Han pasado más de tres semanas del día en que el destino de Valparaíso cambio para siempre. Es que las llamas que recorrieron los cerros fueron mucho más que una advertencia: se transformaron en un voraz llamado de atención que nos recuerda que más de algo hemos hecho mal como sociedad.

Familias desoladas que con el correr de los días levantaban escombros frente a una gigantesca masa de voluntarios comprometidos con una situación tan indignante como inexplicable. Pero tras una emergencia de grandes magnitudes, surgieron una serie de interrogantes respecto a las consecuencias de una tragedia como esta. Más de 3.000 viviendas destruidas y más de 13.000 personas damnificadas. Un saldo que, tras la emergencia, levanta la gran incógnita sobre la verdadera reconstrucción de Valparaíso.

Es vital partir por entender que la urgencia hoy nos obliga a entregar una solución de emergencia a las familias ante la inminente llegada del invierno. Pero ante lo anterior, es deber de las instituciones de Gobierno y la sociedad civil en conjunto, trabajar por abordar la contingencia para proyectar una solución definitiva en la Ciudad Puerto.

Frente a ello, es importante integrar a las familias afectadas en el proceso que nos permita repensar el territorio, esto tomando en cuenta dimensiones sociales, técnicas, políticas y territoriales. Respecto a lo mismo, el mundo académico y las organizaciones sociales tienen mucho que decir.

Si bien existe una enorme cantidad de familias de poblaciones damnificadas tras el incendio, más arriba de los cerros viven aquellos que por años han sigo postergados del desarrollo urbano. Es que las llamas volvieron a recordarnos la realidad que viven las familias de los campamentos y es esta la oportunidad para proyectar una solución definitiva en estos territorios.

No podemos quedarnos atrás y esperar que el olvido o el tiempo sepulten la oportunidad de repensar Valparaíso en su conjunto y tomando en cuenta a los damnificados como parte de la solución. Y con las familias que viven en terrenos irregulares, es urgente que el trabajo sea integral y coordinado, pues son estos los chilenos que lamentablemente han vivido por años en una emergencia permanente.

Como una posibilidad más cierta y concreta para estudiar las alternativas de extender el servicio ferroviario del Metro Regional hasta las comunas de Quillota y La Calera ha sido calificada la autorización del Ministerio de Desarrollo Social para que Metro Valparaíso encargue un estudio de prefactibilidad técnica del transporte de pasajeros hasta esos destinos.

Desde los inicios del actual metro regional, que entrega sus servicios solo hasta la ciudad de Limache, se ha estado postulando la necesidad de su extensión hacia aquellas comunas mencionadas, toda vez que con los servicios integrados que hoy se ofrecen y que consideran un transbordo a buses intercomunales, se ha registrado un sustantivo aumento en el movimiento de pasajeros.

El Ministerio de Desarrollo Social aprobó un presupuesto de 203 millones de pesos para realizar este estudio de prefactibilidad, que debe contemplar los costos definitivos de una reposición de dicho servicio, que consideran la rehabilitación de las antiguas estaciones, la instalación de una nueva vía férrea, la habilitación del tendido eléctrico y diversos otros trabajos de infraestructura y mejoras necesarias para la eficaz operación del sistema.

Este estudio, entonces, arrojará antecedentes más fundados para ir aproximándose a hacer realidad esta antigua aspiración de las autoridades y habitantes de dichas comunas, incluyendo otros centros urbanos cercanos, de contar con el servicio ferroviario que, de acuerdo a algunos estudios, acortaría el viaje en ocho minutos a Quillota y en 21 minutos a La Calera.

El beneficio no solo será para los habitantes de esos sectores, sino también para el público en general, que tenga necesidad de desplazarse en forma más rápida y segura hacia dicha zona. En virtud de un estudio ingresado por Metro Valparaíso al sistema de inversión social, el servicio integrado ha permitido aumentar el flujo de pasajeros en un 62,3% hacia Quillota y en un 204% hacia la Calera, en el periodo 2009-2013.

La posibilidad de extensión del servicio de Merval va en paralelo con otros proyectos de la empresa, que incluyen la puesta en servicio de ocho nuevos carros, que deberán llegar en el primer semestre del próximo año, lo que contribuirá a reducir los tiempos de espera en las horas punta de seis minutos a solo tres minutos, y a extender los horarios de funcionamiento en los días sábado. Cabe consignar que también se están efectuando trabajos de modernización en varias de las veinte estaciones de la red Puerto-Limache.