Lectura con desapego
Mucho se puede encontrar escrito acerca de esta palabra. Si usted ingresa a las impresionantes bases de información, a través de los medios actuales como internet, se encontrará con una variada gama de aproximaciones, de autores, de sentimientos personales, de grupos de análisis acerca del desapego. Mi pretensión es mucho más sencilla, de trata solo de imaginar cómo podemos enfrentarnos a una palabra dicha o escrita en algún medio, sin involucrarnos "con locura irracional" a los significados que se acomodan a nuestro ser en ese contexto y día concreto. Por tanto, no asumo que desapego significa indiferencia o fría lejanía, sino que prudente mirada que aligera la mirada de los silenciosos prejuicios que se encuentran escondidos en algún lugar de mi persona.
Puede ser imprudente pedirnos tal ejercicio, casi como si no fuésemos humanos? Por el contrario, el ser personas dignas nos obliga a hacer miradas comprometidas, pero "desapegadas", reflexivas, que buscan más perspectivas, antes de atacar con bondadosa, noble y pura ceguera ante el torero que mueve la palabra. Un ejemplo simple y exagerado, tal vez equivocado de mi parte: en estos días se ha informado acerca de la existencia de "excesos de cotizaciones" en el sistema de salud privado, que deben ser devueltos a los cotizantes de conformidad con la ley. Se trata de un monto interesante, del orden de $50.000 promedio por persona; no de ese monto para cada persona. Lo natural es que esta información no merezca mayor análisis pues se trata de algo ya establecido por la ley, sobre lo cual hay historia y donde el concepto "exceso" tiene un preciso significado. La mirada desapegada no se confunde con este hecho. Sin embargo, la carga de la palabra "exceso", descontextualizada, puede tener efectos emocionales que tuerzan la mirada.
Este ejercicio que puede parecer pueril, de tener sentido mi mirada, adquiere relevancia en todo el debate público que nuestra sociedad enfrenta y debe asumir en la construcción del futuro. La generalización, el simplismo, la apropiación de la bondad y la buena intención solo para uno mismo, pueden ser base de lecturas "apegadas" a la mochila de prejuicios que cargamos. Incluso, hasta puede servir para cuidar textos legales en que una palabra técnica debe ser evitada por el peso de la historia que la acompaña. Hay hoy ejemplos que usted puede descubrir y que están presentes ante sus ojos. Los tiempos que nos toca vivir merecen dedicar lo mejor de nosotros para que el legado y el juicio futuro nos sean propicios.