Nacida en Seúl bajo el nombre Hee-Sun Chung, su nombre fue cambiado por Liza cuando llegó por primera vez a Chile en 1979. Sin embargo, tras pasar un año en Corea, su familia volvió a radicarse definitivamente en Santiago, donde empezó a dar sus primeros pasos en el piano a una edad relativamente tarde para una instrumentista como ella: 9 años y medio.
Se quedó en el país hasta que salió de la Enseñanza Media, para luego ir a estudiar a Suiza con Edith Fischer, hija de la directora de la Escuela Moderna donde estudiaba Elena Waiss. Después pasó por EE.UU., hasta que finalmente regresó a Chile convertida en la elogiada pianista Liza Chung, quien se presenta este sábado (19.30 horas) en el Aula Magna de la Universidad Santa María, en el marco de la Temporada Artística 2014.
El concierto marca el regreso de la artista a este escenario, aunque las circunstancias son totalmente diferentes. La primera vez que estuvo en la casa de estudios porteña lo hizo en el marco de una presentación de la Sinfónica de Chile, mientras que en esta ocasión llega en calidad de solista. 'Estoy muy contenta de volver, la sala es espectacular, de las mejores de Chile, y el público es muy especial, muy cálido', aseguró.
La pianista, que actualmente se desempeña como docente en el Instituto de Música de la Pontificia Universidad Católica de Chile, eligió obras de Franz Schubert y Robert Schumann para interpretar en este paso por el Aula Magna. Y no escogió cualquier composición, ya que son dos de gran exigencia técnica: 'Sonata en La mayor' y 'Fantasía en Do mayor', respectivamente.
'Estas son obras cruciales y claves dentro del repertorio pianístico', sostiene, detallando que la obra de Schubert 'es una obra monumental, su larga duración implica un gran desafío de concentración. Al mismo tiempo, en cada movimiento tiene muchas secciones que reflejan múltiples emociones. Lo difícil de esta sonata es poder transmitir todas esas emociones'.
Respecto a la otra pieza explicó que 'tiene una connotación histórica muy grande, la historia romántica entre Robert y Clara Schumann. El compositor escribió la obra cuando el padre de ella, su profesor, se oponía a la relación, entonces tiene toda esa carga emotiva. Además, Schumann le dio esta obra a Franz Liszt, pero Liszt decía que no la tocaba en sus conciertos porque era muy difícil. En mi caso, tengo una afinidad especial con Schumann, la expresividad en sus composiciones me llama mucho la atención'.
Las entradas para el recital cuestan $7.000 general, $6.000 tercera edad y $5.000 estudiantes, y se pueden adquirir en los estudios de la Radio USM (Casa Central), Óptica Koch de Viña y Jardín Esmeralda en Valparaíso.
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