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Alejandro Martínez: "Yo llevé a Bielsa a lugares que después del incendio ya no existen"

valparaíso. La sorpresiva aparición del extécnico de la Selección Nacional en un concierto de ayuda a los damnificados porteños en Buenos Aires es explicada por su amigo, un marino jubilado del cerro Los Placeres.
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Llegó caminando como uno más a la calle Tagle, donde comenzaban a sonar las guitarras eléctricas del festival solidario "Argentina abraza a Chile". Conversó con algunos de los organizadores del evento, que buscaba reunir ayuda para los damnificados por el gigantesco incendio de Valparaíso. También charló un momento con "Zeta" Bosio, una de las estrellas que subió al escenario instalado fuera de la embajada chilena en Buenos Aires.

Marcelo Bielsa mostraba el sábado una faceta poco conocida, o quizás poco difundida, rodeado de jóvenes apoyando una causa.

En Valparaíso, a pocos cerros de distancia de la catástrofe porteña, un suboficial jubilado de la Armada cree entender un poco las razones del "Loco" para asistir al concierto.

Alejandro Martínez cuenta desde su casa en el cerro Los Placeres que el extécnico de la Selección Nacional es un enamorado del Puerto. Y hace cuatro años lo llevó a conocer el sector de la ciudad que hoy es solo cenizas.

"Yo conocí a Bielsa en una visita muy privada que realizó al club deportivo Los Placeres, donde mi hermano era dirigente", recuerda el porteño, quien fue un conocido futbolista amateur e integró los equipos juveniles de Santiago Wanderers con ilustres como Paco Molina y Guillermo Díaz.

Unos amigos del DT que su hermano conoció en un viaje a Cuba, le enviaron un regalo al rosarino. Entregarle el presente fue la excusa para que el argentino llegara hasta Valparaíso y conociera la sede de la institución placerina.

Ese 10 de febrero de 2010 transportó en su auto al entrenador de la Roja durante toda la jornada. Fue el día en que se hicieron amigos.

SEGUNDA VISITA

Un mes y medio más tarde, Martínez recibió una llamada telefónica. Un señor con acento argentino, que se identificó como Luis Bonini, le dice que Marcelo Bielsa desea hablarle. El adiestrador lo saludó y le solicitó un favor: que lo acompañara al partido que esa tarde disputarían Santiago Wanderers y Universidad Católica en Playa Ancha.

A las cuatro de la tarde del 27 de marzo de 2010 se encontraron en la Ruta 68, a la altura de Placilla. El extécnico de la selección Albiceleste venía con su esposa, Laura Bracalenti. El jubilado porteño los guió hasta el hotel Ultramar del cerro Cárcel y luego de instalarlos llevó al argentino a recorrer algunos sectores de la ciudad antes del partido.

Al día siguiente, San Luis jugaba de local en Valparaíso con Colo Colo y el "Loco" quería asistir. "Me pidió que lo fuera a buscar por la mañana y llegué cuando tomaban desayuno. Se subieron a mi auto y empezamos a recorrer. Los llevé al cerro Las Cañas, subí por donde está la Escuela de Medicina, por ahí por el Litre, porque su señora quería conocer la ciudad. Llegamos hasta la caseta de arriba del ascensor Las Cañas, que estaba abandonada. Paramos y le dije "ya Marcelo, bájese porque quiero que vea esta imagen de mi ciudad". Se bajaron y estuvimos un buen rato mirando todas esas quebradas. Después, cuando empezó a llegar gente, seguimos por el Camino Cintura, pasando por El Litre, La Cruz y Monjas. Después llegamos a Florida, bajamos por la casa de Pablo Neruda y luego por Ferrari hasta la plaza Victoria", relata el placerino, quien todavía no entiende bien porqué tuvo tan buena conexión con el entrenador. "Quizás sea porque soy un tipo simpático", dispara y lanza una risotada. Cuando le preguntaban por su amistad, el exmarino decía con gracia que "tengo a Marcelo Bielsa de chofer".

Martínez revela que al técnico le gustaban mucho las casas antiguas, las puertas raras, "me gustaría llevarme una puerta, me decía". Según el jubilado, muchas veces el matrimonio le comentó que les encantaría comprar una casa en Valparaíso. "Yo le decía, "pero usted podría comprarse algo en la plaza Victoria, en el plan", y me respondía que no, que le gustaba del cerro hacia arriba", recuerda y con voz apenada reflexiona: "Es posible que todos esos lugares por donde llevé a pasear a Marcelo ya no existan después del incendio".