Argentina va por su tercer título mundial luego de vencer a Holanda
fútbol. Tras empatar sin goles, los trasandinos superaron a los europeos en los lanzamientos penales y el domingo enfrentarán a Alemania en la gran final.
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Fueron 120 minutos de juego parejo. Argentina y Holanda no se sacaban ventaja por la segunda semifinal del Mundial de Brasil, concluyendo el tiempo reglamentario y el alargue con un empate sin goles. Y hubo que llegar a los lanzamientos penales, en donde los trasandinos fueron más efectivos (4-2), instalándose después de 24 años en la gran final del certamen, donde volverán a verse las caras ante Alemania, tal como en México 1986 e Italia 1990.
El encuentro en Sao Paulo fue cerrado. Los planteamientos de Alejandro Sabella y Louis Van Gaal contemplaban marcar en zona y anular a las figuras rivales, al punto que ni Messi ni Robben pudieron sacar diferencias.
El partido fue de estrategia, intentando buscar el error del oponente, más que lo virtuoso del ataque.
La cautela se apoderó de ambos en todo momento. Como si lo ocurrido en Belo Horizonte con Brasil los atara a sus esquemas, esos de aguantar en su terreno. Demasiado egoísmo para un escenario que invocaba otra cosa.
En la cabeza de los técnicos no había lugar para otro marcador histórico.
El juego de estrategia planteado por ambos entrenadores no tenía ensayado lugar para el desequilibrio individual. En el primer tiempo, donde Argentina amenazó más, pero sin conectar nunca, hubo poco de Messi y casi nada de Robben, los hombres más importantes en la cancha. Ni hablar de Van Persie e Higuaín, los socios del gol de ambos atacantes.
Ninguno estaba dispuesto a arriesgar. Louis Van Gaal aplicaba el mismo antídoto que dispuso ante Chile, con sus volantes haciéndoles marca personal a sus pares argentinos. No había espacio para nadie. Los pelotazos abundaban de lado y lado. El maltrato a la pelota era evidente.
Dormido Messi, sin espacios Robben. La semifinal individual también quedaba igualada. Sus técnicos privilegiaron siempre el resguardo de su propio arco antes que el de enfrente, lo que conspiró contra sus posibilidades de brillar.
Demasiado respeto entre dos selecciones más preparadas para contragolpear y aprovechar un error del rival que para dominar el juego desde la posesión. No tenían armas para abrir la muralla defensiva del rival.
Poco brindaron en ocasiones de gol en los 90 minutos y menos lo hicieron en los 30 de alargue, donde las piernas se iban acabando y no se miraba con malos ojos cerrar en los penales.
Y a pesar de que llegaron los lanzamientos desde los 12 pasos, Van Gaal no apostó a la misma jugada que ante Costa Rica, esa de poner al portero Kurl cuando el partido terminaba, por lo que el encargado de tapar los disparos holandeses fue Cillesen.
En la tanda la figura fue el golero albiceleste, Sergio Romero. Atajó dos tiros y Argentina no falló. Maxi Rodríguez fue el último en anotar, el cuarto de Argentina y la clasificación a la final.
El domingo, un sudamericano y un europeo irán por la Copa del Mundo. Uno va por el tricampeonato Mundial, Argentina, y otro por el tetra, Alemania.