros desde la casa de su abuela, Eliana Gutiérrez, quien por segunda vez perdió su vivienda.
"Es fome perder todo de nuevo. Ya lo perdimos el 2008. Yo tenía 14 años y estaba acá cuando fue el incendio. Nos pusimos de pie ese día y nos vamos a poner de pie dos, tres o cuatro veces más", dice con optimismo.
"El sábado a mí me llamaron a la pega. Me vine lo más rápido que pude y a sacar cosas como documentos y remedios de mi abuela. Ya teníamos la experiencia del incendio anterior. En esa ocasión mi abuela perdió la escritura y todos los documentos, así es que con mi hermano abrimos una maleta y echamos sus fotos que ella apreciaba mucho de mi papá y tíos que ya murieron".
"Como yo vivía con ella y ella tenía un lugar específico con sus remedios y fotos fue más fácil sacar y recuperar todo eso", destacó.
Después del incendio del año 2008 se demoraron casi dos años en entregar las casas. Mi abuela incluso se vino a vivir antes de la entrega oficial. Ella tenía su casa muy bonita porque era la casa piloto de esa oportunidad. Fue la que mejor construyeron", contó Jonathan Rojas.
"me iría de este lugar"
El sábado Tomasa Soto perdió su casa, la misma que el 2008 se salvó del fuego. Una situación distinta vivió su hija Ruth, quien hace 6 años perdió su vivienda y ahora no fue alcanzada por el fuego.
Ruth reconoció que si su casa se hubiese quemado el sábado, "no me habría gustado seguir viviendo acá. Ese día dije: si mi casa está quemada, me opongo a que me hagan algo nuevamente acá". Su madre en cambio, no quiere abandonar el Cerro por sus conocidos.
"Uno queda con un shock emocional. Incuso queremos irnos de aquí lo más pronto posible. Fue una película de terror"
María José Puelle
vecina de El Vergel
"no me habría gustado seguir viviendo acá. Ese día dije: si mi casa está quemada, me opongo a que me hagan algo acá"
Ruth Nauduan
Vecina Cerro La Cruz
"Yo soy nacida y criada en este cerro. A pesar de que se quemó mi casa, no me quiero ir de este barrio. Acá tengo mis vínculos"
Tomasa Soto
Vecina de Cerro La Cruz