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Exposición mostrará los últimos y marginales días de Ximena Rivera

arte. La muestra fotográfica busca reivindicar la brillante pero sufrida vida de la poetisa porteña.
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Fue tan fuerte la conexión que sintió Raúl Goycoolea al leer "Delirios" que no dudó en buscar a su autora. De ahí comenzó el viaje.

"El último viaje de Ximena Rivera", se titula la exposición fotográfica que muestra la marginal vida de esta poetisa considerada por los expertos como uno de los referentes en su género y que el fotógrafo, casi como si el destino lo hubiera buscado, logró retratar pocos meses antes de que ella muriera.

"La conocí porque un amigo me prestó su libro y me encantó lo que leí. Me di cuenta de que no eran tonteras sino que había algo muy profundo en ella", comenta Goycoolea a pocos días de inaugurar la primera parte de su exposición el sábado 10 de mayo (hasta el 30) en "La Sebastiana".

"Decidí que debía viajar a verla, en ese tiempo vivía en Santiago (hoy radicado en Valparaíso) y me intrigó que fuera esquizofrénica y escribiera cosas tan lúcidas. "Yo pensé que era la muerte y venías a buscar a Pepe", me dijo cuando me vio", dice el fotógrafo que en agosto de 2012, en su primera visita, vestía de negro.

"Es que yo entré a la pieza del cité en el que ella vivía justo cuando ella había ido a comprar y estaba la puerta abierta con su marido moribundo acostado", agrega del encuentro que tuvieron en los alrededores de la plaza Echaurren en el Barrio Puerto.

Dice que ahí la amistad comenzó, que incluso era tan profunda al hablar que salía agotado y que nunca se dejó fotografiar.

"A veces estaba oscura, otros días muy alegre y cambiaba de ánimo y me echaba".

A los pocos meses, el marido de Ximena Rivera, "Pepe", murió y según Goycoolea ese fue el momento en que ella se perdió.

"Ella vivía en una marginalidad cultural y social por su enfermedad y la pobreza, pero a pesar de eso era muy ordenada, la casa estaba impecable, daba muy buenos consejos. Pero cuando Pepe murió, le perdí el rastro, lo último que supe era que vivía en un asilo en Quilpué y después la encontré, pero en marzo del año pasado murió", lamenta el expositor.

objetos que hablan

Según añade Goycoolea, para esta artista los objetos le hablaban y estaban llenos de simbolísmos. De hecho cada vez que él llegaba a su casa, todo estaba reubicado.

Es justamente eso lo que él buscó retratar, pues todo lo que rodeaba a esta mujer que murió a los 55 años tenía algo que decir. ""Sé que cuando muera Pepe voy a tener que armar las maletas e irme" me dijo una vez. Y justo debajo de la mesa ya estaban hechas sus maletas", recuerda.

"Cada foto es un pequeño viaje. Ximena no era capaz de expresar verbalmente lo que quería decir, pero siento que lo hizo a través de sus objetos", indica el fotógrafo que gracias a un Fondo Nacional de Arte (Fondart) expondrá también en la SIB de la Universidad de Playa Ancha durante el mes de junio y luego en la Sala de Dirección de Desarrollo Cultural de Valparaíso, todas con entrada gratuita ( www. elultimoviajedeximenarivera.com).

"Pareciera que hubiera una maldición con estos artistas. Era tan inteligente y lúcida pero nunca brilló, en cambio otros que son mediocres se lo llevan todo", critica Raúl Goycoolea quien explica que la idea inicial era ganarse este fondo y darle el dinero a ella, pero fueron rechazados el 2012 y posteriormente cuando Rivera falleció, fueron los amigos de ella quienes insistieron en que era momento de reivindicar que pese a ser "una chica de Viña", murió por los embates de una sufrida y vida.