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"Hay muchos parlamentarios que todavía no entienden que la manera de hacer política cambió"

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Gabriel Boric decidió vivir en Valparaíso. Arrendó una casita en el cerro Yungay y a veces se va caminando al Congreso. Ahí aprovecha de sorprenderse con el laberinto porteño. También decidió no usar corbata, lo que le trajo más de una crítica conservadora; le parece un tema irrelevante. Y es que su origen magallánico lo delata. "Mi región y mi gente magallánica han sido determinantes en mi formación. Allá comenzaron mis primeras inquietudes políticas, allá descubrí el aprecio por la naturaleza, allá nació mi admiración por la gente que se rompe el lomo para darle una mejor vida a su familia", resume el ex presidente de la Fech.

-¿Te marca el carácter?

-Es que los magallánicos somos gente muy particular. Somos herederos de una tradición de valentía y esfuerzo, de enfrentarse a las adversidades de todo tipo. El carácter de ciudad puerto también nos marca, al igual que a Valparaíso. Acuérdate que a principios del siglo pasado, Valparaíso y Punta Arenas eran centros neurálgicos del tránsito marítimo. Además hay una historia importante de luchas sociales -de la que me siento parte- especialmente ligada a los movimientos obreros y sindicales.

-¿Pensaste alguna vez que ibas a ser diputado?

-Creo que nunca lo visualicé así, con tanta claridad. Pero siempre supe que quería dedicarme a la política, es lo que me apasiona.

-A más de un mes de asumir ¿qué te parece el trabajo legislativo?

-Me he dado cuenta que en el Congreso se trabaja mucho. Las jornadas son muy intensas, hay poco tiempo para sentarse con calma y respirar, reflexionar sobre lo que ha pasado. Me ha sorprendido, eso sí, que en las sesiones de sala, en el hemiciclo, ¡nadie se escucha! El lugar que debería ser, por excelencia, el sitio donde nos sentamos a debatir, parece una sala de clases desordenada en que nadie pesca a nadie.

-Y ¿qué destacas y qué críticas?

-Destaco la buena disposición de los funcionarios en el Congreso para ayudar y encontrar soluciones a los problemas con los que llegamos. Nosotros somos nuevos acá, y nos toca mucho estar preguntando una y otra vez por procedimientos o trámites. En ese sentido, la gente acá nos ha tenido paciencia y buena onda. Eso se agradece. Mi principal crítica tiene que ver con lo que decía antes. Veo muy poca disposición al diálogo en las sesiones de sala. Los acuerdos y las conversaciones, finalmente, suceden en otro lado: en las bancadas, en los partidos, en los ministerios, en las oficinas de los lobbystas. Para un diputado independiente, es impresentable que así sea y daña profundamente nuestra democracia.

-¿No sientes un peso mayor que tus pares por el hecho de ser exdirigente estudiantil? ¿Te sientes observado por los ahora dirigentes?

-La gente en la calle me saluda y me dice que confía en nosotros y que nos apoya. Eso, además de ser súper gratificante, te hace muy presente la enorme responsabilidad que viene con este tipo de cargos. Las personas se están dando cuenta -y se les había olvidado- que son capaces de cambiar el estado de las cosas, que no hay por qué conformarse con las condiciones inhumanas que hoy determinan la estructura social. En la medida en que esa convicción se transforme en acción y organización social (y no que dependa de la buena voluntad de un diputado) los cambios van a venir sí o sí.

la bancada

-Cómo te relacionas con la llamada "bancada estudiantil"… aparte del proyecto de dietas parlamentarias ¿están pensando en otro proyecto que involucre directamente el trabajo legislativo?

-Tenemos una muy buena relación con Giorgo, la Camila y Karol. Entendemos que no pertenecemos al mismo grupo político, pero sentimos que compartimos una visión sobre el Chile que queremos. Estamos estudiando varias cosas en lo legislativo, no necesariamente para presentar otro proyecto en conjunto, pero sí para pedirnos la opinión entre nosotros.

-Pero ¿hay más afinidad con Giorgio Jackson o con Camila Vallejo?

-No tiene sentido entrar en la competencia de "a quién quieres más". Nuestro trabajo social y parlamentario no tiene que ver con que nos caemos bien, sino con que defendemos las mismas causas.

-En la última Adimark mejoró la imagen del Parlamento y es justamente atribuible a los nuevos rostros. ¿Le tienes fe a esta Cámara ?

-Creo que el Congreso es un espacio privilegiado para impulsar los cambios que Chile demanda desde hace rato. Ahora, estos cambios tienen que ser concebidos y alimentados por los movimientos sociales, por las organizaciones vecinales, por los sindicatos, por las federaciones estudiantiles. La Cámara tiene que entenderlo así y facilitar estos procesos. Creo que hay muchos parlamentarios que aún no entienden que la manera de hacer política cambió.

-Te imaginabas, por ejemplo, que ibas a ser cuestionado por la forma de vestir.

-No, me decepcionó mucho lo irrelevante del debate y me parece que no hay que darle más cuerda al tema.

-Tras el megaincendio de Valparaíso se cuestionó inicialmente al Parlamento por no facilitar espacios.

-Hay una desconexión brutal entre la realidad de los representantes (los diputados) y los representados (la ciudadanía). Ese fue uno de los temas que queríamos plantear con el proyecto para rebajar la dieta parlamentaria. Ése es uno de los motivos por los que la gente se siente ajena a la política. Creemos que los parlamentarios tenemos que hacer un esfuerzo por acercarnos a la gente, en todo sentido.

-A propósito del proyecto para rebajar la dieta parlamentaria ¿tiene destino?

-Con Giorgio nos sorprendió la buena acogida que tuvo entre varios parlamentarios de la Nueva Mayoría. Hay, por supuesto, también un grupo de parlamentarios que adoptó una actitud de defensa corporativa, incluso se nos acusó de "desleales". Felizmente, mi lealtad no está con los demás parlamentarios, sino con los magallánicos y magallánicas que están dispuestos a dar la pelea por un país más justo. Nuestra meta ahora es que el proyecto se vea en sala, para que los chilenos sepan cómo votó su representante.

en mi ciudad...

-¿Qué relación has tenido con la ciudad? ¿Qué te parece el actual estado del Patrimonio de la Humanidad?

-Todavía estoy conociendo Valparaíso. Yo tomé la decisión de venirme a vivir acá, estoy arrendando una casita en el cerro Yungay, y me encanta la ciudad. Lamentablemente no he tenido mucho tiempo para recorrer los cerros, pero cada vez que ando con tiempo, me voy camino de mi casa al Congreso y muchas veces me he quedado congelado en la mitad de la calle mirando esos edificios preciosos que se aparecen en cada esquina. Con el incendio espantoso de los últimos días ha quedado en evidencia que el nivel de protección de Valparaíso no está a la altura de una ciudad Patrimonio de la Humanidad.

-¿Tienes alguna evaluación de cómo lo han hecho las autoridades en Valparaíso, considerando que el actual presidente de la Cámara fue alcalde?¿Puedes hacer un paralelo con Punta Arenas, por ejemplo?

-No estoy informado en profundidad sobre la gestión del alcalde acá en Valparaíso como para opinar, pero con Aldo Cornejo tuve una reunión hace poco y noté en él una preocupación muy grande por su ciudad. Me dio una buena impresión. Lo que sí te puedo decir, es que en Punta Arenas, las autoridades del municipio se han ido deslegitimando mucho con el tiempo.

-El Parlamento en Valparaíso ¿es un aporte?

-Me parece que no cumple con el objetivo que se propuso: ayudar a la descentralización del país. Finalmente lo que pasa es que el grueso de los parlamentarios igual viaja desde Santiago (donde están las sedes de sus partidos) a Valparaíso todas las semanas. Si el esfuerzo por descentralizar el país se queda solo en la construcción de los edificios, vamos mal. El tema es mucho más profundo que poner un edificio en una región, hay un asunto cultural muy arraigado.

-¿Qué te parece la reforma tributaria? ¿Es suficiente?

-Yo apoyo la idea de hacer una reforma tributaria. Es necesario y estamos en condiciones de llevarla a cabo. Ahora, tengo varias discrepancias con la reforma que presentó el gobierno. Creo, eso sí, que vale la pena detenerse un momento antes de entrar en tecnicismos y abordar el asunto de fondo. Esta reforma no se trata de siglas extrañas ni de cifras complicadas. Es mucho más simple. Ésta es una discusión sobre cómo financiamos al Estado, o sea cómo financiamos eso que es de todos nosotros. Es un debate sobre qué es lo justo.

"Con el incendio espantoso de los últimos días quedó en evidencia que el nivel de protección de Valparaíso no está a la altura de una ciudad Patrimonio de la Humanidad".

"En las sesiones

de sala, en el hemiciclo, ¡nadie

se escucha!

El lugar que debería ser, por excelencia,

el sitio donde nos sentamos a debatir, parece una sala

de clases desordenada,

en que nadie

pesca a nadie".