¡Hazte parte, como si fuera el primer día!
Hace 70 años el contexto social chileno era diametralmente distinto al actual. En aquel entonces, más de dos tercios de nuestra población vivía con bajos ingresos, condiciones de hacinamiento, mal alimentados y sin servicios higiénicos, generándose diversos focos de pobreza y exclusión.
Lo desgarrador de este contexto -junto al dolor de los millones de chilenos que diariamente sufrían los embates de la pobreza- motivó a que un día el sacerdote jesuita Alberto Hurtado se desafiara en crear un sitio para que los más frágiles de nuestra sociedad recibieran una mano de amor y fraternidad donde cobijarse, fundando así el Hogar de Cristo en el año 1944 y ayudando a paliar esta problemática a lo largo de la historia.
Si bien es cierto que es gracias al trabajo de diversas instituciones, al desarrollo de nuevas políticas públicas, al Estado y a la solidaridad de miles de chilenos que la pobreza en nuestro país hoy no se presenta de una manera tan cruda como hace siete décadas y sus niveles han disminuido, para los chilenos la deuda con quienes viven en situación de pobreza persiste. No podemos olvidar que solo en nuestra Región aún contamos con más de 300 mil personas que viven esta dura realidad, la que impide el pleno reconocimiento de su dignidad y derechos, y limita sus posibilidades para una vida mejor
La pobreza que experimentan diariamente estos hermanos nuestros, que según datos de la encuesta Casen 2011 son casi dos millones y medio de personas en todo Chile, hoy ya no está determinada solo por la necesidad de un techo, pan y abrigo, sino que depende de factores multidimensionales que la han complejizado. Es imperativo que como sociedad desarrollemos nuevos enfoques para abordarla, que contemplen la promoción de sus derechos y de sus oportunidades, en igualdad de condiciones con las demás personas.
Porque los pobres no pueden esperar, es que este año la Campaña de Socios del Hogar de Cristo nos propone seguir trabajando juntos y sumarnos igual como el primer día y tal como lo soñó San Alberto Hurtado, para trabajar por un país con más respeto, justicia y solidaridad.
'…A medida que aparezcan las necesidades y dolores de los pobres, que el Hogar de Cristo, que es el conjunto anónimo de chilenos de corazón generoso, busquen cómo ayudarlos como se ayudaría al Maestro', anunció Alberto Hurtado en su Carta a los Amigos del Hogar de Cristo, 14 de agosto de 1952.