La peligrosa conducciónde los apestados

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Hay una temeridad en la conducción de los apestados al lazareto de Playa Ancha. La clase pobre no tiene recursos para pagar a hombres que los conduzcan en una silla. Y por eso se ve con frecuencia el conducir a los enfermos a hombros, con el grave peligro de contagio de enfermedades a su paso por las calles.