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Inicio de obras en muelle Vergara genera desconfianza

viña del mar. Tras varios retrasos la Cámara

emv

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El anuncio de la adjudicación de la licitación, que permitirá dar curso a las obras de recuperación del emblemático muelle Vergara de Viña del Mar, generó una serie de dudas. Esto luego que se conociera que los trabajos, que estarán a cargo de la empresa Besalco, comenzarán en septiembre de este año ante lo cual algunos representantes de la ciudadanía y el sector del turismo se mostraron desconfiados.

Debido a un grave deterioro en su estructura la clásica postal de la Ciudad Jardín debió ser clausurada hace seis años, período durante el cual ha enfrentado una serie de postergaciones.

'Se ha anunciado tantas veces, que a estas alturas cuesta creer que se iniciarán las obras, no nos ha llegado la notificación oficial, pero al parecer así será', aseveró el concejal de Viña del Mar, Víctor Andaur.

Declaración con la que concuerda el vicepresidente de la Cámara de Comercio y Turismo de Viña del Mar, Marco Angulo, quien además espera que se concreten algunas propuestas que permitan cuidar y mantener el inmueble histórico de la ciudad.

'Fui presidente de la Cámara hace tres años y estuve en una ceremonia donde se anunció el inicio de trabajos en el Muelle Vergara; ha pasado el tiempo y aún no se concreta nada. Esperamos que esta vez así sea', consignó.

Por su parte el diputado por Viña del Mar y Concón, Osvaldo Urrutia, aseguró que el retraso en el cronograma original, que contemplaba una licitación en diciembre de 2013 y el inicio de las obras para abril del presente año, se debió a la inversión millonaria que deberá hacer el Ministerio de Obras Públicas.

'Después del diagnóstico del estado de la infraestructura se solicitó un diseño de arquitectura valorizando en cinco mil millones de pesos la inversión necesaria, recursos que el expresidente Sebastián Piñera comprometió en el presupuesto de este año. Una gran inversión para el Estado, y una de las dificultades para dar inicio al proceso de recuperación', concluyó.

Tras 4 años cerrado, ascensor Espíritu Santo vuelve a operar

valparaíso. Vecinos y comerciantes del cerro Bellavista agradecen la medida, pues aseguran que su funcionamiento le ha devuelto la vida al barrio.

francisco farías

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Sin duda, para los porteños los ascensores son mucho más que un carro que sube y baja por los cerros, o un atractivo turístico clave de esta ciudad Patrimonio. De hecho es tal el protagonismo que estos funiculares tienen en sus vidas, que su cierre no solo implica el tener que subir largas escaleras o gastar gran parte del presupuesto en taxi, sino que el barrio parece realmente deprimirse cuando estos dejan de funcionar por largo tiempo.

Eso fue lo que ocurrió en el Cerro Bellavista de Valparaíso durante los últimos cuatro años mientras el ascensor Espíritu Santo estuvo en reparaciones: los vecinos, en su mayoría de la tercera edad, dejaron de salir al plan de la ciudad y se encerraron en sus casas; los turistas dejaron de transitar por el cerro para llegar al museo a Cielo Abierto y otros atractivos del sector, lo que derivó en que el polo gastronómico que había comenzado a surgir, vio como de un momento a otro, las ventas ya no eran las mismas.

Pero la buena noticia es que todo debería volver a la normalidad, y el entusiasmo de quienes rodean el ascensor que circula desde Aldunate hacia Rudolph es evidente. Y es que hace dos semanas que se reabrió, y aunque si bien está en marcha blanca y no opera de manera regular, sus beneficios ya son evidentes.

'Cuando llegamos y recién había cerrado el ascensor, un vecino que tenía restaurante nos contó que sus ingresos habían bajado en un 60% y ahora, desde que volvió a funcionar, nosotros ya hemos registrado un 45% más de venta, y proyectamos que seguirá siendo mejor', explicó Cristóbal Peña, chef ejecutivo del restaurante 'Confieso que he comido', ubicado justo a un costado del ascensor por calle Rudolph.

'Incluso ahora podemos explicar con mucha más facilidad a nuestros posibles clientes cómo llegar hasta acá y hemos estado realizando una campaña por las redes sociales difundiendo que pueden visitarnos subiendo por el ascensor', agregó.

Quienes sufrieron bastante con la clausura temporal, pero extensa del Espíritu Santo, fueron los más abuelos y que precisamente son mayoría en el barrio.

'En estos días lo he usado casi todos los días. Si por último ahora bajo a dar una vuelta o salgo a pasear, porque antes me tenía que encerrar en mi casa', comentó la señora María Antonieta Videla, quien vive en la calle Guimera hace más de 35 años.

Videla aseguró que dejaron 'a todos los taxistas con autos nuevos' debido a que cada viaje realizado por los colectivos que funcionan en el lugar alcanzaba los $1.700. 'Yo podía bajar con mucha suerte dos veces a la semana, porque para mí y la mayoría de mis vecinos, es muy difícil hacerlo a pie, y más encima ellos nos cobraban más caro. Ahora estoy feliz, es que se ha notado mucho el cambio', insistió, rescatando la reapertura del ascensor que actualmente funciona de manera gratuita y que habitualmente cada viaje alcanza los $100.

La relación de Juan Pablo Ramos, maquinista del funicular, es más allá de lo laboral, y es por eso que es uno de los más felices con su funcionamiento. 'Yo trabajé tres años acá hasta que se cerró. De ahí me tuve que ir a la construcción y fue algo terrible para mí. Esto era mi vida, mi papá trabajó 40 años en los ascensores de Valparaíso y él me enseñó a trabajar', contó emocionado.

'Ahora estoy feliz, y la gente dice que me echaba de menos y yo también a ellos', concluyó el maquinista del Espíritu Santo.